Reportajes y Especiales
REPORTAJES | Periodistas se reinventaron en medio de la pandemia
18 de mayo de 2020
Una labor estoica han efectuado los medios de comunicación social del Táchira durante el confinamiento
Laura Sobral
Estoica es la palabra que define la labor de los periodistas durante la pandemia. La cobertura en el propio lugar de los hechos se convirtió en una afrenta a las medidas preventivas. La imposibilidad de estar en contacto con otras personas para evitar el contagio marcó la diferencia en una profesión en la que es imperante ir a la calle. Pero dejar de narrar los hechos no es una opción, por eso los periodistas decidieron reinventarse.
Históricamente, el periodismo se ha ejercido mediante la búsqueda de la información de manera personal, con entrevistas frente a frente con las fuentes. Es una labor de observación y verificación en el propio lugar de los hechos, paradigmas que se rompieron en los últimos 60 días, pero que dieron aún más méritos a los comprometidos comunicadores, que informan incluso arriesgando su vida.
Táchira, por su condición de frontera y por la precariedad de los servicios públicos, se ha convertido en uno de los estados más noticiosos del país desde hace años. Eso incrementó el campo de trabajo para los comunicadores sociales, que además egresan de al menos tres escuelas de periodismo que funcionan en la región y se insertan al campo laboral como periodistas de planta o corresponsales de distintos medios.
Ellos hoy han visto mermada su capacidad de acción en la calle, aunque en algunos casos se mantiene medianamente la cobertura de campo.
No poder ir a la frontera ha representado un problema para los periodistas. Las limitaciones de movilidad y de falta de combustible condicionan la dinámica de trabajo. Cuando han podido ir a cubrir alguna actividad en los municipios Bolívar y Pedro María Ureña, el centro de la noticia por la recepción de los migrantes retornados por la pandemia, han sido trasladados por la fuente oficial, que solo muestra una realidad parcial. Esto sin duda afecta la calidad y diversidad de la información.
“Mi rutina de cobertura cambió”
Lorena Bornacelly, quien reporta para una página web (El Pitazo) y un canal de televisión digital (VPItv), jamás se imaginó que haría una presentación en cámara con su bebé de casi un año de edad halándole la pierna e interrumpiendo la grabación con llantos o gritos para que mamá dejara a un lado el micrófono y la cargara en sus brazos.
El cambio ha sido total. “Mi rutina de cobertura cambió por completo. Yo trabajo para dos medios de comunicación, pero uno de ellos es digital y se caracteriza por estar siempre en vivo. Antes de esta contingencia no me podía imaginar el canal sin que los reporteros estuviésemos en la calle, pero nos tocó reinventarnos y solventar”.
Bornacelly no cree que esta nueva forma de hacer periodismo sea definitiva, pero sí ha demostrado que es muy versátil y se adapta a cualquier circunstancia. “No me imaginé nunca trabajar desde mi casa para un canal de televisión, es un método que puede servir para otras contingencias o situaciones fuera de la pandemia, pero no es lo mejor”.
Para ella lo más difícil, aparte de no tener luz ni conexión a internet en Táchira, es el hecho de controlar más cosas que cuando se trabaja en la calle. Los sonidos del hogar, los niños, la información limitada que da la fuente, que no siente el mismo compromiso porque no está frente al periodista y no se le puede repreguntar, son algunos factores.
Pese a los esfuerzos, considera la reportera que efectivamente el modelo de trabajo desde casa impacta en la calidad de la información. Hay una cadena de situaciones que se suman, como las respuestas breves de las fuentes, la falta de conectividad, los apagones, pasar un día entero esperando un video, que a veces nunca llega porque el entrevistado, igual que el periodista, no tiene luz ni señal.
La pandemia desató la Infodemia
La primera gran limitación que impuso el coronavirus fue la movilidad, el no poder estar en los lugares dando cobertura a la noticia en vivo y directo, como están acostumbrados quienes laboran para los medios. Gustavo Azócar, profesor durante más de 20 años de la escuela de Comunicación Social de la Universidad de los Andes-Táchira y periodista de profesión, recordó el nuevo término empleado para hablar del exceso de información que no puede ser verificada de forma independiente por el personal de los medios de comunicación: la Infodemia.
El coronavirus ha impuesto limitaciones para el acceso a las fuentes, por el aislamiento social. Según Azócar, se desató la Infodemia y también las Fake News, o noticias falsas o manipuladas, aprovechando que los periodistas no están en el lugar de los hechos.
El académico plantea que frente a esta nueva realidad, los periodistas deben ser cada día más inteligentes e imaginativos, con la mente puesta en el objetivo de encontrar la información con la mayor precisión posible.
Sus recomendaciones se centran en actuar con cautela frente a todas las informaciones no verificadas, triplicar esfuerzos para evitar incurrir en errores, tener cuidado de que la información proceda de fuentes confiables; desechar por completo cualquier audio, imagen o documento que no pueda ser verificado. Es indispensable dejar de lado el afán por la exclusiva y tener mayor rigurosidad en la verificación para que el material que salga de nuestras manos sea el mejor posible.
