Regional

Reflexiones Deportivas

6 de julio de 2023

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Pedro Vásquez


El dulce sabor de otra victoria


Una aventura más convoca al baloncesto tachirense Máster +50 en tierras colombianas. En esta ocasión no son las playas caribeñas, ni la metrópoli de Medellín. Es un pueblo incrustado en las montañas santandereanas, fundado hace 481 años, con 20.000 habitantes, ubicado a 2.235 metros sobre el nivel del mar y 18 grados centígrados: Málaga.

El club Lonas Parra es el invitado para representar a Venezuela contra dos equipos santandereanos y un quinteto de Bogotá. La organización interna está a cargo del propietario de la divisa Enrique Parra. Dos comitivas, que integran nueve jugadores, se coordinan: Una que viaja en transporte público y otra en carro particular.

Cuando la primera avanzada llegó a Málaga, la segunda en San Cristóbal comparte un sándwich camino a la frontera. El viaje empezó con retraso porque uno de los viajeros aún tramitaba el permiso con su consorte. Sellada la documentación conducimos vía Pamplona, eran las 8 am; con tanto café ya no recuerdo si era hora colombiana o venezolana.

La vía está expedita con varias ampliaciones que dan visos de autopista. El conductor, ingeniero Manuel Altuve, describe con nostalgia, por no tener esas carreteras en Venezuela, los muros de contención y las barbacanas para el correcto drenaje que reduce la presión hidrostática que pueda desestabilizar el sistema.

Saliendo de Pamplona empieza el ascenso acompañado de bicicleteros y ciclistas. El siguiente destino Chitagá tierra de duraznos. Avanzamos y mi memoria se remonta a una tutoría de tesis de posgrado de gerencia de empresas mención mercadeo de la UNET, elaborada por Nubia, en donde se proponían estrategias para los productores de este aterciopelado fruto. En Chitagá, triple de empanadas de arvejas acompañados de tinto.

Mientras la camioneta Súper Duty sube, la temperatura baja. Al llegar al Páramo el Almorzadero unos trabajadores nos comentaron que estamos a 3.800 metros sobre el nivel del mar y el vehículo marca 9 grados centígrados de temperatura. Los vidrios abajo permitían que el viento raspara el rostro, se vieran los frailejones y penetrara el aroma cítrico de las frutas junto al mentolado del eucalipto mezclado con el olor del carbón que brota en las montañas. El buen clima nos acompaña con leves brisas y pequeños tramos destapados cubiertos de lodo que no le hacen ni cosquillas al rin 18. En el Páramo, doble de pasteles de carne molida con arroz y huevo acompañados de chocolate.

A Málaga llegamos a la una de la tarde hora local. De inmediato contactar al primer grupo, coordinar hospedaje y descansar pues jugamos a las 7 y 30 de la noche. Con tantos dobles y triples de empanadas no almorzamos.

A las 6 y media en la cancha. Allí mientras vemos un juego femenino nos enteramos que se jugará un triangular con final entre los dos mejores. El escenario nutrido con unas 100 personas acompañadas por mascotas vio el primer juego que fue un triunfo cómodo contra Guerreros con base en la defensa sólida bajo los tableros de Hernando “Pavo” Márquez y Roberto “Capacho” Méndez. Los dos jugadores invitados de Guerreros llegaron al día siguiente.

Mientras compartíamos una lata quedamos a oscuras. Nos acordamos de la Patria. Al preguntar nos informaron que la instalación tiene un temporizador que manda para la casa a los atletas a las 10 pm. La oscuridad no impidió el compartir. Saludamos a los homenajeados y buscamos cenar cerca de un estanco para no perder el ritmo.

A la mañana siguiente un desayuno ranchero con arepa de maíz pilado prevenido por un caldo de costilla rodeado de aguacate preparó el organismo para ir a las aguas termales de Concepción, que por cierto es la capital lanar de Colombia, aunque siendo sinceros no vimos algún rebaño.

El último kilómetro para arribar a las aguas termales es destapado, en descenso y muestra las estaciones para el Vía Crucis en Semana Santa. Después de un baño que abriga el espíritu, soba las rodillas y refresca sensaciones buscamos sobrebarriga al horno aderezada con cebadas rubias. Un descanso climatizado, un café vespertino con mantecada y a jugar.

Marmoleros venció temprano a Guerreros. Contra Lonas Parra, Marmoleros empezó ganando. En el segundo cuarto emparejamos. En los dos cuartos siguientes la ventaja se fue consolidando gracias al team work. Cambios sucesivos pensando en la final permitieron que la ventaja fuera solo de 12 puntos. La jornada cerró en calma, se juega a la 1 de la tarde. Marmoleros espera un refuerzo.

Las campanas de la iglesia nos despertaron más temprano. El Tour de Francia en la TV incitó un desayuno gourmet: Consomé de gallina con perico, tajadas, queso de hoja y chocolate. Paseo a pie por el pueblo sin chaqueta, visita a la iglesia colonial, descanso y a jugar.

Lonas Parra empezó bien y con bandejas efectivas de Jesús “Silencioso” Contreras tomó ventajas. En el segundo cuarto Marmoleros se acercó. Una defensa con emparejamiento después del tercer pase de los rivales realizada por Edgar “Chita” Navarro, Toño “Morocho” Medina y Manuel Altuve dio sus frutos, los confundió, los agotó. Al inicio del último cuarto la ventaja era superior a 15 puntos y la victoria se fue consolidando.

Carlos Villasmil fue la figura ofensiva del torneo como anotador y en triples. Los homenajeados, Miguel y William Moreno participaron en el torneo de las Ferias de San Sebastián en la década de los 80, han sido integrantes de la selección Colombia en varias categorías incluyendo la Máster. Los reconocimientos fueron entregados por el alcalde de la ciudad Óscar Joya y el exjugador profesional Aldo Carvajal organizador del evento.

Carlos Villasmil el mejor a la ofensiva en el torneo.

El triunfo se celebró en trifásico: Néctar transparente, 18 años y lata. El almuerzo una picada mixta, luego una visita a una mina de mármol travertino, un brandy con leche y a relajarse para el retorno.

Cuando salíamos, la luna estaba encendida y la primera avanzada arribaba a Cúcuta. Otro amanecer de buen clima, el sol se asomó tenue y anaranjado mientras ascendemos con las ventanas cerradas. Al llegar a la máxima altura, con la venia del conductor, nos bajamos por un minuto para sentir el viento a 5 grados centígrados, mientras los labios se agrietaban, las manos se entumecían y las rodillas extrañaban las aguas tibias.

El camino serpenteado permitía observar los árboles cargados de duraznos más grandes que una pelota de tenis y reflexionaba que en esta región ya hay plantas procesadoras de duraznos para lo cual se usan los más amarillos y de menor tamaño, que se envasan en almíbar o se usan para pulpa o mermelada. ¿Tendría algo que ver el trabajo de Nubia?

Descendiendo los pájaros se cruzan frente al parabrisas, la temperatura sube y la sonrisa que dibuja nuestros labios debe acicalarse con manteca de cacao. Otra aventura en tierras neogranadinas con el dulce sabor de la victoria. El paso de la frontera sin novedad. Llegamos a casa cargados de ciruelas, duraznos y mantecada. El parte de guerra dos días después: Dos rostros arañados, un moretón en el costado y un coxis afectado.

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