Reportajes y Especiales
El beato tiene su barrio con capilla a un lado de la quebrada La Potrera
28 de abril de 2021
Bleimar Márquez
Dos largas y limpias calles de San Cristóbal, 7 y 8, entre carreras 20 y 21, forman el espacio territorial del barrio José Gregorio Hernández. Comunidad integrada por 128 familias, unas 280 personas, aproximadamente.
Hace más de 60 años, debajo del viaducto nuevo, cerca de Barrio Obrero, llegaron los primeros pobladores del lugar, que en un primer momento le llamaron La Potrera y luego San Caralampio, pero finalmente la devoción y los favores recibidos hicieron que llevara el nombre del médico de los pobres: José Gregorio Hernández.
La capilla
En la calle principal del barrio, diagonal a la cancha deportiva, una estructura se distingue de las otras casas por una cruz, grande, de madera, colocada en la fachada. Es la capilla construida al beato.
Cuentan los residentes de la zona que el levantamiento de ese templo de Dios fue gracias a un señor de apellido Manrique. Fue un loable hombre que donó el terreno para tal fin, y para progreso de la comunidad.
Rosa Inés Sayago tiene 56 años viviendo en el sector, Ella nació en la misma casa donde vive. Es la encargada de los asuntos inherentes a la capilla, junto a un equipo de vecinos que le apoyan.
Todos le dicen Xiomara. Recordó que el terreno era para beneficio de la comunidad, pero en la escritura quedó registrada la Diócesis de San Cristóbal. «Nosotros estamos enclavados en la parroquia eclesiástica Coromoto», por ese motivo todo lo relacionado al terreno era tramitado por los sacerdotes de ese momento.
Aunque los fundadores del barrio hicieron un esfuerzo para edificar la capilla, la tarea se hizo difícil porque no contaban con los recursos necesarios, pero gracias a la intervención del sacerdote encargado de la iglesia Coromoto se logró.
«El señor Manrique, dueño de Decoraciones Táchira, hizo la capilla, tal y como está ahorita», evocó Rosa Inés y agregó que el representante de la iglesia Coromoto en ese momento le permitió al hombre construir un local comercial, con la condición del levantamiento de la capilla. Y así se hizo, ya tienen aproximadamente 25 años de celebrar allí la santa misa.
Los vecinos recuerdan que en el terreno donde ahora funciona la capilla había una inmensa roca, donde se sentaban con los pequeñines para recibir clases de catecismo.
Carmen Aurora Pernía destacó que la imagen del doctor José Gregorio Hernández que se exhibe en la capilla fue donada hace más de 10 años por Johnny Pernía y Freddy Cárdenas. Ambos habitan en esa comunidad.
En vista del deterioro y el desgaste del tiempo, Carmen Pernía decidió restaurarla. “Yo me la llevé para mi casa porque ya tenía bastante tiempo. La pinté y luego la trajimos otra vez a la capilla”.
La capilla José Gregorio Hernández ha sido escenario de muchas actividades. La celebración de la eucaristía cada sábado, catecismo, bautizos, Legión de María, estudios bíblicos, primeras comuniones, hasta matrimonios.
Es un templo muy activo, pero desde que comenzó la pandemia ha permanecido cerrado; sin embargo, cuando la ocasión lo amerita acuden a la iglesia Coromoto.
Programación
Hoy los habitantes del barrio José Gregorio Hernández están de fiesta. Su patrono será beatificado y la capilla que lleva el mismo nombre abrirá sus puertas, luego de permanecer cerrada durante más de un año a causa de la pandemia, para celebrar tan importante acontecimiento.
Las actividades especiales comienzan el miércoles 27 con la oración de José Gregorio Hernández y el rosario; jaculatorias que prolongarán hasta el viernes 30, en la capilla. Todos elevarán plegarias por los enfermos.
El jueves, 29 de abril, los habitantes de la zona, con alegría, limpiarán y decorarán el lugar. El viernes 30, a las 2 de la tarde, el padre Victoriano Rodríguez, de la Iglesia Coromoto, con la posible presencia del obispo auxiliar monseñor Alberto Ayala, paseará la imagen del médico de los pobres que permanece en la capilla que lleva su nombre. El recorrido comprende los tres barrios cercanos: Cristo Rey, José Gregorio Hernández y Lourdes.
A las 5 de la tarde está prevista la celebración de la santa eucaristía. “Desde el inicio de la pandemia, la primera celebración que se hace es la de José Gregorio Hernández. Todo por su beatificación”, dijo Rosa Inés y enfatizó en el sentimiento de alegría que embarga a todos los integrantes de la comunidad, porque han sido muchos años esperando la gran noticia de la beatificación de José Gregorio Hernández.
Un barrio con historia
Cuando los primeros pobladores llegaron, hace más de 60 años, todo era tierra, piedra y potreros, así lo afirmó Noema Sánchez, quien a sus 96 años recuerda con nostalgia aquellos momentos.
Para Noema, no fue fácil, pero tampoco imposible. Ella recuerda, con su tierno rostro marcado por el tiempo y sus ojos casi grises, que no contaban con ningún servicio público. No tenían agua potable, tampoco electricidad. Lavaban la ropa en la quebrada que pasa cerca del lugar y que para aquel entonces era pura y cristalina.
“Yo mandaba a los muchachos a lavar la loza, pero veía que cada vez tenía menos platos para servir. ¡Ah!… era que los muchachos los partían en la quebrada”, dijo sonriendo.
Este barrio, que al principio no tenía nombre preciso, fue bautizado por las damas que impartían catecismo a los niños de la zona, como José Gregorio Hernández, nombre que fue seleccionado entre otras opciones, porque en un principio querían honrar a Juan Tomás Guédez, una persona colaboradora que hizo obras sociales para mejorar la calidad de vida de las familias que allí vivían.
Inocencia Araque viuda de Pérez es otra de las fundadoras del barrio José Gregorio. Ella, junto a su familia, llegó hace 61 años. Fue la séptima familia en establecerse en el lugar. “Aquí solo teníamos la quebrada”, comentó Inocencia y recalcó que decidieron establecerse allí porque fue donde encontraron posibilidades de una vivienda, porque no tenían dinero.
Bleima Márquez