Reportajes y Especiales

Para mirar desde el cielo

25 de diciembre de 2021

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El dato

“Para mí, hay que tener muchas ganas y ser inteligentes. En muchas cosas, obstáculos tenemos todos los días y uno tiene que buscar la manera de resolverlos”


Freddy Omar Durán


 

Drones Táchira es apenas un eslabón más de la larga trayectoria como emprendedor de Oswaldo Guerrero. Él ahora enfrenta el nuevo reto de incursionar en el streaming, un punto de inflexión de la televisión tradicional proyectada a múltiples dispositivos.

Aunque parezca una perogrullada, ningún emprendimiento es posible si no hay un emprendedor, y es que más allá de la definición cerrada del mismo a partir de su tipo de negocio y la cartera de clientes atendida, está la visión que lo sustenta y puede incluso replantear los planes originales.

Un invento, no desconocido para muchos profesionales de la fotografía, el dron, o también conocido como “cuadricóptero”, fue convertido por Oswaldo Guerrero en carta de presentación personal, al ponerlo a volar en pos de las maravillas del Táchira, mostradas a través de las plataformas digitales. A partir de ahí replanteó su negocio inicial y en el cual ya traía una trayectoria reconocida de 27 años, enfocado en el sonido y la iluminación de eventos, agregándoles a los mismos las experiencias de un registro audiovisual diferente.

Y eso fue hace alrededor de 5 años, en una época álgida económicamente, en la que muchos pensaron en renunciar e irse del país, mientras su decisión ha sido no solo la de quedarse sino la de crecer y estar en una permanente actitud de actualizarse tecnológicamente.

—Para mí no hay obstáculos. Para mí, hay que tener muchas ganas y ser inteligentes. En muchas cosas, obstáculos tenemos todos los días, y uno tiene que buscar la manera de resolverlos, y echarle pichón y salir adelante. Pero si usted dice “no, esto está muy bravo y yo me voy del país”, y se camina no sé cuántos kilómetros para ir a Chile, y si usted fue capaz de eso, ¿no va a ser capaz de prosperar aquí?— afirmó con convencimiento Guerrero.

Una cosa conduce a la otra

La inquietud inicial, y casi como un entretenimiento para compartir con sus tres hijos, Mariángel Joselyn, Josman Oswaldo y Andrés Oswaldo, fue la robótica, pero la curiosidad, como siempre lo ha hecho y siempre lo hará, no lo dejaría tranquilo y lo obligaría a dar un paso más adelante.

—Yo tenía en principio una impresora 3D, y  cuando la aprendí a manejar, quise hacer un robot, al que yo me lo imaginaba en lucha con otras máquinas, como lo hacen en muchas universidades del mundo, y a veces aparecen en programas de televisión. Pero se presentó otro problema: Yo no quería manejar ese robot por cables, sino a control remoto, pero no como los del televisor, lineales, sino como los del aeromodelismo, maniobrando desde cualquier posición, y de ahí pase a los drones, y quedé enganchado allí, aprendiendo de su armado, de sus partes y su manejo — narró.

— Al principio todo lo hacía dentro de la casa, hasta que un día me atreví al aire libre, y sufrí muchos accidentes, y tuve que adquirir muchos conocimientos para mejorar— dijo.

Pero de ser hábil con un recurso tecnológico a convertirlo en la punta de lanza de un emprendimiento, la sensibilidad –que metafóricamente se ha denominado “olfato para los negocios”- hacia el contexto y la época. Desde la misión social de mostrar las bellezas naturales y culturales del Táchira desde otra perspectiva, y enlazándola a la actividad comercial en la cual era reconocido, aprovechando el potencial de las redes sociales, su emprendimiento adquiere perfil.

—Un día, trabajando con el sonido en una fiesta, comencé a experimentar con el dron, y creé una cuenta en redes sociales e invité a mis amigos para que hicieran parte de ella y con la foto del drone. Necesitábamos contenido y  comenzamos a fotografiar panorámicas de San Cristóbal. Luego nos dimos cuenta de que no era suficiente, nos aventuramos a otras poblaciones y creamos Drones Táchira Destinos, y comenzamos a contactar gente de los pueblos, pero  luego nos llamaban a nosotros para hacer las imágenes. Hace 4 años no se veía una vista aérea de lo que era el Obelisco de la 19 de Abril, a menos que contrataras un helicóptero. Esa novedad gustó, no solo a la gente de acá, sino a tachirenses y venezolanos residentes en el exterior— recordó.

