Reportajes y Especiales

Pospuesta por más de siete años la coronación de la Virgen

15 de agosto de 2020

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Armando Hernández


Han trascurrido 53 años desde que el primer cardenal venezolano, monseñor José Humberto Quintero, por delegación del papa Juan XXIII, procediera a la coronación canónica de la Virgen de la Consolación de Táriba, en solemne acto con la asistencia del pueblo del Táchira, el clero, autoridades y sectores representativos de la región, el cual se cumplió en el atrio de la Basílica Menor, el domingo 12 de marzo del año 1967.

Fue día de gran festividad para la Iglesia católica, en que se hacía realidad la gracia otorgada por el Santo Padre, que durante su breve pontificio concedió, con fecha 9 de noviembre de 1959, a la bienaventurada Virgen María, llamada Nuestra Señora de la Consolación, que fuera coronada, tal y como lo había pedido a la máxima autoridad de la Iglesia católica el tercer obispo de San Cristóbal, monseñor Dr. Alejandro Fernández Feo.

Siete años de retardo

El primer cardenal venezolano, monseñor José Humberto Quintero, al momento de coronar la imagen mariana de la santísima Virgen de la Consolación de Táriba

La coronación de la Virgen fue pospuesta por más de siete años, a causa de imprevistos totalmente ajenos a la curia, que se vio en la obligación a reprogramar el acto, hasta que las circunstancias lo permitieran, pues en la Basílica se estaban realizando reparaciones y arreglos, en primera instancia, forzados por las circunstancias, y luego para tener el escenario ideal para una gran ceremonia que contaría con la presencia de los mas altos dignatarios de la Iglesia venezolana, invitados extranjeros y autoridades gubernamentales, tanto nacionales como regionales

Un fuerte incendio, que se desató en horas de la tarde del once de enero de 1960, dio al traste con toda posibilidad de celebrar pronto el acto en su escenario natural, que no era otro que la iglesia que recién había sido promovida a Basílica Menor.

Sin embargo, era necesario cumplir, mediante ceremonia de especial significación, con la coronación canónica, considerada como un privilegio concedido a imágenes que destacan por la probada veneración y la fe que los fieles le profesan. La parte más sobresaliente del acto consiste en la colocación de la corona, para imponer autoridad y dignidad soberana.

Para otorgar tal distinción, también se toma en cuenta la gran devoción y la popularidad que la figura mariana debe tener entre la comunidad cristiana. Se trata de un acto netamente religioso, por lo que se debe evitar darle otras connotaciones.

El cardenal José Humberto Quintero presidió la solemne eucaristía y, después de la homilía, procedió a la bendición e imposición de la corona en medio de un gran regocijo para el pueblo cristiano del estado Táchira y Venezuela.

La corona

No existe información oficial sobre el orfebre que elaboró la delicada prenda, pero a través de los estudios realizados por equipos multidisciplinarios se le atribuye a un orfebre, maestro en joyería, de la ciudad de Caracas, quien la hizo en el año 1966, a petición de monseñor Alejandro Fernández Feo, tercer obispo de la diócesis de San Cristóbal.

Es considerada como aporte del pueblo del Táchira, porque se pudo costear gracias a donaciones y aportes por parte del pueblo católico tachirense y sectores representativos, que como testimonio de devoción supieron responder a los llamados de la Iglesia, gesta de la cual existe registro en el archivo parroquial, donde reposa el libro de donaciones para la corona de Nuestra Señora de la Consolación de Táriba. Fue abierto formalmente el 2 de octubre de 1959, con la primera donación aportada por Mons. Dr. Alejandro Fernández Feo Tinoco, y cerrado el 14 de marzo de 1967, con la última donación, a cargo del recordado Prof. Simón Candiales, del liceo Simón Bolívar de San Cristóbal.

Descripción de la corona

Al conmemorarse el cincuentenario de la coronación canónica de la imagen de Nuestra Señora de la Consolación de Táriba, se constituyó  un equipo multidisciplinario que tuvo el inmenso privilegio y el gran honor de hacer una valoración documentada  de la misma, equipo que estuvo conformado por el Pbro. Pedro Fortoul, vicario-cooperador en la Basílica Menor de Táriba; Samuel Carrillo Clavijo y Samuel Carrillo hijo, expertos en restauración de arte sacro; Samuel Trevisi, fotógrafo profesional y gemólogo, y Samir A. Sánchez, historiador de arte de la Universidad Católica del Táchira.

Este equipo concluye en que la corona es consideran como una de las realizaciones artísticas más valiosas y de extraordinaria riqueza de la historia tachirense. “La corona votiva de Nuestra Señora de la Consolación de Táriba resulta una obra maestra del arte universal, de inefable belleza, producida por la alta orfebrería venezolana de mediados del siglo XX”.

Luego hace la siguiente descripción física en dimensiones y de belleza: “La corona votiva de Nuestra Señora de la Consolación de Táriba se corresponde con una corona real, cerrada, de tamaño natural y estilo historicista, por cuanto reproduce —en una combinación original y armónica, haciendo más delicados y finos los rasgos— las características formales presentes en las coronas reales europeas continentales, occidentales, y en las coronas reales inglesas de los siglos XVII y XIX.

En términos generales, su estado de conservación es óptimo. Si bien su primer avatar dejó tres microfisuras y una leve inclinación de la cruz, producto de la brusca caída sufrida el mismo día de la coronación canónica, estos daños fueron corregidos por medio de la técnica de fijación y unión imperceptible, seguida por los antiguos orfebres  -para no afectar la estructura original- en el primer proceso especializado de conservación al cual fue sometida, realizado entre el 20 de enero y el 10 de febrero de 2017, por los restauradores tachirenses de arte sacro, Samuel Carrillo Clavijo y Samuel Carrillo hijo, con ocasión de los preparativos para la celebración del cincuentenario de la coronación.

Oración

¡Oh! Virgen Santísima de la Consolación,

que tu maternal bendición esté sobre mí,

en el día, en la noche, en el trabajo, en el descanso,

en la salud, en la enfermedad, en la vida, en la muerte,

en el tiempo y en la eternidad.

Santísima Virgen María,

madre y abogada mía,

no permitas que te ofenda en este día

y para eso dame tu santa bendición.

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Amén.

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