Se derrumba el sector Araguaney en vía Mata de Guadua-El Valle

Quienes a diario transitan desde Mata de Guadua a El Valle saben del riesgo que es pasar por un tramo de más de 100 metros de largo que de un momento a otro quedará anulado y, en consecuencia, no habrá acceso a la carretera nacional.

Los conductores deben hacer un gran esfuerzo para sobreponerse a una vía destrozada y hundida; incluso al momento de entrevistar a los vecinos del lugar, una motocicleta se fue por una cuneta, intentando sobrepasar el trancón allí formado, y de no ser por la acción decidida de voluntarios, no se hubiese librado de ella.

Pero ese no es el mal mayor: las lluvias que bajan libres, las cloacas reventadas que expelen malos olores, y las tuberías de aguas blancas sin arreglo, no solo se han confabulado para dejar incomunicados al sector. Las viviendas que colindan con la calle Araguaney sufren estragos que amenazan con dejar en la calle a más de diez familias, integradas por niños y personas de la tercera edad.

Las tres casas cerca de la carretera sencillamente pasaron a la historia, y las que le siguen quedaron inhabitables, como consta en informe de Protección Civil, pero algunas familias se niegan a abandonarlas porque “no hay más para dónde ir”. Sin embargo, Anabela Álvarez sí debió irse a una residencia alquilada, en tanto su hija alérgica ya no podía soportar la humedad, los malos olores y la polvareda de los estragos; al mudarse ya presentaba signos de dengue.

Mientras tanto, la señora Lucía de Salamanca sabe que su sueldo de camarera no le da para tomar una decisión semejante. Por su parte, Luz Marina Pérez, en el mismo inmueble que habitan cinco niños, contempla -aprehensiva- las paredes ya separadas de sus junturas y grietas, que dicen que todo se vendrá abajo de un momento a otro.

Pero más que un problema exclusivo de la calle Araguaney, ha sido el cáncer que afecta a gran parte de Mata de Guadua, donde las filtraciones por malos arreglos, las condiciones orográficas, geológicas e hidrológicas, han dejado a más de uno sin un techo donde resguardarse.

En cada vivienda los destrozos son evidentes: la ruta destructiva de las grietas agarra las paredes y el suelo. Algunas columnas al desnudo están carcomidas por su base, y su doblez presagia lo peor. Se intentan hacer refacciones con el poquito cemento que consiguen; pero eso de nada vale porque las bases están en permanente inestabilidad.

En El Araguaney, cinco casas han llevado la peor parte; sin embargo, sus vecinos no cantan victoria, pues a ellos les ha agarrado la epidemia de grietas, y temen lo peor, por lo que la cuenta se eleva al menos a 11 viviendas afectadas.

Al problema se han abocado choferes de algunas líneas que con relleno han intentado habilitar la vía; mientras las alcaldías de San Cristóbal y Capacho se pasan la pelota, pues se trata de una zona limítrofe, entre municipios. Al final, la lluvia termina arrastrando los materiales que allí se depositan, en el poderoso caudal que baja por la calle, y entre la maleza, circundando la boca de visita de una alcantarilla tapada.

Nos comenta Carlos Gámez que todo se origina a partir de los malos arreglos que se han hecho a las alcantarillas, un desperfecto que ya lleva más de 12 años

—El problema –agrega Gámez- parte al unirse el encloacado de la calle Los Alamos con el de la calle principal. Cuando la carretera se dañó, hace diez años, las aguas allí empozadas propiciaron el hundimiento de la calzada, y luego el daño de la cloaca, y al desviarse la misma se terminó tapando la boca de visita. Una solución sería hacer un drenaje en el centro de la calle y desviar las aguas a otro lado.

Para Máryori Cárdenas, las complicaciones no solo son de orden de infraestructura, también la seguridad ha estado comprometida.

—Todavía –afirma Cárdenas- no se ha desatado una epidemia, pero con esas cloacas destapadas esperamos lo peor. Además, en estos días de lluvia ha sido terrible, pues los carros chocan y esto se vuelve un desastre. Y cuando se arman colas o los vehículos se toman un rato en superar los baches, los delincuentes aprovechan para hacer de las suyas.

También agrega que la acción destructiva de aguas y deslizamientos, al final afectará el suministro eléctrico de Mata de Guadua y El Valle

—El poste principal, que hace parte de la línea y conecta con El Valle, está podrido en su base, e igual pasa con el de la calle Araguaney. De otro lado, hemos querido cambiar algunas luminarias, pero eso solo es posible con las grúas de Corpoelec.

Freddy Omar Durán

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