El Obispo Auxiliar de la Diócesis de San Cristóbal, monseñor Juan Alberto Ayala, ofició la misa en honor a Santa Bárbara de Rubio
Norma Pérez
“Ningún encierro en esta vida nos puede privar de ver la grandeza de Dios. El encierro es el pecado, las malas intenciones. En medio de la dificultad y los problemas, tenemos que crecer cada día más en el Señor. Entonces nos daremos cuenta que no es el mal, sino el bien, el que vence”.
En el Día de la Patrona de los rubienses, el Obispo Auxiliar de la Diócesis de San Cristóbal, monseñor Juan Alberto Ayala, recordó la historia de Santa Bárbara, a quien su padre envió a dar muerte y martirizar para que adorara dioses paganos.
Durante la misa solemne lo acompañaron el Vicario Provincial de los Dominicos en Venezuela, Fray Ángel Gabriel Villasmil Bermúdez, el Párroco de la iglesia Santa Bárbara de Rubio, Fray Jesús María Hernández, y sacerdotes de las diferentes parroquias del municipio Junín.
Asistieron el alcalde Jackson Carrillo y representantes del gobierno municipal, directivos, docentes y alumnos del colegio Nuestra Señora del Rosario y cientos de feligreses que se congregaron en el templo.
Durante la homilía, monseñor Ayala se refirió al acto de fe de la Santa y mártir, que fue recluida en una torre por mantenerse firme en su creencia.
“Cuando ella le dijo a su padre, que creía en Dios, él manda a construir un castillo y la encierra, para demostrarle que la belleza no estaba en profesar la fe, sino en lo externo. La encerró en una celda pequeña para la ceguera del mundo, porque no le iba a permitir ver y evangelizar el mundo, pero sí veía a Dios. Se comunicaba con él a través de la oración y en sus pensamientos”.
“Eso debe llamarnos la atención, porque a veces vacilamos y vemos las cosas como si fueran algo social, un compromiso de cumplo y miento, de cumplimiento nada más. Y resulta que no, que es un compromiso con Dios.”
Narró que la joven mandó a hacer una tercera ventana en su celda, pues ya había dos. La razón, profesar la fe en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Ella consiguió la virtud de la santidad.
“Tanta gente llena de poder, de tener, de intereses personales, buscan destruir el buen corazón de las personas, inclusive, acabar con sus proyectos e ideales. En nuestra sociedad hay que gente poderosa, que quiere destruir la vida de otros, y que inventa cualquier calumnia, para hacer daño a la otra persona. Lo que no se dan cuenta es que Dios siempre nos mira y nunca nos abandona”.
Ante el temor y las dificultades, instó a ir siempre hacia adelante en nombre del Señor: “a veces tenemos miedo, pareciera que la vida se nos complica, nos sentimos solos e indefensos. Aunque hayan problemas dificultades, situaciones duras, vamos hacia adelante en nombre del Señor, porque él nunca nos deja solos. No hay que tener miedo al que puede matar el cuerpo, pero no es capaz de matar el alma”.
Habló de la inquietud de un grupo de jóvenes que le manifestaron que no vale la pena estudiar, ir a la universidad. Su consejo; “todo pasa, las situaciones no son para siempre. Todo en la vida tiene un comienzo y un final y la oportunidad es para todos. El que no se prepare, no sea capaz de defender su dignidad e ideales, es porque está lejos de Dios”.
En las situaciones complejas, citó el ejemplo de Santa Bárbara, quien fue encerrada, torturada y decapitada; pero aun en el momento de su muerte no se alejó del Creador.
“Santa Bárbara se sacrificó encerrada en un calabozo, porque estaba privada de su libertad. Allí se fortaleció y vivió la grandeza de estar con Dios. Hasta el punto que le llegó el momento del martirio y la muerte, pero alababa y bendecía al Señor. Cuántos momentos oscuros tenemos, situaciones y problemas determinantes. Dios es quien decide sobre nosotros y jamás nos deja. Estamos atribulados pero no abatidos ni derrotados. Perseguidos, pero no derribados ni aniquilados. Si tenemos que cargar la cruz la cargamos, pero salimos adelante”.
El llamado, a pesar de las circunstancias, es a nunca perder la esperanza:
“Tenemos que salir con esperanza, caridad y la fe puesta en Dios, porque él va delante de nosotros y nos va a llevar por el buen camino”.
Al concluir la santa misa, salió una caravana por las calles de la Ciudad Pontálida, hasta llegar al sector La Ye, donde se realizó el acto de inauguración de la Plaza Santa Bárbara, y la develación de la sagrada imagen, que desde su pedestal bendice al municipio Junín.