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20 de abril de 2024
Nancy Porras
El doctor Leonardo Contreras sospechó que estaba contagiado cuando, una mañana del mes de agosto, sintió fiebre, escalofrío y dolor de cabeza. Fueron días de miedo, angustia; sin embargo, la fe en Dios, su espíritu optimista y el haberse tratado a tiempo, fueron tres de las armas que hoy le permiten decir “soy un sobreviviente del covid-19”.
Contreras, médico urólogo y quien estuvo al frente de la dirección del Hospital hasta hace más de cuatro meses, entendía que el ambiente hospitalario, al estar frente a la batalla, lo exponía a tener una mayor carga viral, exposición viral.
“Eso es una situación muy clara y evidente, porque estás en la fuente de contagio, aunque yo no atendía a los pacientes, pero sí estaba en la direcciónm donde también se recibe a muchas personas con covid-19, que hacen alguna solicitud, hablan o reclaman”, contó.
Días de dudas
“Nosotros estuvimos recibiendo los primeros casos covid-19 y preparándonos para esta pandemia. Adquirimos esa experiencia. Fuimos los que iniciamos el manejo de estos pacientes”, evocó.
“La experiencia la fui viviendo, igual que los protocolos, el manejo médico, cómo se agravan las personas; todo ese conocimiento, en mi caso, hizo alertarme en qué era el covid-19”, apuntó.
Comenzó con los primeros síntomas en el Hospital, momento en que había un tope, “creo que uno de los más altos que ha habido en el Hospital, de 84-85 pacientes hospitalizados”.
Sospechas de la enfermedad
“Padecí tres o cuatro días de unos síntomas horribles, mucha fiebre, dolor de cabeza, malestar, náuseas, que no mejoran con nada; entonces sospechó que pudiera estar pasando algo” dijo.
“Con este cuadro, me hospitalizo, me pongo tratamiento, todo lo que hay que hacer. Me ven el neumonólogo y el infectólogo, y empiezo a padecerla, a sufrirla”, recordó.
Estuvo una semana desconectado de la familia. Su esposa lloraba en la casa. Le informaban de él, pero no sabía exactamente en qué condiciones estaba. “Oraron mucho por mí. Fueron varios días que la pasé mal, no tenía una verdadera consciencia de lo que estaba sucediendo”, dijo.
“Eso sí, nunca pensé que me iba a morir, siempre pensé que superaría esto, con mucho optimismo. Los hijos lo hacen pensar a uno en que les hacemos falta”, refirió el especialista.
Factor emocional
En ese momento hay una carga emocional, tenía que salir prácticamente del Hospital por la enfermedad, por el trabajo como director del Urológico, preocupación a la que se sumaba la parte familiar, el trabajo profesional; eso deprime, acotó el especialista en urología.
El aislamiento es un tema muy difícil,-exclamó-, pero “yo tenía mi norte de que iba a mejorar, mi actitud era positiva 100 %, estaba comprometido con todo lo que tenía que hacer de tratamiento y eso da fortaleza para seguir luchando y poder salir de la enfermedad”.
Es una experiencia de vida que a uno lo hace reflexionar en sus cosas, en su andar, en su compromiso, futuro, en su estilo de vida posterior, comentó.
“Entendí que la recuperación física de la enfermedad lleva su tiempo, sobre todo desde el punto de vista respiratorio”, aseveró.
Experiencia de vida
Está convencido de que, más allá de la enfermedad, es una experiencia de vida, es un tema de ver la vida de otra forma, ser sobreviviente.
Durante los días que padeció la enfermedad fallecieron dos médicos: la doctora Nelly Núñez, presidenta del Colegio de Médicos, y el doctor Luis Díaz, intensivista del Hospital Central. “Eso también me deprimió. Me puso mal”, dijo.
“Pero uno tiene su norte, sus objetivos. Quiere seguir viviendo. Está la familia. Hay muchas cosas que a uno lo incentivan a seguir luchando y eso es fundamental para poder vencer la enfermedad, más allá de los tratamientos y lo que puedan hacer los médicos”, sostuvo el doctor Contreras.
Apoyo, solidaridad
Los gobiernos nacional y regional estuvieron pendientes de su salud, apoyaron con el tratamiento y eso fue favorable, actuaron rápido. “Me hicieron las pruebas de PCR rápido. No dejé avanzar la enfermedad, sobre todo por tener la experiencia del Hospital, que hace saber que esto se complica fácil”.
Es del criterio que recuperarse va mucho en la persona, pues hay enfermos que se deprimen, tienen una actitud negativa, y eso influye mucho porque este es un tema respiratorio.
¡Por fin en casa!…
Dado de alta, se fue a su casa a cumplir la fase de recuperación con tratamiento, terapias respiratorias, oxígeno.
“Creo que todas las cosas fueron diferentes, como médico, como director del Hospital Central, como director de la clínica, por estar en la primera línea de batalla y ser los pioneros en recibir a los pacientes covid-19 en el Hospital, todo influyó para ver la enfermedad con otra visión y tenerle el debido respeto a ese virus, que parecía que no iba a hacer nada, que pasaría de largo”.
En fin, es una experiencia de vida, se debe atender el tema psicológico, se debe atender a tiempo, y el apoyo familiar y de compañeros es fundamental.
Hoy está tranquilo, con pocas secuelas, quizá la más notoria fue una dificultad respiratoria por dos meses, pero mejoró.
Nancy Porras
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