Reportajes y Especiales

Especial | ¿Qué hacer para controlar la pandemia en Venezuela?

20 de agosto de 2020

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Por Luisa Salomón, Indira Rojas y Ricardo Barbar


La pandemia en Venezuela está en etapa de franco crecimiento. Hasta la noche del sábado 15 de agosto, Venezuela registraba 32.607 casos confirmados y 276 muertes por covid-19. Prodavinci consultó a 15 especialistas de salud sobre cuáles serían las medidas urgentes e inmediatas para cortar la cadena de transmisión y controlar la pandemia en Venezuela. En sus respuestas, los especialistas coincidieron en la necesidad de masificar las pruebas PCR y establecer un sistema de identificación y rastreo de las personas que estuvieron en contacto con pacientes. 

Asimismo, los expertos enfatizaron la necesidad de preparar los centros de salud para las consecuencias del crecimiento exponencial de los contagiados y reservar las camas de hospitalización solo para los pacientes sintomáticos que requieran atención médica. El suministro de equipos de protección para el personal de salud es prioritario. También coincidieron en la necesidad de comunicar el riesgo de forma efectiva, publicar el Boletín Epidemiológico y difundir información sobre la prevención a través de distintos canales, de forma reiterativa y masiva.

“Hay que multiplicar por diez el número de camas de terapia intensiva”

“Hay que hacer muchas pruebas PCR en muchos sitios del país. Esto es un elemento clave para tener respuesta en minutos, o en pocas horas, si un paciente es positivo o no. Hay que robustecer el sistema de vigilancia epidemiológica, eso significa que tienes que crear un equipo especial entrenado que sea muy ágil para identificar los contactos de las personas que den positivo.

Deberíamos tener acceso a un formato abierto de datos: la publicación semanal del boletín epidemiológico y la liberación diaria de data digital. Conocer en qué parroquias viven los pacientes, cuál fue su fuente de contagio, cuántas pruebas rápidas y cuántas PCR se hacen por día, cuál es el porcentaje de fallecidos, de falsos positivos y negativos.

Hay que multiplicar por diez el número de camas de terapia intensiva o crear áreas donde eventualmente pudieran hacerlo. Eso implica insumos, equipos, entrenamiento de recursos humanos.

Hay que medir la movilidad de los ciudadanos. Las compañías de teléfono pudieran ayudar, para ver si las medidas de restricción se están cumpliendo o no. La lógica de la cuarentena tiene que tener unas métricas muy exactas.

Hay que mejorar las condiciones de las personas que cruzan las fronteras. Buena parte del aumento de los casos venezolanos, porque no se ven del lado colombiano, está relacionado con el entorno donde tienen a esas personas. No hay que estigmatizarlas, más bien hay que hacer justo lo contrario: identificarlas”.


“El comportamiento social de las comunidades también es importante. Es una estrategia errada estigmatizar y secuestrar al paciente”

“La clave es buscar el virus de manera masiva. Imagina que pierdes una aguja en un jardín. Debes diseñar una técnica de muestreo para cubrir el espacio donde ocurrió el evento. En el caso de la epidemia de la covid-19, debes buscar al virus en gran parte de la población susceptible, en quienes sospechas que lo puedan tener y en quienes no. Para ello, debes usar pruebas RT-PCR. Eso se llama testeo. La segunda estrategia es recomendar el aislamiento de los pacientes asintomáticos y de los que tienen síntomas leves, que son el 80% de los contagiados. Deben cumplir la medida en sus casas, por 14 días. Lo siguiente, es pedir al paciente una lista de sus contactos de la última semana, porque hay que hacerles pruebas. La estrategia se llama rastreador de contactos. Ha dado buenos resultados en Australia, Nueva Zelanda y Corea del Sur.

