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23 de abril de 2024
Luego de casi un mes de la emergencia humanitaria producto de la vaguada de La Zorquera que sumió en el desconcierto y la necesidad a la población aledaña a la quebrada, este martes, día de la Inmaculada Concepción, frente a la iglesia de Zorca-San Isidro, se celebró una multitudinaria misa a cargo de monseñor Mario Moronta.
Fue la ocasión para que los zorqueros se reencontraran para dar gracias a Dios por protegerlos de una tragedia de mayores dimensiones, y rogar por aquellos que, aunque no lamentaron pérdidas humanas, sí fueron despojados de sus bienes materiales por la inclemencia de las desbordadas aguas.
En el acto religioso, ofrecido bajo todas las medidas de bioseguridad, incluyendo el uso del tapabocas y el distanciamiento social, el obispo de San Cristóbal estuvo acompañado por un séquito de sacerdotes de distintas parroquias del estado, que apoyaron su ejercicio eucarístico ante una feligresía que ocupaba no solo las sillas dispuestas en la calle, sino más lejos aún, gran parte de la plaza vecina.
Ser ante todo Iglesia
Una vez concluida la ceremonia litúrgica, monseñor Moronta dedicó unos minutos para referirse al papel de la Iglesia católica en estos momentos de elecciones y consultas políticas a los venezolanos.
—La primera cosa que la Iglesia debe ser es ser Iglesia, estar cercana a todos y recordar que no son solo los sacerdotes y los obispos, algunos elementos laicos, sino todos los miembros del pueblo de Dios, y lo que nos corresponde hacer es anunciar la palabra de Dios, no solo con la enseñanza sino con la caridad, caminando como ciudadanos del cielo a la plenitud desde ahora. La Iglesia anima a todos a hacer sus propuestas, y los acompaña; pero respeta la autonomía de las diversas instancias y, de igual manera, exige respeto a su autonomía. Ojalá todos aquellos que están involucrados en el hacer políticos lo hagan, no buscando un voto, no buscando una prebenda, sino el beneficio del pueblo de Dios. La Iglesia siempre está abierta porque en ella no hay un distingo de clases, y pueden estar los que piensen de una manera o de otra contraria, pero siempre buscando el bien común— dijo.
Iglesia en momentos difíciles
Durante el cierre de la liturgia, Moronta se refirió al papel humanitario jugado por la Iglesia católica, tendiendo una mano a los damnificados, para lo cual no fue necesaria la solicitud de un carnet especial, ni de un voto. Afirmó que si bien esta labor no estuvo al tanto de los medios de comunicación regional, ni necesitó de un retrato de los sacerdotes para divulgarla por las redes sociales, pues lo más importante fue que se hizo visible a los ojos de Dios.
—Quiero darle gracias a Dios —expresó el alto prelado dirigiéndose a su auditorio—, porque desde el primer momento de la tragedia ustedes —refiriéndose a los feligreses presentes en ese momento— no se sintieron abandonados por los dos sacerdotes de su parroquia, que estuvieron de arriba abajo con sus motos, metiéndose en el barrial y sacando a las personas que había que rescatar. Así mismo ocurrió en Rubio y en San Antonio, donde la respuesta de las parroquias ha sido el fruto de lo que hemos sembrado a lo largo de este año: la parroquia participativa, comunidad de comunidades. Yo no tuve que hacer una llamada para que una de ellas actuara, a través de entrega de comida, recolección de los enseres necesarios, en las comunidades que salieron golpeadas. Todo esto sin cédula, sin pedir un voto, ni pedir un sí o un no en una consulta. Sencillamente, se hizo por amor a Dios. Esto hay que destacarlo y animarlo siempre, no solo en los momentos de dificultades. Dios los ha retratado a ustedes en su manifestación de amor, de solidaridad y respuesta en estos momentos difíciles.
También se mostró altamente preocupado por el descuido que la población pueda tener ante el coronavirus durante este mes de flexibilización de la cuarentena. Para Moronta, tal negligencia podría representar hasta una violación del mandato divino: “no matarás”.
—Mire, aunque las autoridades civiles, militares y sanitarias lo están negando, estamos en un momento muy difícil del crecimiento del covid-19. Por eso, es importante el tapabocas, pero desde la nariz hacia abajo, lavarse continuamente, evitar las aglomeraciones y todo aquello que nos pueda poner en peligro. El quinto mandamiento dice “no matar”, y ese implica que hay que cuidarse. Es pecado no cuidarse y no cuidar a los demás, no tengamos miedo de decirlo. Hemos visto la cantidad de gente haciendo rumbas y mítines sin tapabocas, y parece ser que se llegó a un acuerdo por la Organización Mundial de la Salud para que el coronavirus tomara vacaciones, pero este es muy vivo y no las tomó. La cosa es en serio, cuidémonos todos nosotros. En estos momentos todas las salas del Hospital Central que están dedicadas a la enfermedad están llenas de pacientes y algunos entubados; el Hospital Erasmo Meoz, de Cúcuta, no tiene una cama libre, porque hay muchos venezolanos y colombianos que han sido infectados, porque hay un pico alto que no ha bajado. Yo sé que es fastidioso andar con este tapaboca todo el tiempo, pero Dios nos ha puesto la prueba de que somos capaces de echar “pa`lante” — detalló el obispo.
Advirtió que la Navidad no ha llegado, y que la mejor manera de celebrarla es teniendo un gesto de amor con aquellos damnificados del desastre natural.
—Por ahí llegó un decreto, “ya llegó la Navidad”. No, la Navidad llega el 25 de diciembre, y este año, de manera especial, no debemos dejar de celebrar la Navidad. Ojo, no el bonche, no la rumba, y hay maneras muy bonitas de celebrar estas fiestas en familia, y una de ellas es compartir, aunque sea un pedacito de pan, o lo que tengamos, con aquellas personas que han perdido muchas cosas materiales — reflexionó.
Freddy Omar Durán
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