Pareciera estar desahuciada la situación de los ascensores en el Hospital Central. De siete, solo dos están operativos. Transcurre el tiempo y la situación es la misma: no sirven, y esto perjudica la operatividad del primer centro de salud del estado Táchira.

Nancy Porras

El último argumento manejado por la máxima autoridad de este centro de salud, Alexander Krinitzky, fue un saboteo que ocurrió el sábado 5 de agosto, hecho que había dejado inoperativos los elevadores, complicando la movilización del personal.

En esa oportunidad, informó el director que la situación había ocurrido dos semanas antes, y que había podido resolverse, gracias a la intervención del gobernador Freddy Bernal y la máxima autoridad de Salud del estado Táchira, doctor Ángel Chacón.

Informó que los llamados saboteadores habían puesto una estructura de madera en la parte superior de los ascensores, se disparó el sistema de seguridad y los aparatos quedaron sin actividad durante 24 horas. Se activó plan de contingencia con la ayuda de personal del Hospital, Cuerpo de Bomberos y Protección Civil. Se solucionó, quedaron operativos, aunque no dijeron cuántos.

La autoridad del Central reiteró que no habría tregua para hallar a los culpables, estarían vigilantes, seguirán pie de lucha, que la situación fue pasada a la Fiscalía. Lo cierto es que la operatividad de los ascensores tiene años que no se garantiza en su totalidad, uno o dos son los que funcionan.

Servicio indispensable

Los ascensores son indispensables para la movilización del personal del centro de salud, traslado de los pacientes, movilidad de los familiares, llevar los alimentos y medicamentos para los enfermos hospitalizados. Se usa también para movilizar los cuerpos de los pacientes fallecidos en los distintos pisos de este establecimiento de salud.

“Afecta la falta de ascensores a todos”, expresó uno de los médicos cirujanos más respetados del estado, quien hasta hace unos meses atrás estaba en proceso de rehabilitación, tras sufrir un accidente, y movido por su mística y vocación, iba a piso 6 y solo lo detenía el hecho de saber que los ascensores están en terapia intensiva.

Una doctora, recuperándose de un proceso viral fuerte, lo pensó dos veces para ir al Hospital y aprovechar su turno quirúrgico. Pensando en su salud, sintió tranquilidad al ser informada de que las intervenciones de ese día martes no se iban a realizar.