El problema es que no estamos haciendo suficientes pruebas. Los casos que se reportan hoy se generaron hace tres o cuatro semanas. Lo ideal es tener distintos laboratorios en el país haciendo pruebas diagnósticas. Sí tenemos la capacidad instalada. Podemos usar los laboratorios de las universidades. También hay que estar preparado para atender en los hospitales al 20% de los pacientes, los que están graves. El comportamiento social de las comunidades también es importante. Es una estrategia errada estigmatizar y secuestrar al paciente. Hay personas que dan positivo en una prueba y las obligan a recluirse en un hotel. La gente enferma prefiere quedarse callada y teme hacerse la prueba”.


“Un país desinformado se enferma fácilmente porque no reconoce riesgos y desestima la enfermedad”

“El primer paso es medir la magnitud de la epidemia. Para eso hay que hacer numerosas pruebas de laboratorio de PCR en tiempo real. La recomendación de multiplicar el número de laboratorios certificados que puedan hacer las pruebas no se ha cumplido. Lo segundo es no basarse en las pruebas rápidas, porque inducen a error.

Tienen que apoyar el sistema de salud, que estaba colapsado previamente por una crisis humanitaria compleja que ya tenía 5 años. ¿Qué se ha hecho en estos cuatro meses para apoyar la atención de pacientes que requieren ser hospitalizados? ¿Cómo van a garantizar la provisión de agua y electricidad continua en los hospitales públicos? Hay que manejar pacientes críticos con ventiladores artificiales que usan energía eléctrica. Si se va la luz, a un paciente intubado tienes que ventilarlo manualmente hasta que llegue. Eso no puede pasar.

El gobierno no es transparente y no informa la cantidad de insumos disponibles para atender la epidemia en Venezuela. Eso tiene que ser corregido.

También hay que corregir la estrategia de control de frontera. Los procedimientos no pueden ser militares o policiales, porque eso estimula que la gente busque los caminos verdes. Los pacientes asintomáticos tienen que estar en su casa. No pueden ocupar camas. Esa es una medida que no obedece a ningún criterio epidemiológico, genera gasto y sufrimiento a las personas sometidas a ese aislamiento en sitios donde no tienen condiciones mínimas.

Hay que corregir la educación al público. Un país desinformado se enferma fácilmente porque no reconoce riesgos y desestima la enfermedad”.

Fotografía de Federico Parra | AFP

“Se sabe que hay unos 16 centros que pudieran procesar las muestras”

“Hay que entender que buena parte de la población no puede cumplir la cuarentena. Lo vimos con la encuesta Encovi, la pobreza es importante, la informalidad es importante, la gente tiene que subsistir y salir a la calle. Otros países han mejorado la ayuda económica y alimentaria a un rango más amplio de la población buscando que no haya ningún tipo de sesgo ni discriminación. El manejo no solo puede ser de salud, también tienes que involucrar aspectos económicos, sociales de todo tipo. Hay que permitir la ayuda humanitaria, no solo insumos de salud sino también alimentos.

Hay que autorizar que los centros públicos y privados puedan procesar las muestras PCR. Actualmente, los centros que lo hacen no se dan abasto, lo cual genera cuello de botella e implica retraso de los resultados. Se sabe que hay unos 16 centros que pudieran procesar las muestras.

Hay que permitir que las personas puedan tener aislamiento domiciliario, nos estamos quedando sin camas. Muchas personas que van a hoteles están alejados de sus residencias. No tienen comida, ropa. Eso genera más angustia y ese mensaje llega a la población. Entonces, la gente no hace caso.

La mejor estrategia y la que puede generar mayores beneficios es la prevención y la comunicación. Sería importante involucrar a la Iglesia y a otras figuras que puedan generar mayor credibilidad. Hay que abordar la epidemia como un problema de salud, no de forma impositiva. Hay que seguir la normativa de la OMS y no tratar el tema a partir del miedo”.


“De cada 400 personas que se infectan en el mundo, veinte al menos van a requerir hospitalización”

“Hay que invitar a las academias, a las asociaciones científicas, a los profesionales y gremios que no han sido tomados en cuenta para el diseño y seguimiento de los programas de salud. Dejarlos a un lado no genera confianza ni credibilidad.

