Murió Andrea Estefany Berríos Martínez, la madrugada de este seis diciembre.

Ella, una mujer de 28 años, tachirense, diagnosticada hace unos meses de leucemia linfoblástica en Estados Unidos. Enfrentó duras batallas contra su enfermedad movida por el deseo de compartir sus últimos días junto a su familia, en especial con su único hijo: Kirwin, de nueve años.

Los médicos tratantes en Estados Unidos, muy certeros en sus diagnósticos, le sugirieron que buscara la compañía incondicional de sus seres queridos, estimando que solo le quedaban dos semanas de vida. Así fue.

Andrea, llegó a Palmira hace diez días. Su luz se apagó en el Hospital del Seguro Social Patrocinio Peñuela Ruiz, a las dos y media de la mañana del viernes 6 de diciembre.

Sus últimos días los vivió asumiendo el reto de llegar a su tierra, aún sin contar con el pasaporte que había perdido y del cual sólo guardaba unas fotos, situación que hacía casi que imposible que las autoridades de migración la dejaran abordar un avión.

Llamó la atención de influencers, quienes asumieron el reto de ayudarla y luego de tantos trámites de migración, Andrea fue esperada por los brazos y el corazón de su hijo. El, en el aeropuerto, al verla cruzar las puertas de salida, corrió a abrazarla y entregarle un ramo de flores como se aprecia en la fotografía de esta nota.

Andrea estudió primaria en el grupo Monseñor San Miguel. Cursó bachillerato en el liceo Monseñor Antonio Ignacio Camargo Alvares (MAICA), ambos en Palmira. Luego, movida por buscar una mejor calidad de vida para los suyos, decidió emigrar a los Estados Unidos, donde trabajaba en un centro asistencial.

En los últimos días hubo cierta alegría en sus familiares. Al parecer, los valores de algunas pruebas habían mejorado. El jueves 5 de diciembre compartió con su familia en un centro comercial de la ciudad. Le vieron tranquila. Cayendo la tarde comentó que se sentía mal. Con la urgencia del caso, la llevaron al hospital del Seguro Social donde falleció.

Su cuerpo es velado en la capilla Santa Rita de Casia, de la Funeraria Santa Rosalía de Palmira.

Nancy Porras