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Fidel, un personaje de leyenda

4 de diciembre de 2023

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Víctor Matos

Si ha existido un personaje en América Latina que haya acaparado el espectro político internacional desde la segunda mitad del siglo pasado hasta principios del presente, esa figura sin duda alguna ha sido el presidente cubano Fidel Castro Ruz, quien ingresó a la historia de esta parte del continente desde el 1° de enero de 1959 con sus “barbudos” que hicieron huir en estampida al dictador Fulgencio Batista y sus acólitos.

Este abogado y guerrillero que había nacido el 13 de agosto de 1926, revolucionario marxista, político y abogado, arropó la historia y hasta su muerte, a los 90 años de edad, luego de haber dirigido los destinos de la isla antillana por 50 años seguidos.

Logró derrocar a la corrupta dictadura de Batista mediante una guerra de guerrillas en Sierra Maestra, para convertir luego a su gobierno en un modelo socialista y comunista, marxista leninista, que aún impera sin que tras 64 años haya podido exhibir algún logro significativo en beneficio del modelo de sociedad que impuso desde entonces.

Fidel Castro se inició como revolucionario tras el asalto que llevó a cabo con un grupo de seguidores; fue indultado y escogió a México como su lugar de exilio, desde donde emprendió su lucha revolucionaria en 1956 hasta su entrada triunfal en La Habana tres años después, enfrentando una serie de vicisitudes que lo llevaron incluso a enfrentarse a los Estados Unidos, poner en vilo a la humanidad con la crisis de los misiles en 1962 y sortear en 1990 una severa crisis económica conocida como el Periodo Especial que fuera salvada por la Unión Soviética.

Renunció a su cargo y a todos los poderes en el 2008 y dejó como heredero de la revolución a su hermano Raúl.

El 23 de enero de 1959 viaja a Caracas, en donde había estado en 1948, para entrevistarse con el presidente Rómulo Betancourt y pedirle auxilio económico, cosa que no logró pero sin embargo la población le ayudó con el bolívar de la solidaridad para sostener la revolución emprendida.

Esta estrecha relación con el país se derrumbó en 1962 cuando a petición de Venezuela, la OEA dictaminó su expulsión del organismo por tratar de acabar con el gobierno democrático enviando grupos de guerrilleros a la zona de Falcón durante la insurrección del PCV y el MIR que buscaban la defenestración de Betancourt.

Pero años más tarde, Venezuela le abrió nuevamente las puertas, esta vez a mediados de la década de los 70 bajo la administración de Carlos Andrés Pérez, a cuya toma de posesión en 1989 acudió para agradecer el apoyo que le tuvo el dirigente adeco años atrás.

Luego, estrechó una amplia amistad con el presidente Hugo Chávez, que lo auxilió en momentos difíciles en la siempre tambaleante economía de su nación recibiendo el apoyo energético e intercambiando servicios como de los médicos del programa Barrio Adentro, profesores del deporte y de la seguridad interna, entre otras.

Entre sus fracasos, se encuentran el de 1962 con los misiles; 1970 con la zafra prometida de la caña de azúcar de los diez millones de toneladas anuales, el no haber logrado el crecimiento de su pueblo, que incluso lo llevó a decir al periodista Jeffrey Goldberg en agosto de 2010 que “el modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros”, declaración que más tarde señaló había sido tergiversada. Murió el 25 de noviembre de 2016.

Ernesto Che Guevara, el afiebrado agente de la revolución cubana.

El Che Guevara quiso incendiar la pradera

Ernesto Guevara, mejor conocido como “El Che”, murió asesinado en Bolivia cuando apenas cifraba los 39 años, sin haber cumplido su sueño de convertir a toda América en muchos Vietnam que lucharan contra el imperialismo yanqui.

Había nacido en la provincia de Rosario, Argentina el 14 de junio de 1928 y muerto en la zona de La Higuera el 9 de octubre de 1967, asesinado por militares bolivianos que lo ejecutaron a petición de la CIA.

Así terminó la existencia de uno de los más reconocidos y emblemáticos guerrilleros de la revolución cubana, médico, escritor, periodista, pero por sobre todo revolucionario, que tras el triunfo de Fidel en Cuba en donde fue ministro de Estado, se fue a luchar a Angola y luego a experimentar en el altiplano boliviano, en donde encontró la muerte.

Su carrera militar y política es de película. Su imagen luego se convirtió en símbolo de la juventud rebelde a nivel mundial, y sus memorias que dejó escritas, reflejan el pertinaz sueño que tenía de liberar a Latinoamérica de lo que consideraba sobrevivir al yugo de los Estados Unidos que finalmente lo venció en el andino país de Bolivia en donde no encontró el eco esperado a sus ambiciones revolucionarias a nivel planetario. En la actualidad, ha logrado pasar su imagen a la historia del inconformismo social en todos sus niveles. (Víctor Matos)