Es importante difundir y publicar el Boletín Epidemiológico semanal de todas las enfermedades y eventos relacionados con la salud.

Hay que atender la situación de connacionales que necesitan regresar y hacer que pasen por los controles sanitarios, garantizando sus derechos humanos. Es importante aumentar los vuelos humanitarios.

Hay que asegurar equipos de protección e insumos de higiene y desinfección al personal de salud. Mejorar la infraestructura sanitaria, que tenga comedores de hospitales que funcionen, con dietas balanceadas; asegurarles residencias adecuadas donde puedan dormir los profesionales de guardia, con baños funcionales, con transporte garantizado para llegar al trabajo. De cada 400 personas que se infectan en el mundo, veinte al menos van a requerir hospitalización en un sitio donde haya personal, equipos, incluyendo ventiladores. Hay que garantizar la atención de los pacientes graves.

Hay otras cosas elementales, como dar los insumos para atender a los fallecidos. Que no sean guardados en bolsas, porque la gente no tiene recursos para sepultarlos o cremarlos”.


“Debería aumentarse la capacidad diagnóstica inmediata, con pruebas reales de PCR”

“Debería aumentarse la capacidad diagnóstica inmediata, con pruebas reales de PCR, no con pruebas rápidas de serología, y la capacidad de rastreo de los casos.

A medida que aumenta el número de casos, el rastreo e identificación se hace cada vez más difícil y lo único que te quedan son actividades de alto alcance, como shutdowns: cerrarlo todo para tratar de controlar el proceso. Pero es difícil el distanciamiento social por las condiciones en que viven los venezolanos, sobre todo en los barrios populares. El inconveniente en Venezuela es que la gente no cumple aunque el gobierno lo imponga. Es un problema importante. En Venezuela la cuarentena se implantó muy temprano, como probablemente hubiera sido deseable, pero de muy mala manera.

Se han malgastado las actividades. El hecho de que obligues a la gente a irse a un centro de estos del gobierno cada vez que tienes un positivo, tenga síntomas o no, hace que la población no contribuya contigo para evitar que los vayan a meter durante semanas en un centro de salud del gobierno sin ninguna comodidad. Lo mismo pasa con los que están viniendo desde la frontera. Se debe reevaluar toda la actividad del gobierno”.

Fotografía de Silvio Ávila | AFP

“¿Dónde están los ventiladores y los dispositivos de oxígeno de alto flujo?”

“Hay que hacer entender a los ciudadanos que de cada uno depende disminuir la probabilidad de contagio, cumpliendo el distanciamiento social, lavado frecuente de manos y uso de mascarilla. Esta situación de epidemia sobreviene en una Venezuela profundamente empobrecida, donde la gente vive del ingreso diario. No les puedes decir que se queden en casa tres meses porque la seguridad social les va a mandar un cheque. Eso no existe en Venezuela. Necesitan salir a trabajar y resolver. A esas personas hay que decirles que cumplan las tres medidas básicas: lavarse las manos, usar mascarilla y mantener distanciamiento social.

En proporción, Venezuela es el país que ha tenido más personal médico víctima de covid-19 en el mundo. Los médicos tenemos autoridad para exigir que el Estado atienda a sus hospitales públicos. El Estado tiene que atender la convocatoria de organismos internacionales, como la OPS, para activar mecanismos que permitan traer insumos de protección para mis colegas y equipos de soporte ventilatorio.

El diagnóstico es importante, pero estamos en una etapa de franca expansión de la epidemia. Para mí, todo paciente con fiebre, tos, dificultad respiratoria y una radiografía “blanca”, que es sinónimo de pulmones inflamados, tiene covid y lo debo tratar como tal. Lo demás es debate académico. Lo que quiero es que no se mueran mis pacientes. ¿Dónde están los ventiladores y los dispositivos de oxígeno de alto flujo? Esas son las cosas por las que hay que moverse ahorita”.


