Alexánder Monasterio Colmenares, de 39 años de edad, es uno de los venezolanos que iban en la unidad militar que transportaba a los llamados caminantes, quienes recorren cientos de kilómetros para cruzar la frontera en busca de una esperanza.
El accidente ocurrió en horas de la noche del pasado miércoles 27 de enero, en el sector Apartaderos, vía a San Antonio del Táchira, municipio Bolívar, cuando la unidad volcó, luego de presentar una falla mecánica.
Este hombre emigraba sin familiares, pero la odisea la vivía con algunos compañeros de su pueblo, en la Recta de Apolonia, estado Yaracuy. «La mayoría somos de Yaracuy», aseguró. Se encuentra derrotado, en el área de Emergencia, sala de Trauma, del Hospital Central de San Cristóbal. Presenta lesiones en la pelvis y el abdomen. Cuenta con tristeza algunos detalles de su lamentable itinerario.
Casi llegan a su destino
Luego de tres días de recorrido, entre mucho caminar y colas, Alexánder, originario de Yaracuy, junto a familiares y amigos de su pueblo, llega a San Cristóbal, al elevado de Puente Real.
“Ya casi habíamos llegado a la frontera y nos dieron la cola en un camión de la Fuerzas Armada, por un favor que nos solicitaron. Entonces llamaron a Capacho, hicimos lo que nos pidieron y nos dieron la cola», comentó Alexánder.
El favor consistía en que al menos cinco de los emigrantes, entre 18 y 30 años, se alistaran para el servicio militar, porque debían completar una cuota que necesitaban de urgencia. Él fue muy preciso al aclarar que en ningún momento les pidieron dinero.
De acuerdo al caminante, cuando iban en la vía, el conductor -un militar- perdió el control al tratar de no chocar un carro que estaba adelante. Pisó el pedal de los frenos, pero no respondió. «El carro no tenía frenos, entonces lo tiró hacia el cerro, porque si lo hubiese lanzado al barranco, ninguno lo estaría contando», afirmó.
Muchas necesidades
Alexánder dijo que todos los migrantes que sufrieron el accidente y lograron sobrevivir requieren del apoyo económico.
“Sinceramente, perdí lo poquito que traía. Perdí el bolsito con mi ropa y mis zapatos, también la cartera con todos mis papeles, incluyendo la cédula”, lamentó y apuntó que los documentos es lo que más le preocupa.
Además de ropa, los caminantes necesitan alimentos y útiles personales. Incluso recursos económicos para cubrir gastos de exámenes médicos, necesarios para los diagnósticos médicos y la evolución. Los niños necesitan pañales, agua hervida y todo lo que puedan donar.
“No nos queríamos ir”
Alexánder no quería marcharse de su tierra natal, pero la difícil situación lo llevó a tomar la decisión. Fue así como junto a algunos amigos y vecinos emprendió la aventura.
“No es que nos queríamos ir, porque sabemos que en Colombia también se la pasa difícil, pero la situación en nuestro país está muy crítica. Uno busca una solución y sale peor la cosa. Nosotros no tenemos ayuda de nadie, no tenemos trabajo, no tenemos nada. Ya perdí aquí esta batalla. Tenemos que regresarnos y aguantar allá la pela, porque no voy a perder mi vida por allá solo”, comentó con mucha nostalgia y dijo que su plan era luchar por sus hijos y por sus padres, que son mayores, para regresar al cabo de cuatro o cinco meses.
Agradecimiento al personal de salud
Alexánder, al igual que otros de los afectados, agradeció al personal de salud del principal centro asistencial del Táchira por el buen trato y la consideración brindada.
Aseguraron que médicos y enfermeros se esmeraron en atenderlos e incluso cuidaron de los niños hospitalizados, que estaban sin acompañante porque sus padres están en delicada condición.
Habilitan un autobús para familiares
Narró que la alcaldía del municipio donde vive coordinó un trasporte, tipo autobús, para traer a los familiares de las víctimas de este lamentable accidente suscitado en Apartaderos, que dejó 10 fallecidos y más de 23 personas heridas.
“Necesitamos que llegue la ayuda”
Lauris Martínez, de 35 años, es otra de las caminantes, proveniente de Yaracuy, quien dijo que se encuentran solos en medio de la tragedia. Su esposo sufrió traumatismos craneoencefálicos y fractura de húmero.
Ella también presentó traumatismo craneoencefálico, pero leve. Su hija, de doce años, se encuentra en sala de Trauma de la Emergencia, mientras que su otros dos hijos, de 16 y 3 años, sufrieron lesiones de menor gravedad y ya fueron dados de alta.
Pidió ayuda a las autoridades militares para que permitan el paso al vehículo que desde el municipio Independencia va con familiares para ayudarles, porque -asegura- se encuentran solos. (BM)