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Un nuevo universo se desenvuelve en los cuadros de Viviana Gandica

24 de abril de 2024

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Maestra de la abstracción, Viviana Gandica lleva el lenguaje plástico a otro nivel. (Foto/Tulia Buriticá)

Freddy Omar Durán

Cada uno de los cuadros de Viviana Gandica que conforman la exposición Transcomplejidad nos da la sensación de arrojamiento desde una dimensión a otra, en un rebosamiento de energía, supera las tradicionales preceptivas del dinamismo en la pintura, y nos sitúa en una visión cosmológica de la plástica.

Maestra del abstraccionismo, la sala Ulacio Sandoval del Ateneo del Táchira ha dispuesto sus espacios para un acontecimiento preparado para conmover el ojo estético de quien los visite, independientemente de que comulgue con esta corriente de la plástica.

Como explicó la pintora, la idea es de alguna manera trasgredir; pero trasgredir para trascender, de construir para reconstruir como si la realidad brotara desde el lado opuesto de un “agujero de gusano” o se agitara en un acelerador de partículas.

La sutileza en cada pieza da cuenta de un oficio, más allá del efectismo deliberado, afrontado en grandes formatos en los cuales se corre el riesgo de desconcertar al espectador: más que en la espontaneidad confía en la meditación de una artista alcanzada en 30 años de vida creadora y alrededor de 7 individuales, cada una un reto distinto.

Con éxito, con apoyo en la curaduría de Manuel González Nieto y Oswaldo Barreto, Gandica se tomó muy en serio la gran oportunidad de ubicarse en una de las salas de arte más importante del Táchira, bajo el predominio del gran formato y la grandilocuencia asumidos con solvencia y equilibrio.

La anulación de la representación, más que hacer parte de un gesto de rebeldía o ajustada a un credo artístico, se sostiene en la convicción de la que la verdad de la realidad ya ha escapado a cualquier forma de representación. A tal punto que resulta pedagógico para el espectador lego, el camino que la abstracción obligatoriamente se debió transitar, para dar trascendencia a la creatividad.

Anotó Manuel González Nieto para el texto que acompañó la exposición: “Son profundos sus sentimientos, su interpretación personal de la realidad, de su contexto personal y social. Cambia su anterior manera de interpretar a la mujer (semioculta, sufrida, siempre presente, sólida). Para ello hace uso más agresivo del color y las formas, agrega elementos surreales, profundiza en una simbiosis abstracto figurativa”.

Por su parte Gandica asegura: “Me basé más que todo en la transcomplejidad. Las realidades varían en cada uno, y cuando interactuamos con seres humanos, nos tenemos que entender unos a otros. En la transcomplejidad hay rupturas y cambios; nosotros fragmentamos a través de nuestras emociones”.