“Un niño que asume las pautas preventivas se convierte en el contralor del hogar”

“Hay que entender que las capacidades de respuesta de cada país son diferentes. Estamos en pleno ascenso de la curva y la capacidad de hospitalización comienza a mermar. No podemos seguir hospitalizando a los pacientes asintomáticos. Tener a un niño pequeño hospitalizado implica también la presencia de su madre, padre o cuidador. Si yo tengo, por ejemplo, cupo para 10 niños con covid-19, realmente hay 20 personas allí. Los requerimientos se incrementan y la atención es más demandante. También creo que las campañas sobre la prevención deberían estar dirigidas por sectores: para los que deben salir a trabajar, para la persona mayor, para niños y adolescentes.

Un niño que asume las pautas preventivas se convierte en el contralor del hogar. Está atento a que todos cumplan las medidas. Y no se trata nada más del ‘quédese en casa’. No se pueden hacer reuniones con familiares que vengan de otras partes ni fiestas con vecinos. Un porcentaje superior al 50% de los pacientes que ingresan al hospital refieren haberse reunido en familia al menos diez días antes de presentar los síntomas. El uso de mascarillas no se recomienda en niños menores de dos años, porque limita su ventilación. Pero eso quiere decir que no podemos sacarlos de casa”.


“Debería haber una coordinación muy estrecha y efectiva del sector público y privado del sistema de salud para mejorar la respuesta de las instituciones”

“La evolución de la epidemia en Venezuela ha mostrado que las medidas de cuarentena no han sido eficientes, probablemente porque no ha habido un cumplimiento estricto por parte de la población y tampoco una implementación adecuada por parte de las autoridades. Si los mensajes que se envían son confusos, o contradicen la realidad, la población pierde confianza en las directrices que se le suministran y no se cumplen las medidas, aún las que estén bien planificadas.

La experiencia en todo el mundo muestra que estas medidas deben complementarse con otras actividades, como el muestreo masivo de la población, detección precoz de los casos, separación o aislamiento temprano de casos y seguimiento de contactos. Esto solo se puede lograr si se permite que las pruebas se hagan en todas las instancias donde haya capacidad de hacerlo.

Debería haber una coordinación muy estrecha y efectiva del sector público y privado del sistema de salud para mejorar la capacidad de respuesta de las instituciones.

Las autoridades de salud deberían tener una reevaluación exhaustiva de lo que se ha hecho hasta ahora, solicitar la asesoría y colaboración de otros sectores de la sociedad, para que las medidas que se implementen puedan ser efectivas en la práctica”.

Fotografía de Federico Parra | AFP

“En esta pandemia se puede comprobar que la mejor medicina es prevenir, no curar”

“Las cuarentenas totales son muy difíciles de implementar para la población. Hay que hacer el mejor esfuerzo para buscar un método que reinicie la economía al tiempo que minimice los contagios y la transmisión. Podríamos llamarla una “cuarentena inteligente”. Sobre todo si transcurren varios meses entre la llegada del pico de la epidemia y la estabilización. Esto contrasta con la óptica sanitaria donde se recomienda retrasar la reapertura de la economía cuando hay un aumento del número de casos.

La dinámica de subsistencia de la población exigirá la reapertura de las actividades que puedan desarrollarse con medidas de distanciamiento y sin aglomeraciones. No es una elección entre la economía o el virus, hay que detener este virus para salvar la economía.

Hay cuatro prácticas esenciales para hacer menos cuarentena: tener pruebas PCR generalizadas, buscar tecnología para hacerlas más rápido, aislamiento de los infectados y rastrear a sus contactos. El número de pruebas que estamos haciendo esconden la cara del problema y no logran localizar los focos que requieren atención y recursos.

En esta pandemia se puede comprobar que la mejor medicina es prevenir, no curar. Hay que hacer un plan para llegarle al pueblo. Si el pueblo no se cuida, no serán suficientes los médicos con seminarios en línea de actualización sobre tratamientos o vacunas.

