El asfalto calientísimo por efecto de un sol radiante no impidió que Yuliana Guerrero cumpliera descalza la procesión al Santo Cristo. Desde hace 11 años, esta es su forma de ofrecer al milagroso patrono la salud de su mamá y, esta vez, el bienestar de sus familiares que emigraron. Yuliana, una joven de La Grita, era una entre los muchos devotos que este lunes cumplieron hasta seis kilómetros de procesión descalzos. “Es impresionante la cantidad de gente”, sorprendió a Yuly Pérez, una devota caraqueña. “¡Qué gentío!”, repetía uno de los sacerdotes que caminó. En realidad, la multitud se perdía de vista en el horizonte de la avenida Francisco de Cáceres. Entre esa alfombra humana resaltaban las banderas de Venezuela, así como en los altares que el pueblo levantó al paso de la cuatricentenaria imagen. Le recitaron coplas llaneras, dramatizaron su milagrosa talla y, en el íntimo encuentro del Santo Cristo con su Madre, Nuestra Señora de los Ángeles, un niño vestido de angelito llegó en hombros de la gente hasta el camarín del Rostro Sereno con un cartel en el que se leía “No al aborto, sí a la vida”, una de las consignas más repetidas durante la procesión, que empezó a las 2:30 de la tarde y finalizó de noche, a eso de las 8:00, con la tradicional misa campal en el atrio de la basílica del Espíritu Santo y el canto del cumpleaños feliz número 408 al venerado protector de Venezuela.

(Fotos/cortesía Pbro. Johan Pacheco – Prensa Diócesis de San Cristóbal)

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