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Misa pontifical por los 400 años del lienzo lobaterense de Chiquinquirá
20 de noviembre de 2021
En la iglesia de Lobatera se desarrolló la solemne actividad para dar gracias a Dios y celebrar los cuatro siglos de la llegada de la reliquia mariana a este pueblo del estado Táchira
Por Juan José Contreras Cárdenas.
Un ciclo de 24 horas de muchos contrastes, iniciado con un sol radiante, seguido de lluvia vespertina y cerrado con una gran y luminosa luna en el firmamento nocturno. Así fue el día de la virgen de Chiquinquirá, que pareció emular el recorrido variado de 400 años de la llegada del lienzo con la imagen de la Santa Madre en 1621 a Lobatera. Los habitantes de este municipio del Táchira celebraron cuatro siglos de su patrimonio mariano con una solemne misa pontifical a cargo del obispo de San Cristóbal, Mario Moronta.
Una procesión desde la casa cural de Lobatera, para arribar por la puerta principal de la iglesia, fue encaminada en una fila que empezaba con miembros del Comando de Zona 21 Táchira de la Guardia Nacional Bolivariana, presentes por ayudar a realizar la actividad; seguida de varios sacerdotes del presbiterio diocesano; el padre Johan Pacheco; el párroco del pueblo, Melquiades Pérez; el canciller de la Diócesis de San Cristóbal, David Ramírez; la alcaldesa Natalia Chacón y monseñor Mario Moronta.
Desde la cima del altar de la iglesia, previamente fue bajado el lienzo cuatricentenario de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá de Lobatera, adornado con flores multicolores, destacando la presencia de lirios, como evocación a la inspiración que se tuvo cuando se pintó en el siglo XVII. El centro del templo contó con despliegues de grandes franjas de tela tricolor, en referencia a Colombia, donde nació la obra de arte mariana, y de Venezuela, su hogar durante generaciones, siendo además esta la primera devoción mariana venezolana.
Las voces de los jóvenes integrantes del grupo de música navideña del Seminario Menor Santo Tomás de Aquino acompañaron la ceremonia, así como también la Banda Marcial del Comando de Zona 21 Táchira de la Guardia Nacional Bolivariana. Miembros castrenses, Carmelitas Descalzos de la aldea Potrero de Las Casas, y comunidad del pueblo de Lobatera se dieron cita para la homilía en el marco de una conmemoración única, 400 años del arribo de un patrimonio mariano de gran significado histórico, religioso y cultural.
“La tradición de una fe profunda”
“No es un simple retrato, es un ícono, y para nosotros en la religión, en el cristianismo, tiene una gran importancia porque es una representación de una realidad de fe, en este caso de la Madre de Dios, en su advocación de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá”, explicó el obispo de San Cristóbal, Mario Moronta.
Monseñor comentó que, a pesar de que en el Táchira existen pocos vestigios tanto escultóricos como pictóricos de la época colonial, el lienzo de Lobatera es uno de ellos, así como el Santo Cristo de La Grita, el Cristo del Limoncito en San Cristóbal, y Nuestra Señora de Los Ángeles. Recalcó la devoción mariana y una gran demostración de fe.
“En los momentos de mayor dificultad, de calamidad, la gente suele acercarse a Dios; en los últimos años, sobre todo en la pandemia, hemos tratado de reafirmar la fe con un trabajo de Iglesia en salida, y un momento como el de hoy, en honor a Nuestra Señora de Chiquinquirá, es una oportunidad para reafirmar tres cosas fundamentales: nuestra fe, la cercanía de un Dios con nosotros que eligió precisamente a una mujer como María para hacerse hombre, y la seguridad de que Dios no nos abandona; nosotros podemos abandonar a Dios, pero Él no nos abandona”.
Monseñor Moronta exhortó a que tenemos que seguir adelante, “No celebramos los 400 años de un ícono, como si se tratara de cualquier efeméride, para nosotros, sencillamente, es reafirmar que hemos recibido la herencia de la fe para seguir caminando más a allá de cuatro siglos, que las próximas generaciones reciban lo que hemos recibido también, la tradición de una fe profunda en un Cristo Salvador, en Dios Padre y en el Espíritu Santo, a través de la devoción de la virgen María”.
Llegada la noche, los colores de los fuegos artificiales pintaron el cielo lobaterense sobre la iglesia. Luego, en la glorieta de la plaza Bolívar se dio un recital de gaitas navideñas, y por unas horas las puertas del templo permanecieron abiertas para que las personas pudieran apreciar el lienzo de 400 años de la virgen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.