Trabaja desde la juventud

Oriundo de Guaire de la Costa, Oswaldo Guerrero, a meses de nacido se trasladó a La Grita, y desde muy joven, siendo uno bachiller del célebre Liceo Jáuregui, ya tenía que lanzarse a la calle para ganarse el sustento de la familia.

—Mientras estudiaba secundaria yo trabajaba vendiendo bolsas de plástico. Salía con el uniforme, tenía como 11 años, con una carretilla, dos viandas, y mi papá me mandaba los fines de semana a trabajar por las calles principales de La Grita — recordó con mucho orgullo.

Optó por la Marina Mercante y no quedó. Es cuando su mamá le dice: “Mijo, en San Cristóbal están dando cursos de computación por Ecos del Torbes, gratis”.

—Eso hice y un amigo de mi papá, ya fallecido, me dio residencia. Después de eso, me gustó la cosa y me puse a estudiar en el Iufront y me gradué de técnico superior universitario. Al tiempo que estudiaba, me dedicaba a pasar trabajos en computadora y con eso medio me ayudaba. En ese entonces la transcripción de textos se hacía con Wordstar y Lotus, programas muy primitivos, y en esos años salen el Word, el Excel y Powerpoint, y de una vez brinqué a lo más moderno y en un cuaderno mostraba varios tipos de letras para impactar al cliente, ofrecerles algo que otros no presentaban — expresó.

El mundo de la miniteca también se le cruzaría en su destino durante su juventud gritense, para posteriormente lucir sus habilidades de computación en un sistema de facturación más eficiente, pues abrió las puertas de una famosa discoteca de San Cristóbal

—Desde que estaba en el liceo militar me gustó la música. Al principio solo miraba cómo funcionaban las minitecas, más nada, hasta que una vez, en una que se llamaba Villa Nueva, a las 2 de la mañana, en los últimos minutos de una fiesta me dan la oportunidad de ser DJ. yo comencé a trabajar con un sueño. Después de graduarme en la universidad, comienzo a trabajar en Brahma y con el primer arreglo que me dieron, 220 bolívares, me compré un par de cornetas y, además, unas luces. Un amigo me dijo, usted es el único minitequero que se puso a comprar luces, y luego adquirí luces LED, pisos LED, estructura Truss y sonido Line Array, a través de mi empresa Epicentro Sonido

Siempre mirando el futuro

Por su profesional manejo de la iluminación fue muchas veces requerido para eventos transmitidos por la TRT, especialmente el Miss Táchira, pero nunca imaginó que luego, de cierta manera, tendría la suya propia vía streaming, Conectados TV, el cual nació a partir de una necesidad en tiempos en que la diáspora y la pandemia obligaron el alejamiento, lo que obliga a un nuevo tipo de invitado a eventos, con presencia desde la distancia.

Su cómplice en estas andanzas ha sido su esposa Leonela, quien también lanza un cable a tierra, cuando sus sueños se expanden más allá de las posibilidades.

—Con un canal propio de streaming tú no vas a tener problemas con derecho de autor, como nos sucedió una vez en plena transmisión de un casamiento, cuando colocaron el Ave María, ni te van a restringir el tiempo ni la cantidad de personas, porque en YouTube te pueden bloquear, en Zoom te dicen si quieres media hora es gratis, pero si quieres tres horas me pagas tanto. Aparte de eso, controlan, si la quieres privada o la quieres pública, la transmisión: por ejemplo, en tu boda o en un concierto tú puedes decidir si quieres que lo vean 10 personas o todo el mundo.

No obstante su preocupación por invertir en innovación para dar respuesta a cada problema que aborda su faena diaria, y reconocer en la Internet una útil herramienta para el conocimiento, para Guerrero los valores del trabajo y la responsabilidad van por delante, e incluso los de la moderación a la hora de usar la tecnología, sin caer en el exceso de desconectarte de la realidad y de tus seres queridos.

—Yo le creo a la necesidad de la gente, y ella me va indicando el próximo paso a dar y las herramientas que necesito. Yo sé que el proyecto Conectados TV está duro, porque la gente actualmente en el Táchira no va a estar pendiente de la internet, pero sí hay un público que lo usa, que está pendiente desde otras partes del mundo de lo que está pasando en su tierra.

 

 

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