Reportajes y Especiales
Como decir “A la Luna” y La Nación inició su viaje
23 de diciembre de 2023
El primer vuelo tripulado al espacio, el Apolo 8, y el bautizo del Diario La Nación, coincidieron en el tiempo y en su esencia: Ambos eran una aventura, y ambos compartieron su primer día, en diciembre de 1968
Humberto Contreras
El último número de la fase de pruebas, y primero que abre el historial de vida del Diario La Nación, el cual reposa en el archivo del periódico, tiene de fecha 22 de diciembre de 1968. No salió al público, por supuesto, pues fue solo, por decir, la última prueba del experimento en macha, para decretarlo “Listo”.
Era como el conteo final, para iniciar la más importante “aventura” regional en el mundo del periodismo.
Coincidencialmente, ese mismo día, era noticia universal el lanzamiento a la Luna del Apolo 8, la primera misión tripulada que surcaba la inmensidad del espacio con destino definido. Por eso, la edición impresa de la prueba final del Diario La Nación, que no salió a la calle, titulaba la noticia del primer viaje espacial del hombre, en azul, su azul icónico, con letras de 7 cm de alto, y a todo lo ancho de su primera página: A LA LUNA.
La expectativa del viaje que iniciaba también Diario La Nación, no podía tener un símil más profético, aventurado y prometedor. Así lo ha demostrado el largo trayecto cumplido por este medio impreso.
No era más de lo mismo
El viaje del Apolo 8 a la Luna no era lo mismo que los viajes anteriores que exploraron el espacio. Esta vez iba con tripulación, para lo cual, obviamente, la modernización de la tecnología a través de sus equipos y sus medios de comunicación con la base terrestre, eran obviamente, lo más avanzado en su momento.
Al momento del lanzamiento de Diario La Nación, en el Táchira existían tres periódicos: Diario Católico, Vanguardia y El Centinela. Los tres, impresos en tipografía, usando las galeras de tipos que se iban armando letra a letra, cada título, cada texto, cada página, por expertos profesionales en ese arte.
Los tres eran de tamaño pequeño, que en el argot del periodismo impreso se les llama Tabloide. Los tres con muy escaso uso de la fotografía, que se reducía a una o dos gráficas por edición y de tamaño también limitado. Y no usaban colores. De modo que así fue perfectamente entendible desde el mismo día de aparición al público, que Diario de La Nación, como se llamó en un principio (años después desapareció la preposición para quedar solo como Diario La Nación), que José Rafael Cortés y su nuevo periódico no eran definitivamente, más de lo mismo.
Al amanecer del 23 de diciembre de 1968, los sancristobalenses que se esparcían asistiendo a la misa de aguinaldos, pudieron apreciar su nuevo periódico. Toda una novedad: El doble del tamaño de los que se tenían aquí entonces, pues hablando solo de su primera página, justo la que “vende periódico”, atraía con sus títulos llamativos, grandes, algunos en color azul, y distintos tipos de letra. Y cuatro fotos de distinto tamaño en su primera página.
Ningún periódico existente mostraba tanta variedad. Pero no era todo.
Una de las fotos, era de un acontecimiento apenas ocurrido el día anterior en Estados Unidos: La gráfica del entonces presidente electo Richard Nixon llevando del brazo a su hija Julie, camino al altar. En esa época, sin redes sociales, y sin televisión masiva, prácticamente, resultaba un real y llamativo espectáculo para los tachirenses, entonces más que ahora, “consumidores” (o compradores), y lectores de periódico.
La página abría con la expresión regocijada del papa Pablo VI sobre el vuelo del Apolo, y contenía otras diez notas referentes a diversos tópicos, desde la Feria Pecuaria inminente, la bendición del diario ocurrida la noche anterior, y otras más. Prácticamente en una sola página, casi la mitad del contenido de cada uno de los periódicos existentes. Y todo sin mencionar el atractivo e inusual “cabezote”, o logotipo que identifica a cada periódico, esta vez hecho con diseño, incluyendo avisos publicitarios a cada lado.
No era un milagro. Solo era la tecnología del momento. La legendaria tipografía, muy útil en su momento, estaba siendo sustituida por la Litografía, Off-Set, especial para medios impresos. Era la revolución de las artes gráficas, que aparecía en el periodismo tachirense.
Definitivamente, no era más de lo mismo.