Ya estamos aproximándonos al límite de la capacidad instalada de las instituciones de salud y los casos siguen aumentando sin tener seguridad de cuándo llegaremos al pico de la pandemia. Hay que prepararse a todo nivel”.


“Existe una población a la que no llega el mensaje preventivo. Por ejemplo, las comunidades indígenas”

“Hay que difundir información sobre el virus en el medio donde se maneja la gente. ¿Cómo le va a llegar la información al que está más abajo, al que está en la calle, que sale porque está desesperado y tiene hambre? Hay que educar. Hay personas con pocos recursos que no tienen un televisor, pero sí una radio. La información está llegando a través de un teléfono inteligente, de internet. Pero existe una población a la que no llega el mensaje. Por ejemplo las comunidades indígenas. Hay que hacer lo que hicimos nosotros durante la epidemia del cólera. Trabajamos junto a un sociólogo de una etnia indígena. Él nos servía de intérprete. ¿Cómo dábamos las indicaciones? El intérprete le preguntaba al indígena qué animal quería ser. Si elegía un pájaro, se lo dibujaba junto a un sol. La indicación era que había que tomarse la pastilla cuando el sol estuviera en ese sitio. Además, Epidemiología regional mandó a hacer unos cassettes con música de vallenato y en medio de las pistas había mensajes en idioma wayú. Repartimos cassettes a los conductores. En los autobuses se trasladaban los indígenas. Eso hay que hacerlo. Hay que llevar la información a la gente en su idioma”.


“Hay que hacer un estudio epidemiológico que determine el exceso de mortalidad de este año”

“Hay que hacer un estudio epidemiológico que determine el exceso de mortalidad de este año en Venezuela. Esto permite cubrir el subregistro y nos da una idea de cómo se ha comportado el virus en el país.

Necesitamos descentralizar el procesamiento de las pruebas PCR y tener la posibilidad de hacer diagnósticos inmediatos. Hay que hacer un seguimiento de los casos y rastrear los contactos. Muchos de estos pacientes pueden permanecer en sus casas. El seguimiento se puede hacer desde un gran centro de operaciones, tipo call center.

Debe haber un crecimiento de unidades de terapia intensiva. Tener disponibles medicamentos cuya efectividad haya sido demostrada a través de estudios científicos bien llevados.

Hay que cuidar al personal de salud, dotarlo con suficientes equipos de protección, sobre todo porque tenemos muy poco; por ejemplo, enfermeras especializadas en terapia intensiva.

Establecer una campaña nacional de radio y televisión para que la población sepa cómo cuidarse y cómo atender a pacientes que estén enfermos. Es difícil porque no hay periódicos. Prácticamente no tenemos canales de televisión. Una opción puede ser implementar y popularizar la telemedicina”.

Fotografía de Yadira Pérez | RMTF

“Los recursos deben concentrarse en quienes más los ameriten. No podemos ingresar a todos los asintomáticos”

“Considero que Venezuela no está en el momento adecuado para aplicar la flexibilización de la cuarentena. Estamos en una fase de aumento de casos, sin control de la transmisión, con pruebas diagnósticas centralizadas y poca capacidad hospitalaria. Primero hay que descentralizar las pruebas hacia las regiones para agilizar el diagnóstico, porque los resultados tardan en llegar desde Caracas.

La flexibilización también supone educar previamente a la población para garantizar su compromiso con las medidas de prevención, tomando en cuenta que las prioridades son distintas para quienes viven del día a día. Hay que optimizar los servicios de salud. Hay un esfuerzo por dotar a los hospitales y se han hecho alianzas con instituciones para prepararlos, pero cada vez llegan más pacientes. Los recursos deben concentrarse en quienes más los ameriten. No podemos ingresar a todos los asintomáticos. Esto implica una campaña sobre cómo cumplir el aislamiento en la casa.

