Para conocer qué siente “un ciudadano de a pie” que vive y padece en esta candente frontera, la misma que llegó a ser una de las más importantes de Latinoamérica por su intercambio comercial y hoy ocupa titulares por el constante intercambio de disparos y por los crímenes que allí se han engendrado, se contactó a “Ricardo” (nombre ficticio para evitar represalias en su contra), un honesto trabajador de la zona, que como todos, conoce a la perfección qué ocurre, quiénes son los protagonistas y también, quiénes han permitido y siguen permitiendo esta cruda realidad.
__¿Ricardo, qué es lo que pasa en la frontera (San Antonio-Ureña) qué desató tanta violencia?
__Claro, lo que está sucediendo realmente es que hay una guerra de poderes entre grupos al margen de la ley, como los paramilitares y la llamada guerrilla, por el control de las trochas, el contrabando de combustible y de otras mercancías que se mueven por ahí, como droga y carros. Y eso nos ha traído problemas de todo tipo porque la gente teme ser blanco de alguno de ellos; es decir, que nos maten sin deber nada. Esto nos causa mucha angustia, temor, nadie está a salvo, sentimos que en cualquier momento una bala nos podría quitar la vida.
— ¿Qué dicen las autoridades al respecto?
— Estamos vulnerables, abandonados por las autoridades que, sí saben lo que está pasando, pero no actúan. Con esta situación, ya a San Antonio y a Ureña los tienen acabados, ya el comercio no abre; gremios como taxistas y mototaxistas prefieren no trabajar porque “El Paisa”, un jefe paramilitar, advirtió que mataría a quien saliera a trabajar sin pagar la vacuna; es decir, tomando represalias porque la guerrilla ya dijo que no le pagaran vacuna a nadie, ni a ellos mismos (guerrilleros). Pero con esas amenazas de los paramilitares ¿quién va a salir a trabajar?. Es más, según los rumores y sólo para sembrar temor en la población, algunas veces por orden del jefe, los paramilitares asesinaron a alguien, a cualquiera, nada más para intimidar, para demostrar que siguen presentes en la frontera y en retaliación porque ya no les pagan las extorsiones.
Aunque, luego de la reapertura del paso peatonal por los puentes internacionales, las autoridades colombianas tumbaron las denominadas trochas, Ricardo sabía que el cruce irregular entre ambos países, continuaría y que nuevas trochas serían levantadas, pues en esto priva el interés económico de quienes cobran y de los que pasan todo tipo de mercancía que por los puentes no podría.
__ ¿Quiénes fueron los “encargados” de las trochas desde febrero de este año?
__ se le preguntó al hombre que identificamos como Ricardo.
__ Ahí estaban unos llamados colectivos. Aparecieron en febrero, cuando cerraron el paso a Colombia. Yo presencié algunos tiroteos. Cuando por los puentes ponían muchos problemas para pasar, pues uno prefería cruzar por las trochas, y de un momento a otro surgían problemas entre ellos y se agarraban a tiros los grupos armados, por el control de las trochas.
Y el hecho que hayan abierto la frontera no cambia nada, esto va a seguir igual o hasta peor, porque ahora con la frontera abierta, la gente común y los comerciantes que van a ir a Colombia para traer mercancía o surtir sus negocitos y bodegas por ejemplo, si van a cruzar por el puente de San Antonio, van a tener que pagar los tres controles de la Guardia Nacional Bolivariana para que los dejen pasar lo que compraron.
— ¿Dónde están esos tres controles de la GNB que usted menciona?
— Uno donde está Migración venezolana, otro en el parque Las Banderas y el tercero, ya entrando, donde está la aduana. En cada punto de esos cobran en pesos, 10 mil por cada bulto de “saco rayado”, o sea, son 30 mil pesos por el puente; mientras que por las trochas se paga 10 mil pesos al “maletero” y 5 mil “el pase”, que antes era para los llamados colectivos.
¿Entonces, qué le parecía mejor a la gente, por el puente o por la trocha?…
por la trocha, obviamente. Pero se comenta que ya la guerrilla dijo que no quería ver más colectivos en las trochas.
Las palabras de Ricardo parecieran reafirmadas por una nota publicada este miércoles en el diario colombiano La Opinión de Cúcuta, titulada: “Inmigración desacata la orden de no usar trochas” refiere que “la orden que impartió ocho días atrás el comandante de policía de Cúcuta, coronel José Luis Palomino, de impedir que inmigrantes de Venezuela ingresen al país por las trochas, solo se cumplió los dos primeros días, porque de ahí en adelante se reanudó el flujo migratorio por esos pasos informales”.
Añade -el martes, periodistas de este diario recorrieron las trochas La Marranera, Los Mangos, La Playita, La Marina, La Isla y El Águila, estas últimas en el sector de El Escobal, y en todas se observó el ingreso de personas a territorio nacional provenientes de Ureña y San Antonio (Venezuela).
Convivir en la franja fronteriza con amenazas, miedo y muerte
“Incluso por las dos trochas a lado y lado del puente Simón Bolívar, en La Parada (La Marranera y Los Mangos), no importó la presencia de Policía a los inmigrantes porque igual ingresaron sin ninguna resistencia, muchos de ellos con maletas y mercancías.
Al ser indagados de por qué cruzaban por las trochas, algunos respondieron que evitaban las largas colas que se presentan del lado venezolano para venir a Villa del Rosario o Cúcuta.
También porque algunos no han podido tramitar el carné que expiden las autoridades migratorias venezolanas para movilizarse en la frontera”.
Significa- agrega-que del lado venezolano las autoridades también bajaron la guardia en las trochas, dado que días atrás habían manifestado que quienes las emplearan serían detenidos, cosa que el martes no se hacía evidente por la gran cantidad de inmigrantes que arribaron por estos pasos informales a Villa del Rosario y a Cúcuta, indica parte de la nota.