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9 de mayo de 2024
Según un grupo de fleteros de El Piñal, hasta 15 días han durado en las colas para abastecerse de combustible. Explican que, incluso, suelen cocinar en un fogón improvisado a un lado de la fila, para ahorrar viáticos
Raúl Márquez
EL DATO: Del flete, los transportistas invierten, dependiendo del tipo de camión, unos 800 mil pesos en combustible
A Ramón, nombre ficticio, la necesidad lo empujó a probar suerte y aceptó el puesto de chofer de un vehículo de carga, Chevrolet, tipo NPR. De este modo, comenzó a viajar con frecuencia desde San Rafael de El Piñal, municipio Fernández Feo, en el sur del Táchira, hasta el centro del país, principalmente a Valencia, en el estado Carabobo, o Maracay, en Aragua.
En el viaje de ida transporta una que otra carga de verduras, frutas y hortalizas; mientras que, de vuelta, el flete lo constituyen alimentos para animales o víveres como arroz, pastas, mayonesa y harina Pan, adquiridos en dos importantes distribuidoras del país.
Empezó poniéndole todo el entusiasmo, pensando entonces que lograría cierta estabilidad en cuanto al tema económico; sin embargo, lo que vive en cada viaje supone para él un golpe anímico y un estado de estrés permanente, que debe sobrellevar para seguir adelante.
—Al principio, uno se intenta adaptar, pues a fin de cuentas todo trabajo conlleva su sacrificio, pero llega el momento en que todo parece acumularse. Estamos hablando, por ejemplo, de dormir en el camión hasta seis días, en una estación de servicio de Valencia, esperando llenar el tanque de gasoil, siendo testigo, además, de irregularidades, pues como todo en este país, si pagas los 150 dólares que te piden, pasas de una, gracias al servicio VIP, como se le llama— comenta.
Desde hace años, el abastecimiento de combustible en el estado Carabobo se ha convertido en todo un calvario para los conductores de vehículos de carga. Es frecuente encontrar, en las redes sociales y en medios de comunicación, testimonios de gandoleros, transportistas, verduleros y fleteros, quienes se quejan de las kilométricas colas, así como de las irregularidades que, según ellos, rodean el abastecimiento de diésel o gasoil en el centro del país.
Inseguridad
A pesar de las colas para el combustible y el cansancio propio del viaje, Ramón siguió trabajando con ahínco, consciente de que el dinero era más que necesario, sobre todo en medio de la crisis que atraviesa el país. No obstante, una incertidumbre comenzó a sumarse a las ya existentes: la inseguridad, que empezaba a tocarlo de cerca.
En este orden de ideas, cuenta que al conductor de una empresa de refrescos, unas personas que supuestamente tenían un contacto con una estación de servicio le ofrecieron un trato: que si les conseguía 150 dólares, lo pasarían cuando ya todos se hubiesen ido. A los dos días se encontró con los sujetos, quienes, tras atracarlo, quitándole el dinero, lo golpearon y, según la víctima, decían que iban a quemarle el vehículo.
Este testimonio agudizó aún más la inquietud del fletero tachirense, pues si bien estos hechos se vienen registrando, de manera reiterada, la mayoría de conductores no interponen las denuncias ante las autoridades, por temor a represalias por parte de estas bandas delincuenciales.
Todo en dólares…
En lo concerniente a los viáticos, sin duda, el precio de la alimentación constituye otro dolor de cabeza. En este particular, señala el transportista de 35 años que en el centro de país los precios dependen de la cotización del dólar. «Todo se paga en dólares, pesos o en bolívares, pero bajo el designio de la moneda verde. De hecho. en muchos restaurantes y locales de comida rápida uno puede pagar por medio del ´pago móvil´, pero a precios más abultados de lo habitual».
Viajan en grupo
En vista de todas estas situaciones, Ramón y otros transportistas de carga del sur del Táchira suelen viajar juntos y al momento de hacer las colas de combustible, se acompañan.
—Con el fin de apoyarnos y brindarnos seguridad, nosotros mismos nos mantenemos en permanente comunicación. Al momento de hacer las colas, que como ya dije pueden ser de varios días, llevamos comida y cocinamos en fogones improvisados. Ahí seguimos guapeando, porque no hay de otra— apunta.
Asimismo, se pudo conocer que algunos transportistas han optado por adquirir el gasoil revendido en la entidad tachirense, para viajar con los tanques llenos y de este modo evitar la odisea de tener que tanquear en tierras carabobeñas o en Cúa, en el estado Miranda, en donde el servicio VIP es el que manda.
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