Por otro lado, el número de médicos y enfermeras es insuficiente y las condiciones laborales son desfavorables. Tampoco hay distribución de combustible libremente para trasladarse a los hospitales desde hace un año. Se debe garantizar el equipo de protección, mejorar la infraestructura hospitalaria y los beneficios laborales para motivar al personal. Por último, sabemos que las complicaciones en niños con covid-19 no son tan frecuentes, pero como pediatra me preocupa que el sistema de salud no pueda soportar la llegada de niños graves”.


“Se deben garantizar recursos de bioseguridad en todos los servicios. En Emergencias, áreas de choque, cirugía”

“Es difícil discriminar a dónde enviar el paciente que llega a Emergencias. Puede tener el virus y ser asintomático. Puede tener algunos síntomas y no decirlo. Una vez llegó un paciente que pasó a quirófano, y al estar en la hospitalización observamos que tenía una infección respiratoria. Se hizo la prueba PCR. Dio positivo en covid-19 y concluimos que ingresó al hospital en fase de incubación. Lo único que el personal médico puede hacer es formarse en el uso de los EPI y extremar las medidas de prevención. Una política pública que nos ayudaría es garantizar recursos de bioseguridad en todos los servicios. En Emergencias, áreas de choque, cirugía.

La experiencia en la pandemia, sobre todo en el último mes, también nos dice que las personas no comprenden el impacto de las medidas de prevención. Es por esto que no siguen las pautas. La cuarentena es importante, pero no es lo único que debe implementarse. El mensaje de “quédate en casa” no funciona para los que salen a trabajar o deben buscar comida. Las personas toman las medidas desde la perspectiva restrictiva. Si no llevo el tapabocas no puedo subir al carrito por puesto. Si no uso guantes no puedo pasar al Metro.

La meta de las políticas de comunicación es hacerle ver a la población que las medidas pueden salvar su vida y la de su familia. Hay que reforzar los mensajes sobre cómo realizar el aislamiento en casa. Si usted tiene un cuadro gripal debe sospechar que es covid-19. Permanezca en un solo lugar, separado de otros”.


“Procesar las pruebas más rápido evitaría la convivencia de pacientes positivos y negativos, hospitalizados a la espera de diagnóstico”

“Hay que reforzar las medidas preventivas. Garantizar un ambiente hospitalario ventilado y la disponibilidad de antisépticos y desinfectantes, promover la higiene de manos y también la limpieza de las superficies. En los hospitales se pueden crear grupos de trabajo para capacitar al personal sobre la bioseguridad, cómo manejar la patología y el flujo de casos. En el Hospital de Niños capacitamos a médicos, enfermeras y personal de mantenimiento para empoderarlos en sus funciones. Incluir a todos es una forma de decirles que su salud y su vida importa. Así hay mayor compromiso. Ingresar a los pacientes asintomáticos no es costo-efectivo. Implica un mayor gasto de equipos de protección y más desgaste del personal. El número de camas es reducido y hay pocas enfermeras, médicos y especialistas en la salud pública. Además, hay que proteger al niño de las hospitalizaciones innecesarias, porque se enfrenta a infecciones asociadas a la atención de salud y al miedo ante un ambiente desconocido.

Ampliar la lista de laboratorios que procesan las pruebas PCR también favorecerá el control de la epidemia. Procesarlas más rápido evitaría la convivencia de pacientes positivos y negativos que son hospitalizados a la espera de diagnóstico. Mantener la distancia entre los pacientes es más difícil en el área pediátrica. Los niños están aislados y en camas separadas, pero cuando no hay una enfermera o un médico que los supervise buscan compartir con el otro. Es su naturaleza social”.

 


Este es un trabajo de Luisa Salomón, Indira Rojas y Ricardo Barbar en el marco del proyecto de Prodavinci y el Centro Pulitzer: ‘COVID-19 llega a un país en crisis: Despachos desde Venezuela‘, del cual Diario La Nación es aliado

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