Regional

Inquietud entre sancristobalenses ante posible aumento del pasaje

7 de mayo de 2019

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Rumores que lo más probable es que se conviertan en realidad envuelven al aumento del pasaje urbano, que más el golpe a la economía del sancristobalense, lo que más preocupa es que el mismo redunde en favor de una mejora del servicio.

Con la resignación de que ya muchas rutas urbanas han pasado a la historia, y la incomodidad de que las pocas que lo hacen no regulan sus horarios, cuando no hacen apariciones esporádicas en las paradas, para no perder los beneficios de ser transporte público, el pasaje este lunes en gran parte de las líneas que operan en San Cristóbal seguía en 300 bolívares,  mientras que los correspondientes a rutas más largas llegaban a los 500 bolívares, con base a la gran autonomía que en esta crisis o mejor este vacío de administración gubernamental los empresarios del sector se han adjudicado.

500 o 600, es lo que se dice, y no ratifican aún ni el municipio, ni los directivos de las líneas formales, ni el chofer que sencillamente asume por su cuenta un trayecto, en parte como una manera de sobrevivir, y en parte por consideración a un transeúnte que ya no le alcanza tanto zapato, ni tanto cuerpo, para la caminadera.

Los argumentos para el aumento del pasaje que esgrimen los transportistas, no los desprecian, pues al fin y al cabo la inflación desmedida arropa a todos los venezolanos, pero aún sí ven en la misma un ataque a un salario mínimo, que apenas en su monto diario puede cubrir dos viajes, el de ida y el de venida, y que aun haciendo el gran esfuerzo para cancelarlo no representa una garantía de que el servicio vaya a mejorar. Y para colmo de males, el poco efectivo que pueden sacar del banco, si los apagones y los horarios reducidos hasta las dos de la tarde lo permiten, empuja al colectivo a medirse en sus gastos de transporte… y rogando que la denominación del billete que en taquilla se les entregue sea alta, pues de 100 bolívares para abajo muchos conductores no reciben.

Sin embargo un aumento entre 500 y 600 no dejaría satisfechas a las líneas, ni uno de mil, pues cada unidad debería generar para que el servicio público sea negocio 200 mil bolívares diarios, para que al menos quienes trabajan en ese sector puedan cubrir los gastos de su vehículo y de su hogar.

Con buses fuera de circulación por daños costosos y conductores fuera del país procurando mejores ingresos personales, el panorama no pinta bien. Líneas que contaban con 50 o 60 vehículos a duras penas cuentan con 10, si no menos.

Y paradójicamente para muchos, es precisamente la falta de efectivo en la calle, lo que medio ha sacudido de su marasmo al sector transporte, pues resulta un medio idóneo de conseguirlo, y esquivar el diferencial, a una razón casi de dos por uno, de precios entre el pago con efectivo y con tarjeta de productos de primera necesidad.

Los Transtachira siguen intentando cubrir el vacío que el transporte público privado ha dejado sin embargo los usuarios siguen quejándose de que este servicio también lo aqueja cierta discrecionalidad que le hace difícil la certeza al ciudadano de saber si cuenta o no cuenta con el mismo y a que horas lo puede hacer. No son pocas las unidades de esta empresa que se ven por calles y avenidas de la ciudad recorriendo sin pasajeros las vías citadinas, tal vez en la búsqueda de combustible, o llevando a determinado tipo de pasajeros. Algunos transeúntes, en un arrebato de necesidad e ingenuidad, se atreven a “pedir la colita”, a unidades que sencillamente no están en actividad.

Además de costos operativos y de mantenimiento, el transporte público, a pesar de que cuenta con bombas reservadas para ellos, todavía siguen sufriendo por la escasez de combustible, especialmente esta semana donde se han presentado mayores inconvenientes para la movilización por carreteras nacionales de las gandolas, teniendo que esperar por días para equiparse. A pesar de que muchos planes se han intentado para normalizar el despacho de gasoil, las colas siguen y esto le resta al chofer un día para prestar el servicio, y al pasajero la posibilidad de llegar a tiempo a su destino.

Y mientras tanto los pasajeros deben seguir madrugando más si quieren agarrar su buseta a tiempo, replantear su agenda si durante el día deben cubrir otro destino distinto al rutinario, y salir temprano en la tarde de sus trabajos si no desean agarrar a pie de regreso a sus hogares.

Freddy Omar Durán

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