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11 de mayo de 2024
Otoniel Silva, un metalúrgico de oficio, quien murió el pasado martes 6 de julio en el Hospital Central de San Cristóbal, por covid-19, no presentaba los síntomas conocidos de esta enfermedad cuando lo llevaron al ambulatorio de Puente Real, el viernes 3 de julio.
Su hijo, Jorge Luis Silva, y su sobrino Luis Amaya, recordaron que Otoniel, de 58 años de edad, presentó fuertes dolores de estómago y “lo tenía hinchado”. En el ambulatorio de Puente Real fue atendido y el médico ordenó exámenes generales, para precisar qué pasaba.
Los resultados de laboratorio indicaron que se trataba de cirrosis hepática. Los parientes confirmaron que le gustaba beber, compartir con vecinos, disfrutar en paz día a día.
Su sobrino, Luis Amaya, informó que el último fin de semana de junio, Otoniel y otros cuatro vecinos se tomaron cuatro botellas de miche puro blanco, “y eso fue lo que lo reventó”.
El sábado 4 lo llevaron nuevamente al ambulatorio de la comunidad y, con los resultados de los exámenes en mano, lo remiten al Hospital Central, “pero él dice que no va a ir, que lo dejen tranquilo en casa”. Le hicieron caso.
El lunes 6, por la mañana, amaneció con muy dolor más intenso en el estómago, que estaba recrecido, hinchado. Lo llevan por tercera vez al ambulatorio de Puente Real. “Lo vieron y la doctora de turno le colocó tratamiento, le dieron medicamentos y nuevamente es remitido al Hospital Central”.
Ya Otoniel tenía más malestar, más dolor. No se podía esperar más, lo llevaron a las 8:30 de la noche y lo dejaron en observación. “Estaba adolorido, con el estómago hinchado, y no se podía abrochar el pantalón. Caminaba lento”, recordó su sobrino.
Le hacen tratamiento y a la 1:00 de la tarde del martes 7 de julio, mediante una llamada telefónica a un familiar, les informan que el paciente había sufrido tres infartos. “Le vino el cuarto y se murió”.
Errores de procedimiento
Otoniel Silva permaneció en el Hospital Central por 17 horas. Su familia no sabe a qué hora le hicieron la prueba para descartar covid-19.
Sus parientes insisten en que la causa de muerte fue una cirrosis hepática e insuficiencia respiratoria aguda.
Esa tarde del martes 6 de julio, su hijo, Jorge Luis Silva, comenzó los trámites para retirar el cuerpo. “El médico que atendió a mi papá me entregó una hoja con un escrito a mano, donde yo leí que la muerte fue por insuficiencia respiratoria aguda, no covid-19, y luego me lo certifica personalmente. Me dijo, ‘baje a piso uno para que le entreguen el certificado de defunción’. Bajé, entregué la hoja, y yo no volví a ver más esa hoja, es interna, de ellos, de su control general”, expresó.
“Pero cuando voy a retirar el certificado, se dijeron otras cosas. El doctor firmó el certificado, y cuando fui a reclamarlo, en la hoja decía insuficiencia respiratoria covid-19. No sé qué pasó, por qué él quiso poner eso. Se equivocó. Qué más podemos pensar, que fue una equivocación”, dijo.
“Sí es muerte por covid-19”
La autoridad única de Salud, doctora Amelia Fressel, confirmó la muerte de Otoniel el pasado viernes. No es ninguna equivocación.
Se informó que el resultado de la prueba PCR llegó un día después de su fallecimiento.
El caso de Madre Juana “es para tomar conciencia, para reflexionar. Que las personas se den cuenta de que el covid es un asesino mortal, que está silente y de repente aparece, destruye y acaba con la vida de una persona. Hoy-viernes 10 de julio-, lamentablemente, se hace el anuncio formal, aunque la Vicepresidencia lo hizo la noche anterior –jueves 9 de julio-”, dijo Fressel en el programa radial de los viernes.
Problemas para sepultarlo
Jorge Luis Silva, el lunes 13 de julio, dijo que el cuerpo no había sido enterrado. “Yo no volví más para el hospital. Pretendían que se debía enterrar a la manera de ellos”, al referirse al protocolo sanitario para sepelios por covid-19.
Luis Amaya narró que el mismo martes 7 de julio hicieron las diligencias necesarias para la cremación del cuerpo en el cementerio que está por Tucapé, pero les informaron que no se podía sacar el cadáver de San Cristóbal a otro municipio (así lo establecen las normas para muertos por covid-19); hicieron los trámites con la funeraria El Carmen para la cremación en el Jardín Metropolitano El Mirador, pero en el Hospital les dijeron que no se podía cremar.
Entonces la opción del entierro era el cementerio Municipal. “Voy al cementerio, allí tengo una fosa, todo listo; cuando la secretaria de esta dependencia municipal recibe una llamada telefónica y habló como media hora con el administrador del cementerio. Ella me puso a hablar con él. Hablamos de todo, nos dijimos todo, él me dijo que sabía toda la situación, pero que eso eran cosas políticas y que ellos se encargaban del entierro de mi tío, que yo no debía pagar ni un bolívar, ni nada. Entonces yo dije, si eso es así, entonces, señor allí está el cuerpo, entiérrenlo”.
La familia pensaba que el trámite se había cumplido, pero a los tres días, el viernes 9, “me llaman para decirme que el cuerpo aún estaba en el hospital, el que apareció debajo de una escalera. No sé qué pasó, porque el administrador del cementerio me dijo que me llamaría 20 días después para decirme dónde estaba enterrado el cuerpo”.
Descartes de covid-19
El pasado lunes, la comunidad de Madre Juana fue tomada por las autoridades sanitarias para descartar posibles casos de covid-19. El viernes 10 de julio, Freddy Bernal informó por la red Twitter sobre un brote de este coronavirus en esta populosa barriada.
Desde las 9:00 de la mañana se aplicaron las pruebas correspondientes. Todos los vecinos fueron sometidos al descarte y dieron negativo. Las autoridades reiteraron a los vecinos que, si presentan algún síntoma, deben acudir a un centro asistencial.
Hubo desinfección de sus calles, y se hizo hincapié en los mensajes de prevención.
José Luis Guerrero S
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