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Hace más de un siglo llegó el primer carro a Venezuela

15 de abril de 2024

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Modelo antiguo de principios del siglo XX del primer carro que recorría Caracas.

Víctor Matos

A mediados de abril del año de 1904, se produjo un hecho histórico para el país, pues fue la fecha en que empezaba a circular por las calles de Caracas el primer automóvil llegado a Venezuela, un día lunes por la tarde, propiedad de Isaac Capriles, conducido por un chofer traído del extranjero.

Se trataba de un moderno vehículo marca Cadillac de la General Motors, construido ese mismo año para el lucimiento de su dueño, que se distinguía como el yerno de Joaquín Crespo, expresidente de la República.

La llegada luego de este tipo de automotor se multiplicó por el interior y creó la necesidad de construir arterias viales que se multiplicaron por todo el país.

Con el incremento del número de carros en los albores del siglo pasado se creó la integración nacional y creció la necesidad de contar con más carreteras en nuestra geografía, mejorándose así la comunicación entre las diferentes entidades federales.

De esta manera, se diferenció del ferrocarril que unía puntos específicos, realizando un contacto entre los pueblos que se fueron regularizando y dando mayor acercamiento a sus necesidades vacacionales o comerciales gracias al automóvil.

Lamentablemente la industria del montaje de vehículos ha decaído casi totalmente en la nación, pues luego de haberse registrado un record de capacidad instalada para el montaje de 250 mil carros al año y récord de ventas en el 2001, sobre todo salido del parque industrial de Valencia, estado Carabobo, el mismo se ha disminuido casi a la nada, según los informes revelados cada mes por el sector.

Allí se encontraban activas las plantas casi fundadoras del parque de Daimler Chrysler, Ford Motors, General Motors, MMC Automotriz, Toyota, Iveco y Mack, que dejaron de producir incluso las piezas necesarias y las ventas de los vehículos salidos de estas plantas llegaron a casi cero de su producción anual.

Para el Gobierno, al parecer les ha sido más práctico auspiciar la importación directa de otros países, introduciendo al mercado carros montados en China, Irán, Brasil o México, que seguir motorizando una labor que daba trabajo a miles de empleados y obreros venezolanos.

De esta manera se puso punto final al pujante parque industrial automotriz venezolano que aportaba empleos y riqueza al aparato económico, así como tecnología de punta para la construcción de carros con calidad de exportación. El mes pasado, se informó que se habían ensamblado dos vehículos hasta ahora en la ciudad de Valencia.

La historia del automóvil no puede separarse de las historias de las distintas compañías que llegaron al país, ya sea como comercializadoras o como constructoras. En la actualidad, ruedan vehículos hasta de alta gama, pero todos producidos en el exterior, decretándose así la muerte lenta de lo que antes fuera una de las más pujantes actividades a nivel nacional.

Los carros antiguos en el Táchira

Ya se ha convertido en una tradición. En cada edición de la Feria Internacional de San Sebastián, tanto en la exhibición de las aspirantes a la corona del evento como en el Gran Desfile de apertura, de inicio de la fiesta, se muestran los carros antiguos, elegantes e impecablemente presentados de las diferentes marcas, que no solo llaman la atención sino la admiración de los asistentes a estos actos.

Sus socios cuidan del mantenimiento de estos vehículos clásicos de las marcas más difundidas, sobre todo las producidas en Detroit, en los Estados Unidos, que llaman la atención por el grado de mantenimiento que sus propietarios tienen y por la asistencia del público en cada uno de sus desfiles, pues las máquinas lucen como nuevas, y tan iguales como cuando salieron a la venta sus respectivos modelos de cada año.

Los automóviles, en su mayoría descapotables de las marcas Chevrolet, Cadillac, Ford, antiguos Oldsmobile, Pontiac, entre otros, forman parte de esta caravana de vehículos cuidados por sus propietarios para ponerlos a disposición de la vista de los asistentes a sus respectivos desfiles que convierten en un deleite la visión de estos carros de innegable belleza.

Víctor Matos