A las ocho de la noche de este jueves le llegó a su teléfono el mensaje anunciándole la cita para vacunarse en el Hospital Oncológico de San Cristóbal, en respuesta a su “inscripción” por el número 74224, que ha sido anunciado oficialmente para este proceso, el cual se cumple, según se ha dicho, a través del Sistema Patria.

Como era lo lógico, la señora Gisela Araque (nombre supuesto, para evitar represalias), este viernes se levantó bien temprano, se arregló y se fue a la cita, para recibir su vacuna. Cuando se presentó en el hospital ante el funcionario de salud responsable, este revisó el mensaje y le dijo que había perdido la cita, porque, sí era para las ocho de la mañana…pero del día anterior, del jueves.

O sea, que el mensaje le llegó 12 horas después de la cita, cuando además debió haberle llegado por lo menos el día antes, porque, como dice la denunciante, nadie está pendiente del teléfono para salir corriendo a ponerse la vacuna.

La señora le explicó la causa al funcionario. Mostró el mensaje que le indicaba la fecha de la cita, y le mostró la hora de recepción del mismo. Pero por más que insistió, no le quisieron poner su vacuna.  Ahora debe pedir la cita de nuevo, le dijo, para que le sea reasignada.

La denunciante señala que aparentemente, en algunos casos los mensajes están llegando al celular asignado, en horas nocturnas, lo que indica al usuario que puede asistir al día siguiente, pero al llegar al sitio antes mencionado le dicen que perdió la cita y que debe ingresar por internet para volverla a pedir.

Pero hay más confusión

Explica Gisela que, en las primeras de cambio, el funcionario (una dama) le dijo que tenía que haber ido a vacunarse en cuanto le llegó el mensaje, es decir, a las 8 de la noche. Ella vive cerca del Oncológico, y bien podría haberse ido a pie, si esa era la disposición. Pero, se pregunta: ¿quién piensa que a esa hora están vacunando? Y ¿quién, hoy día, va a salir a pie a esa hora?

De hecho, dice que el suyo no es el único caso. Cuando fue este viernes al Oncológico, había más personas con el mismo problema. Unos decían que el proceso de vacunación en ese centro concluía cada día a las 5 de la tarde. Y uno de los tantos casos, más lamentable, es el de una señora que igual recibió en la noche del jueves el mensaje de la cita, e igualmente pensó que era para ayer, viernes, en la mañana.

Esta señora, también víctima de estas irregularidades, vive en Queniquea. Temprano, y por fortuna, consiguió una cola para San Cristóbal, pero al llegar y presentarse, igual la rechazaron. No valieron los ruegos, ni las lágrimas. La excusa inmisericorde: “Perdió la cita. ¡Era para ayer, a las ocho de la mañana!”

El planteamiento de Gisela, a través de este medio, no es para crear polémica, dice. Pero cree que debe revisarse el sistema, porque no se puede afectar a la gente de esa manera. O sea, dice, deben enviar el mensaje de la cita con suficiente anticipación, y explicar que no importa a qué hora llegue el mensaje de texto, si es que es así, se deben presentar al sitio indicado a la hora que le llegue.

Pero… ¿quién garantiza que le brindarán atención y hasta qué hora?

Humberto Contreras