La radio y la televisión dan cátedra
La radio y la televisión tachirense han dado cátedra en su capacidad de reinventarse y de continuar su tarea en medio de la adversidad. Aún es posible sintonizar la Televisora Regional del Táchira (TRT) y ver avances informativos grabados en la calle y con dos moderadores en el estudio.
Para Freddy Villamizar, periodista de TRT, el temor no fue una limitante. “Claro que tenemos miedo de contagiarnos. También las personas con las que vivimos tienen miedo de estar en contacto con nosotros cuando regresamos a casa, pero la noticia no para, no espera, así que nos encomendamos a Dios, cumplimos todas las medidas preventivas y nos vamos a la calle a buscar la información. El Táchira no solo enfrenta el coronavirus, la gente padece la peor crisis de servicios, inseguridad, entre otras tantas situaciones, y nosotros no vamos a dejar de contarlo”.
Villamizar indicó que debido a las limitaciones de combustible y movilidad, en TRT solo dos periodistas quedaron cubriendo noticias en la calle, multiplicaron esfuerzos y pasaron a hacer un noticiero de hasta 18 notas diferentes en un solo día. El resto del equipo está organizado por guardias para trabajar en planta y con toda la prevención necesaria.
Un transmisor FM en el hogar
Similar es el caso de la emisora Imaginación 96.1 FM dirigida por el periodista Max Carrero Júnior. Su staff de locutores y comunicadores hace programas en vivo todos los días. Se conectan vía telefónica con entrevistas de calidad, ofrecen información actualizada y toda esta tarea la cumplen desde sus hogares, ganándole la batalla a la falta de energía eléctrica, de gasolina y de señal digital.
Eymar Fuentes tiene un programa de radio matutino. Decidió continuar en medio de la pandemia, al reconocer que el trabajo periodístico en este momento es más necesario que nunca, sobre todo en el contexto venezolano.
Para Eymar Fuentes, la tarea de los periodistas venezolanos ha sido más heroica que nunca. Trabajar sin gasolina, sin energía eléctrica, sin conexión telefónica ni de internet, hace mucho más complicado el cumplimiento del deber. “Aun así, nadie se rindió”.
El reconocido periodista, locutor y animador instaló un transmisor remoto de radio FM en su casa. Alternando el uso de varios equipos logra conectarse todas las mañanas en el horario de su programa, entrevistar a médicos, autoridades regionales y locales, y dar información en vivo sobre todos los temas de interés en medio de los permanentes apagones.
Reconoce la labor épica del director de la radio, Max Carrero Júnior, quien también ha blindado la emisora con plantas en la sede principal, plantas en las antenas, gasoil para que no dejen de funcionar, todo para que el dial nunca se apague. Los clientes o anunciantes igualmente han sido pieza fundamental, anunciar en una emisora siempre encendida es una decisión adecuada.
Eymar Fuentes no duda al emitir varias afirmaciones. “No hay que creer todo lo que dicen las redes y el WhatsApp, y eso le da más valor a los periodistas. En estos momentos no se puede mezclar la política, la vida es lo primero. Información clara, buena y verificada es lo que necesitan los oyentes”.
Diario La Nación redobló esfuerzos
Apenas fue decretado el aislamiento social, la directiva de Diario La Nación instruyó a todos sus equipos laborar desde sus casas, para salir a través de las plataformas multimedia.
No todos los trabajadores y distribuidores del periódico disponían de la gasolina suficiente para movilizarse; además, la gente no iba a estar en la calle para adquirir la edición impresa y no era conveniente el contacto entre personas. Sin embargo, redoblaron esfuerzos para que cada quien informara desde su casa y esos contenidos se publicaran de inmediato en su página web y en redes sociales.
Omaira Labrador, directora general de Diario La Nación, dice que la fórmula del teletrabajo ha funcionado para este medio y la califica como exitosa. Según lo permiten la energía eléctrica y la conexión a internet, comparten el material que cada periodista genera, lo revisan y se publica, incluso más rápido que antes.
En medio de sus apreciaciones la destacada comunicadora y docente universitaria reconoció la valiosa tarea de los periodistas que no dejaron de cumplir su misión. Por el contrario, la intensificaron, además del compromiso de los reporteros gráficos, algunos de ellos en la calle captando las imágenes que luego informan a los ciudadanos confinados por la pandemia.
«La mácula del teletrabajo –destaca la directora Labrador- ha sido las graves fallas en el servicio eléctrico que perjudican la labor y la instantaneidad que permite internet, lo que atenta no solo contra el trabajo sino con el derecho a la información de los usuarios, que muchas veces se enteran de eventos importantes al día siguiente de ocurridos o ni se enteran».
Igualmente menciona un proyecto exitoso, en estos días de cuarentena, como es el Enlace Radial Informativo del Táchira, que es una alianza entre Diario La Nación y más de 20 emisoras del Táchira y también del Alto Apure, para transmitir informaciones generadas por el equipo de Diario La Nación, esto en el empeño de mantener informada a la sociedad tachirense donde se encuentre y en cualquier formato.
