Aunque ya la crisis económica venía reduciendo la lista escolar a unos cuantos útiles y libros de mayor importancia, el inicio de un año escolar virtual prácticamente la extinguió, aunque no del todo, como reportaron las papelerías esta semana de cuarentena flexible.
Freddy Omar Durán
Muchos padres de familia, además, se dedican a atender las ocupaciones que hace posible la flexibilización, y que permite a las papelerías abrir sus puertas en un horario que iba hasta alrededor de las tres de la tarde. Pero esta no es la única novedad que ha afectado a este tipo de establecimientos, y otros relacionados con el ramo, por estos días: también se han visto obligados a guardar las normas de bioseguridad, y a cambiar las formas de atender a los clientes, que deben aguardar afuera del local, en caso de que el número de compradores se preste a la aglomeración al interior.
Sin embargo, hay otra noticia no muy agradable para los bolsillos del consumidor: prácticamente un lápiz, un sacapuntas, un borrador y un cuaderno sencillo, cubren un salario mínimo integral de 800 mil bolívares.
Y si es para comprar un texto escolar, uno solo a un precio de alrededor de los cinco millones de bolívares, resulta incomprable para familias que en las actuales circunstancias apenas si cubren sus gastos alimentarios.
Énder Acuña pasaba por una de las tradicionales papelerías del centro de San Cristóbal para verificar los costos de los cuadernos, pues quería ir adelantando, aprovechando que contaba con algún dinero, que de no gastarlo se lo come la devaluación
—Quiero comprarle un cuaderno de varias materias, que está en un millón quinientos mil bolívares. Realmente, no sé si gastarle tanto, porque uno no sabe cómo va a ser este año escolar; pero ella lo necesita. Los más baratos están en 400 mil bolívares o más. Yo me acuerdo que antes a uno le compraban los famosos “Caribe”, y no andaba pidiendo uno portadas especiales. Voy a hacerme el gasto también pensando en que de un momento a otro espero vuelvan las clases presenciales -dijo-.
El año pasado, por estas fechas, el valor de la libreta más costosa estaba en alrededor de los 35 mil bolívares, un referente para indicar que los aumentos en útiles escolares, con relación al año pasado, han sido alrededor de mil por ciento.
Las condiciones de la pandemia también harán complicada la instalación de las famosas ferias escolares, a las que siempre se asistía en masa en busca de economía.
El total de presupuesto de lo que un padre de familia debe gastar en útiles escolares, parte con un lápiz, que cuesta alrededor de 150 mil bolívares, semejante al de un sacapuntas y un borrador; una pega líquida, como mínimo, está por el orden de los 450 mil bolívares; cada block de construcción y de dibujo está en 450 mil bolívares cada uno; por ese mismo precio estarían el compás, la tijera y el juego de geometría.
De otra parte, hay que considerar que, al menos en primaria, el estudiante puede necesitar cuatro cuadernos. Es decir que la más humilde, instrumental estudiantil, con todo nuevo, no bajaría de los cinco millones de bolívares. No obstante, muchos padres van a tener que optar por el reciclaje, ya que del último tramo del año escolar, muchos útiles quedaron casi intactos.
Responsabilidad paterna
Según la administradora de una de las papelerías consultadas, esta semana ya les han venido las primeras listas escolares, entregadas por algunas instituciones educativas privadas; pero, igual, muy lejos de las ventas del año pasado, y no se atreve a dar cifras, pues hay que ver cómo evoluciona el mes de septiembre, aunque no pinta nada bien.
El hecho es que vendrán semanas de cuarentena rígida, dentro de las cuales no se les considera prioritarios, y tendrán que cerrar. Sin embargo, algunos negocios del ramo a través de las redes sociales ofrecen el servicio de delivery, para que sus clientes no tengan que salir de sus casas.
Si bien el Ministerio de Educación ha anunciado que este año se inicia bajo la modalidad virtual, el uso de textos y papelería va a depender de la institución y el profesor. Es cierto que muchos solo reciben tareas vía email o Whatsaap; otros reciben aún en sus casas cuadernos, cartulinas y trabajos especiales, tomando en consideración que no todo el mundo tiene internet, ni siquiera los profesores mismos, y quien lo tiene está sujeto a otras eventualidades, como las irregularidades del servicio y los apagones.
De otra parte, hay padres que no quieren que sus hijos se alejen de sus cuadernos, y dejen de tomar notas en ellos, y practicar su escritura.
Al respeto, Eira Villamizar piensa: “no es bueno tenerlos todo tiempo pegados a una computadora o un celular y que pierdan las habilidades de lectoescritura; esa es una responsabilidad de los padres”.