Con toda la rigurosidad exigida por el Gobierno nacional, el transporte público suburbano proveniente de Rubio y Capacho se vio fuertemente limitado en su circulación, llegándose en algunos casos a exigirse el descenso de los pasajeros de las unidades por ir con sobrecupo.

Así se evidenció en una de las busetas estacionadas a la entrada de Riberas del Torbes, cerca del elevado de Puente Real, donde opera un punto de control de la Guardia Nacional Bolivariana y Policía del estado Táchira, a cuyos pasajeros, que se dirigían a Berlín, vía Rubio, se les obligó a bajar y tuvieron que caminar   unos cuantos metros más, hasta de una manera más organizada, para ocupar nuevamente el mismo vehículo, por lo cual muchos se quedaron por fuera y debieron esperar por la suerte de una “cola”.

A las unidades de transporte con salvoconducto y sin pasajeros de pie, se les permitía el paso; pero uno de los choferes, que prefirió no identificarse, admitió que no la tuvieron este martes fácil y que se les recordaba continuamente que lo mejor era que no circularan esta semana.

A una unidad que se desplazaba desde Miraflores le fue peor y su propietario, Frank Hernández, no solo recibió una reprensión oral, sino que se le amenazó con que su vehículo sería llevado a la Fiscalía.

Al final del día hizo un alto cerca de la cementera para recoger a gran parte de las personas que precisamente muy temprano ayudó a trasladarse y que lo saludaban con mucho agradecimiento.

—Me parece mal hecho –afirmó el chofer—. Yo traigo gente que trabaja en el campo y no baja a San Cristóbal por entretenimiento, sino que necesita vender sus productos en los mercados

Y aunque en menor cantidad respecto a la semana pasada, la cantidad de personas que se movilizaban hacia San Cristóbal no era insignificante, y alrededor de la una de la tarde colmaban no solo busetas y buses, sino muchos camiones que de buena fe ofrecían la “cola”.

Esta semana se implementó un puesto de control en la entrada de Zorca Providencia, en el cual cada vehículo que pasaba era sometido a una revisión, procurando el uso del tapaboca en sus pasajeros, y que los conductores portaran el obligatorio salvoconducto para movilizarse. Ese requerimiento se exigía repetidamente en los puestos de control de El Mirador y Puente Real, donde estaban apostados funcionarios de la PNB, GNB y Politáchira.

Freddy Omar Durán