(AFP) Filas organizadas en Caracas y protestas en la provincia. Venezuela, ante una aguda escasez de combustible, relanzó este lunes un plan para distribuir gasolina por número de matrícula de los vehículos.
El racionamiento de gasolina y las colas en estaciones de servicio se han convertido «en una forma de vivir», lamenta Sofía Fermín, comerciante de 43 años, quien amaneció frente a una dispensadora de La California, al este caraqueño, para llenar el tanque de su auto.
La llegada de cargamentos de combustible desde Irán en los últimos días y, según el gobierno de Nicolás Maduro, la reactivación de dos de las principales refinerías del país caribeño permitió reabastecer gasolineras tras semanas de kilométricas colas.
Sofía piensa que el plan retomado por el gobierno chavista, que en el pasado ha implementado mecanismos de venta por número de placa, está lejos de ser una solución al problema. «Yo no me lo creo», comenta, con escepticismo, a la AFP.
Venezuela, otrora potencia petrolera, estrenó en junio nuevos precios dolarizados de la gasolina, que durante años fue prácticamente regalada por congelación de tarifas en un país hiperinflacionario con una moneda local, el bolívar, en violenta depreciación.
El gobierno socialista subió a 50 centavos de dólar el litro de combustible de alto octanaje, pero mantuvo un alto subsidio con una tarifa en bolívares que ahora equivale a poco más de un centavo de dólar por litro, solo válida con límites de consumo y registro previo.
Muchos venezolanos se ven obligados a hacer interminables filas por combustible subsidiado. Los 20 dólares necesarios para llenar el tanque de un auto utilitario pueden ser un lujo en un país donde el ingreso mínimo mensual, salario más un bono de alimentación, ha quedado muy rezagado, siendo equivalente a menos de dos dólares.
Venezuela ha visto caer su producción de crudo de 3,2 millones de barriles por día hace doce años a menos de 400.000 en la actualidad, de acuerdo con la OPEP. Su sistema de refinación no ha sido ajeno al colapso.