Se quedaron en el tintero varios temas
Mayerling Villanueva, quien trabaja para un medio digital en el Táchira (La Prensa del Táchira), con tristeza contó que varios temas importantes se quedaron en el tintero debido a la pandemia. Ella cubre la fuente de Educación y adelantaba una serie de trabajos de investigación sobre las condiciones de las escuelas de la región. Había iniciado visitas, plantel por plantel, para completar una serie de notas de prensa. “Todo quedó en pausa cuando se decretó la cuarentena”.
La periodista narró que la rutina de cobertura de noticias cambió radicalmente. Con el aislamiento social se hizo muy difícil hablar con los docentes, autoridades educativas y representantes magisteriales, que también se resguardaron en sus casas. “Es imposible lograr una comunicación estable para hacer una entrevista en línea; en Táchira los periodistas debemos lidiar con la falta de luz, internet y de señal telefónica, sumado a la escasez de gasolina. Trabajar en cuarentena es muy cuesta arriba, hay que tener mucho tacto con lo que se publica y es muy complicado acceder a la información”.
Villanueva fue detenida durante cuatro horas por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana cuando intentó llegar a la frontera. Junto a su equipo de trabajo, el conductor y el reportero gráfico, intentaban cubrir la llegada de migrantes venezolanos retornados al país. El paso fue impedido, le borraron el material y la periodista no pudo obtener la información de primera mano para contarla de forma independiente.
Es necesario preparar a nuevas generaciones para informar desde casa
Eilyn Cardozo es docente de la escuela de Comunicación Social de la Universidad de los Andes-Táchira y corresponsal para medios internacionales (Diario La Opinión de Cúcuta). A partir de la imposición del trabajo desde casa, considera que esta modalidad podría quedarse al pasar la pandemia. Su mayor preocupación radica en que es necesario darles a las nuevas generaciones de periodistas las herramientas necesarias para desarrollarse de esa forma.
Como formadora de futuros periodistas, considera imperante empezar a darle forma a la siguiente etapa que vendrá tras la postmodernidad. “Si bien es cierto que en la sociedad actual la especialización y la fragmentación son altamente valorados, estas circunstancias de trabajo a distancia, de aislamiento social, nos obligan a separarnos físicamente, pero a enlazarnos desde el punto de vista humano, laboral, de solidaridad, de cooperación en lo profesional, para poder mantener la veracidad de las informaciones”.
Cardozo considera que al haber menos capacidad de movilización, debe haber más apoyo entre colegas. También destacó la importancia vital de las fuentes confiables y de los infociudadanos, práctica que obliga a construir redes seguras de verificación de los datos para seguir informando con veracidad, prontitud, actualidad, sin desplazarse.
Como docente, asegura que tienen el reto de formar a los periodistas para lo que viene. “Trabajar en equipo, mantener la originalidad de lo escrito y desterrar la tentación de plagiar o copiar las ideas de otros, que aparece cuando se tienen dificultades para encontrar los datos. Hoy hay que colaborar, compartir y ayudarse”.
Periodistas expuestos en la pandemia
En el Táchira, el teletrabajo de los periodistas ha funcionado. Algunos medios, sin embargo, continúan su labor semipresencial. Aun en medio del aislamiento social obligatorio en Venezuela y en otros países, hay periodistas cumpliendo su trabajo en la calle, todo por el afán de no dejar desinformada a la población, exponiendo de esa forma sus vidas.
Sumado a esto, los periodistas se enfrentan a la actuación desmedida de algunos funcionarios de cuerpos de seguridad. El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) registró al menos una agresión durante la cobertura de noticias en los dos meses que lleva Venezuela en estado de emergencia nacional.
Esta única agresión registrada en Táchira ocurrió el 7 de abril. La periodista Mayerling Villanueva fue detenida en la alcabala de Peracal, donde le borraron el material fotográfico.
Desde la declaración de alerta por pandemia del coronavirus en Venezuela, 18 periodistas han sido detenidos de forma arbitraria durante el cumplimiento de sus funciones. El total de agresiones llega a 79, según la documentación del Colegio Nacional de Periodistas.
En el contexto internacional, la ONG Campaña Emblema de Prensa (PEC, por sus siglas en inglés), indicó que muchos reporteros han ido a cubrir informaciones en la calle a pesar de las recomendaciones de aislamiento social. Algunos carecen a veces de los equipos de protección adecuados, lo que los ha puesto en elevado riesgo de contagio.
De acuerdo con los datos de la PEC, al menos 55 reporteros han fallecido por coronavirus en el mundo. Según estas cifras, Ecuador fue el país más afectado, con al menos nueve periodistas muertos por coronavirus, seguido de Estados Unidos (8) , Brasil (4) , Reino Unido (3) y España (3). En Venezuela no se reportan casos de contagios ni fallecimientos.
El estoicismo de la prensa venezolana y tachirense les ha permitido mantenerse más que firmes, reforzados ante la adversidad. Ni los riesgos de contagio, ni las fallas en los servicios públicos, ni la imposibilidad de movilizarse detuvieron el oficio que desarrollan con pasión, compromiso y vocación. Un sacerdocio que trabaja indeteniblemente por y para los demás, aun en tiempos de pandemia.