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La tachirense ha hecho de la culinaria un modo de “hacer un mundo mejor”, apoyando a causas sociales alrededor del mundo
Freddy Omar Durán
Dabraska Wawi puso en consideración de un jurado de talla internacional la “pisca andina” en Master Chef, y aunque ya lleva casi 30 años fuera de su ciudad natal San Cristóbal, con visitas ocasionales, siempre la lleva en su corazón, y en la culinaria ha proyectado los sabores de su tierra en su restaurant Dubraska´s Delights, y en su cuenta homónima en Instagram.
No estamos hablando solo de una chef, con grandes talentos para hacer magia en las cocinas internacionales, sino de una polifacética mujer en los roles de escritora, docente, bailarina, y el más importante, ayudar al que más lo necesita en diversos puntos del planeta.
Esta semana regresará a San Cristóbal, algo que desde hace cinco años no hacía y en circunstancias menos trágicas como la muerte de padre, que en esa época ocurrió, para compartir en Verde y Olivo su experiencia y conocimientos, así como para recabar muchos de los ingredientes requeridos por sus recetas con esencia tachirense.
Previo a ese retorno a nuestros predios, nos contó algo de lo que ha sido su historia, parte de la cual ha compartido en sus redes sociales, como ejemplo de superación, y así animar a sus connacionales, y demostrarles que con mucho esfuerzo todo es posible.
“Salir de tu país y empezar de nuevo no es fácil, cambiar de profesión y reinventar tu vida es una posibilidad y si lo haces con pasión y dedicación, se puede convertir en tu gran bendición. No se desanimen, no dejen que les digan que no, si te caes y cometes un error, sacúdete las chanclas, levántate y sigue adelante, pues ya aprendiste una forma más de cómo no se hacen las cosas. Ánimo paisanos”, anotó en uno de sus post.
Viaje por 6 países
Desde muy niña las artes culinarias le han encantado, mas sus padres insistieron en que se condujera por el camino del Derecho, carrera en la que se graduaría para el año 1992. Pero al conocer a su actual esposo, Elías, contratado por la MWKellogg en uno de los últimos proyectos de Maraven, con él no solo formó una familia, en la que han criado 4 hijos, sino que creó una complicidad que les ha permitido un destino de trotamundos.
“Nos casamos y nuestra vida de gitanos comenzó. Tenemos 4 hijos, hemos vivido en 6 países: México, India, Emiratos Arabes Unidos, Qatar, aparte de Venezuela y EEUU, y eso impactó la forma en la que veo el mundo, los sabores, la forma en que cocino y mis técnicas gastronómicas. Hace casi 5 años mi hermana se vino con su familia a Houston y a veces la vida, Dios y el universo te ponen en el camino correcto aunque uno piense lo contrario. Abrí Dubraska’s Delights, sin ninguna formación académica culinaria, y participé en Master Chef Latino 2019 y fui semifinalista”.
No ha sido únicamente una chef encerrada entre cacerolas, platos y estufas. Su propósito ha sido imprimir a su labor culinaria un sentido social, con repercusiones muy importantes entre las poblaciones más desasistidas de México y la India, y en el cumplimiento de ese humanitario objetivo escribió un libro de cocina.
“En los años en los que viví en el extranjero trabajé con diferentes ONGs en causas humanitarias que son importantes para mí como madre y mujer. En Monterrey, México, di clases de cocina para recaudar fondos de becas para niñas de escasos recursos, al igual que ancianatos y hospicios con enfermos de HIV. En el 2007 publiqué un libro de cocina bilingüe: “Cooking With a Smile” patrocinado por varias empresas extranjeras y el American School Foundation of Monterrey (ASFM). Con este proyecto se recaudó más de $35.000 dólares y se pagaron más de 300 cirugías de labio leporino y paladar hendido con la ONG Operation Smile”.
Ha sido un gran reto para la tachirense distribuir su tiempo entre apostar por el éxito de su restaurant, atender a su familia y llamar la atención del mundo sobre los graves problemas con incidencia en los sectores más vulnerables.
“En India trabajé con el orfanato Ish Kripa en Pune, Maharashtra donde proveía comida para niños con HIV. En el 2011 publiqué una guía para expatriados en Mumbai y con los fondos recaudados se ayudaron a dar educación y albergue a mujeres y niños de las calles en los distritos rojos dedicados a la prostitución. En el Medio Oriente trabajé con la Iglesia católica proveyendo ayuda a las mujeres abusadas y otras encarceladas”.
El no haber ganado en Master Chef no fue motivo de desaliento, ya de por sí se siente muy orgullosa de tal oportunidad de concursar, y le estimuló a emprender estudios en reconocidas instituciones en las cuales se graduó con méritos, y sembró en ella la inquietud de la enseñanza.
“Al regresar de la competencia Master Chef, entendí que había mucho que aprender y así me registré a los 47 años en la Universidad de Houston en un programa de Artes Culinarios. Durante la pandemia, el volumen de trabajo de mi negocio bajó dramáticamente y decidí continuar estudiando Pastry Arts, para, en tiempo récord, 3.5 años, en el 2022 obtuve ambos títulos con los más altos honores. Soy la fundadora del centro estudiantil de Culinary and Pastry Arts en Houston Community College. Desde el 2021 trabajo como chef Instructor para la ONG Common Threads dedicada a cambiar la vida de comunidades en riesgo de enfermedades a través de educación nutricional”.
Al Táchira en su corazón
Su amor a la cultura, en todas sus expresiones, la ha puesto al servicio de sus proezas gastronómicas. Bailar ha sido otra de sus pasiones, y sus dotes en esta área los demostró formando parte del Ballet Folclórico Latinoamericano, en Qatar. Pero en este sentido, y en su apretada agenda hay un especial espacio para estos menesteres, se ha convertido en una albacea del arte culinario venezolano y tachirense, a los cuales les ha agregado su toque de alta cocina, y cuyas recetas ha compartido en su cuenta de Instagram.
“Desde que abrí mi página de Instagram me he dedicado a publicar recetas tachirenses y venezolanas, muchas de antaño que se están perdiendo con el tiempo para dejarlas como herencia cultural y gastronómica a mis hijos y las generaciones de venezolanos creciendo fuera de nuestras tierras. El impacto más grande es el poder fusionar sabores de nuestra tierra andina y elevarlos a otro nivel, elegante y sofisticado”.
Su solidaridad con los venezolanos la pone a prueba desde su propio restaurant, donde ha dado empleo a sus connacionales. Ve el futuro con mucho optimismo, pues las perspectivas de su negocio apuntan a todos lados, incluso distribuye a todo el territorio estadounidense su torta negra navideña, lo cual lo comienza a hacer desde el mes de octubre.
“Dubraska’s Delights LLC es mi compañía y la meta es continuar creciendo, pero con una visión social. Los trabajadores son venezolanos, en su mayoría; se les capacita y se les da una oportunidad de empezar en un ambiente seguro y de respeto con un trabajo part-time bien remunerado”.
La lista de platos típicos elaborados a su estilo ha sido enorme, y hace años se tenía que enfrentar con la circunstancia de conseguir los ingredientes, algo que la diáspora ha facilitado.
«Es un trabajo hecho con amor y dedicación, pues tengo una familia grande al igual que un negocio al cual atender… No siempre es fácil conseguir los ingredientes pero ahora con la diáspora venezolana se consiguen muchísimos más productos que hace 29 años cuando llegué a este país. La flexibilidad y creatividad han sido mis mejores aliados en la cocina todos estos años».
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