Los vecinos no duermen. Tienen miedo. Es una constante que suenan paredes que se caen, columnas que ceden, pisos que se abren, mientras el agua de dos nacientes corre por todos estos terrenos saturados buscando su cauce
El dato…
Una noche de lluvia acabó con más de 40 viviendas y las vías de la comunidad
Nancy Porras
Es toda una tragedia lo que ocurre en El Pueblito, municipio Capacho Viejo, en la vía entre Rubio y San Cristóbal. La tierra se mueve sin compasión con nadie. Las lluvias de los últimos días han destruido, al menos, 40 viviendas y la vialidad.
Luego de una noche de lluvia, en este poblado de la parroquia Manuel Felipe Rugeles, el colapso es total. Un episodio muy lamentable que cambió la cotidianidad de sus habitantes. Jamás pensaron que la naturaleza les jugara esta trágica pasada.
Fue el lunes 21 de agosto. Comenzó a llover a las siete de la noche y no cesó sino hasta la madrugada. Amaneció y todo, aparentemente, estaba bien…
—Había un sol resplandeciente. Pero como a las diez de la mañana del martes 22 de agosto, de repente comenzaron a escucharse ruidos. Se alertaba de que las bases de muchas casas estaban cediendo y cayeron en cuestión de minutos—, contó la señora Milagros Parada Quiroz.
Ella, estaba desesperada. Lloraba desconsolada y con su franela rosada, se secaba las lágrimas.
—No lo pueden creer. Esto nunca había pasado aquí. La lluvia en un instante me dejó sin casa— exclamó sin poder contener el llanto.
Planes en el aire
Es muy duro quedarse sin vivienda. Milagros y todos los vecinos tenían planes. Ella había comprado unos metros de arena para algunas reparaciones a su casa y ahora solo le queda tratar de calmase, mientras duerme en una vivienda de unos vecinos y prepara comida en la residencia de otros.
Vivía con cinco personas más. Solo trabaja una de sus hijas, que es educadora. Lo que viven no se lo desea a nadie.
—Mi hijo vivía a unos metros de allí y su casa también sufrió severos daños. Apenas pudimos sacarlos a él y a mi nieta, luego no pudimos regresar a intentar rescatar algunos enseres— narró.
El dolor de Adriana
Adriana estaba en una esquina, sentada sobre unos enseres, junto a un niño. No vive en Venezuela, venía a ver a sus seres queridos. Llegó y no encontró nada, porque su casa sufrió severos daños.
No sabía qué hacer. Su padre debe ser sometido a diálisis tres veces a la semana en San Cristóbal y ahora, a esta dura situación, debe agregar que no tienen casa.
La iglesia afectada
La estructura de la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe sufrió daños en el techo y piso. Las imágenes fueron resguardadas, luego que los funcionarios de Protección Civil recomendaran desocupar el lugar.
— El párroco, Edgar Raúl Mora, se mudó para prevenir cualquier situación— dijo la señora Belinda Bermúdez.
La cancha deportiva, donde normalmente disputan partidos de futbolito, en oportunidades celebran eucaristías y realizan actos de graduación sufrió daños importantes por el fuerte aguacero.
Colapsó la vialidad
Sumado a la tragedia de ver cómo se desploman las casas, los habitantes fueron testigos de la destrucción de la vialidad.
El asfalto, al igual que el cemento de las regresivas, está destruido. Es imposible pasar por muchos lugares. Su recuperación implica la inversión de mucho dinero, de allí que los pobladores ven lejanos los sueños de poder recuperarla. No hay transporte público.
Mientras todo esto sucede los vecinos no duermen. Tienen miedo. Es una constante que suenan paredes que caen, columnas que ceden, pisos que se abren, mientras el agua de dos nacientes corre por todos estos terrenos saturados buscando su cauce.
Desesperados y angustiados piden apoyo a las autoridades locales, regionales y nacionales. Esperan soluciones. Escucharon al gobernador Freddy Bernal prometiendo casas para los damnificados de El Pueblito.
La tragedia no ha terminado…