Reportajes y Especiales
Niña venezolana rescatada de la explotación sexual en la frontera «no quería abrir sus ojitos porque no quiere vivir»
4 de octubre de 2020
La explotación sexual de menores no conoce fronteras y son muchos los niños, niñas y adolescentes que están expuestos a este crimen en el mundo, aseguró la activista colombiana Mayerlín Vergara Pérez, galardonada con el Premio Nansen, máxima distinción de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Vergara, quien trabaja con la Fundación Renacer, que tiene su sede en Cartagena de Indias, fue reconocida este jueves por su compromiso en la lucha contra la explotación sexual infantil, especialmente en el departamento colombiano de La Guajira, donde la situación se ha recrudecido en los último cinco años por la crisis migratoria venezolana.
“La explotación sexual comercial y la trata de personas no conoce fronteras, sexo, género ni etnia, y son muchos los niños en el mundo que están expuestos a este tipo de vulneraciones y de crimen, porque es un crimen”, manifestó Vergara, también conocida como Maye, en una rueda de prensa virtual tras haber sido galardonada.
Según cifras de Migración Colombia con corte a junio, en el país hay 1,7 millones de venezolanos radicados, de los cuales 153.600 están en La Guajira, departamento caribeño fronterizo con Venezuela.
Datos de las autoridades colombianas señalan que las víctimas de las redes de tráfico de personas han aumentado un 23 % en los últimos cinco años en el país.
Ante esta situación, la Fundación Renacer llegó hasta Riohacha para hacer “una caracterización de cómo estaba la situación de explotación sexual y de violencia sexual y de trata de personas”.
“Lo que nos encontramos fueron realidades tan dolorosas, desde la situación de no tener dónde dormir, dónde vivir, una comida asegurada, hasta la misma situación de explotación sexual de niñas, niños y adolescentes”, manifestó Vergara.
Agregó que hay menores que han sido raptados en Venezuela y llevados a Colombia, donde son “explotados sexualmente”.
“Hay niños y niñas que llegan solos, que migran solos, que atraviesan la trocha, este camino con tantos peligros (…) que acá (en Colombia) viven situaciones tan dolorosas como para uno ponerse a llorar”, afirmó.
La activista explicó que para estos jóvenes migrantes la situación es de “doble impacto”, lo que le ha provocado a algunos de ellos “grandes afectaciones mentales que sobrepasan la atención” que les puede ofrecer la Fundación Renacer.
“Necesitan apoyo especializado siquiátrico porque ya son trastornos que requieren otro tipo de ayuda”, aseveró Vergara y dijo que para tratar de brindar una mejor atención la Fundación Renacer se ha aliado con ACNUR, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), entre otros organismos.
Para resaltar lo difícil que es la situación de los menores de edad venezolanos en Colombia, Vergara aseguró que en los 20 años que lleva trabajando en este asunto nunca había visto situaciones tan complicadas como las de los migrantes y puso como ejemplo el caso de una joven de 12 años a la que ayudaron en La Guajira.
“Es escuchar a una niña de 12 años decir que no quiere abrir sus ojitos porque no quiere vivir, que no quiere el cuerpo, que está en una depresión profunda a punto de no tener ni siquiera palabras para expresar su dolor sino que golpea cosas para poder expresar su dolor”, manifestó.
Por ello ve necesario “seguir trabajando, por supuesto, con todos los niños y niñas” pero especialmente con los “refugiados y migrantes” que “necesitan de atención, de adultos responsables, de una sociedad que no los discrimine, que no los estigmatice independientemente de la edad que tengan”.
TRABAJO INCANSABLE
La ACNUR señaló que Vergara coordina desde Cartagena de Indias la actividad en la costa caribeña de la Fundación Renacer que, en sus 32 años de existencia, ha asistido a más de 22.000 adolescentes y niños supervivientes de la prostitución y otros tipos de violencia sexual y de género.
Igualmente destacó que su labor fue clave para que Colombia aprobara en 2009 dos leyes que supusieron un gran paso en la lucha contra el tráfico infantil.
La primera de ellas impone penas mínimas de catorce años de prisión para los condenados por este tipo de delitos, mientras la segunda castiga también a los propietarios de establecimientos donde se cometieran.
Al respecto, el representante en Colombia de ACNUR, Jozef Merkx, calificó a Vergara como “una mujer muy valiente por su trabajo maravilloso en la protección de la niñez”.
“En 2019 Maye y la Fundación Renacer abrieron una casa segura en Riohacha para atender a cientos de niñas, niños y adolescentes en el proceso de restablecimiento de sus derechos. La mitad de las y los sobrevivientes son refugiados e inmigrantes de Venezuela”, expresó.
Por ello destacó que Vergara “está abordando esta vulnerabilidad de forma muy eficiente, con un enfoque de derechos humanos y con un enfoque de protección a la niñez”.
El galardón anual de ACNUR, otorgado por primera vez en 1954, toma su nombre del explorador noruego y pionero en la lucha por los derechos de los refugiados Fridtjof Nansen (1861-1930).
En años recientes lo han conseguido, entre otros, el equipo de voluntarios que en Grecia ayudó a atender la crisis de refugiados de 2016 o la organización colombiana Mariposas de Alas Nuevas, galardonada en 2014 por su asistencia a las mujeres desplazadas.
EFE