Saben que solo en una emergencia, y cuando cargan algunos pesos encima, recurren a sus servicios; pero aun así los mototaxistas no se resignan a abandonar el único sustento para sus familias.

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Freddy Omar Durán

Richard Alexánder Rivera Ontiveros, desde la estación de servicio de Zorca Providencia, es uno de los que no se rinden, pues en su casa hay una esposa y una hija que alimentar. A duras penas trabaja medio día, y muchas jornadas pasan en blanco.

“¿Pero qué más puede hacer uno?”,  es la pregunta que lo motiva y le da razones para continuar.

—Ha estado la cuestión grave, grave… -agrega Rivera- ¿Cómo le dijera? No se consigue nada…todo está crítico, crítico.

Y si bien el transporte público que pasa desde Capacho, otrora muy constante por el importante caudal de pasajeros que moviliza, se ha reducido a su mínima expresión, y no son pocas las personas con necesidad de trasladarse a San Cristóbal, esto no opera a su favor, pues muchos prefieren buscar la manera de que alguien les dé la cola –algo que no pasa a menudo- o irse a pie. Y esto ocurre así en virtud del mermado bolsillo de los pasajeros

—Ya la gente no quiere agarrar moto. Tiene que ser una razón muy importante para pedirle a uno que lo traslade.  Trabajamos ocho mototaxistas, pero no siempre vienen todos, por lo mismo, porque la situación está dura. De todas maneras, yo sigo saliendo, porque hay que buscar el pan de cada día -expresó-.

Para él, no ve la hora en que se acabe la cuarentena, en tanto el país está paralizado, y esto puede propiciar incluso que se acreciente la delincuencia.

—Esto debería acabar lo más pronto posible. Mi hija y mi esposa están aburridísimas…mi hija perdiendo clases. Dios quiera que se resuelva esto de la Covid-19 lo más pronto posible -espera-. (FOD)