Siempre mejorando
José Rafael Cortés no se quedó ahí. Su espíritu emprendedor, al impulso de su visión, lo llevó, en tiempos oportunos, a hacer inversiones mejorando la tecnología del diario. Nuevas impresoras, mejores equipos tecnológicos para textos y para procesamiento de fotos, mejor nivel de impresión, fuentes modernas de información a través de las agencias noticiosas internacionales, tanto en la inmediatez de la información como en la calidad de las fotografías.
Pero la mejora del Diario la Nación, no era solamente tecnológica. Poco a poco fue dando cobertura de eventos que tocaban directamente los pueblos nuestros, haciéndolos más partícipes del contenido del diario, insertando a los tachirenses con su opinión sobre asuntos locales, nacionales e internacionales, desde sus primeros números, como hizo con el Viaje del Apolo 8, que en su primera semana de salida ya hacían sus periodistas encuestas a la gente de la calle, sobre el viaje a la Luna.
¿Cuándo un tachirense había tenido oportunidad de que un medio le preguntara su opinión sobre un tema, para publicarlo al día siguiente con su foto?
Los nuevos tiempos
Fueron los tiempos de inicio. Hoy día, la realidad no ha hecho más que corroborar esa intención del propietario, creador y fuerza vital del Diario La Nación, propósito que ha sostenido en sus 55 años de vida, pese a las dificultades que atraviesan los periódicos venezolanos actualmente, que, además, también padecen los problemas de la prensa impresa mundial, con el avance de los medios digitales.
Pero aún así, la sombra de don Rafael, quién inició su viaje eterno coincidiendo con el día de inicio del siglo XXI; y de Doña Gloria de Cortés, bienquerida por todo el personal por su altruismo, su comprensión y su bondad, quien se echó al hombro la empresa luego de la ausencia de su esposo fundador, acompañan y estimulan la labor actual del equipo humano en general del Diario.
Es así como haciendo gala de esa premisa, de no ser más de lo mismo, La Nación no se ha quedado atrás. Hoy día es todo un conglomerado informativo Multimedia, con La Nación en impreso como ejemplo y guía, conjuntamente con la página web @lanacionweb.com.ve; la emisora @lanacionradioweb, la cual está integrada a una alianza lograda entre Diario La Nación y una red, Enlace Radial Informativo de Venezuela, que cuenta con 73 emisoras de señal abierta y cinco en señal digital, en todo el país, y seis emisoras digitales distribuidas en Colombia, Perú y Chile agrupadas en el proyecto La Voz de Venezuela Internacional.
Nuevas tecnologías, redes sociales, el espacio informativo abierto en el cosmos.
Es la realidad, el presente de Diario La Nación, tal como como profetizaba la imagen de la edición de prueba de aquel 22 de diciembre de 1968: A LA LUNA, que indicaba un viaje hacia el espacio infinito, a la exploración y a la innovación, siempre atento a las exigencias de su público lector.
Corolario
La Nación fue el quinto y definitivo sueño de José Rafael Cortés en materia de periódicos. Varias veces, desde sus quince años, había probado en varios intentos, sin lograr concretar ninguno, por tiempo suficiente. Pero La Nación fue su logro.
“Parece que fue ayer cuando José Rafael, en otra de sus locuras, me dijo que iba a fundar otro periódico. Yo conocí directamente sus incursiones en La Hora y en Resumen, y temí que el nuevo proyecto tuviese el mismo final de aquellos.
Pero no. Él estaba plenamente convencido del éxito de esta empresa, y empezó a revolverlo todo, a tocar todo, a hacer un sin fin de diligencias de viajes, llamando gente de su confianza, hasta armar lo que hoy conocemos como Diario La Nación”.
Estas son palabras de evocación y recuerdo que pronunció Doña Gloria de Cortés, en un acto de reconocimiento el 22 de noviembre de 2010, palabras que rubricó indicando que “yo también lo dije, con mucho sentimiento, que el diario podía resumirse en las 16 letras de su siempre recordado y querido nombre”.
Y es que fue tanto el empeño, el empuje, la dedicación y el amor que Don Rafael le impuso a su obra, que tiempo después, el diario ya consolidado e identificado como un diario al servicio del pueblo tachirense, dijo que el periódico no era propiedad de la familia Cortés, sino que pertenecía al pueblo del Táchira.
Y así es…