Salud

Urge ampliar el diagnóstico y tratamiento de la hepatitis

29 de julio de 2023

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La hepatitis puede ser aguda o crónica. Siempre amerita tratamiento médico.

 

El reto que hoy lanzan los responsables de la salud en el mundo, a propósito de conmemorarse el 28 de julio el Día Mundial contra la Hepatitis, es ampliar el diagnóstico y tratamiento de la hepatitis viral, una enfermedad silenciosa que acaba con la vida de miles de personas anualmente.

Nancy Porras

Es una enfermedad causada por un virus, responsable de altos niveles de morbilidad y mortalidad en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud.

En América, casi 80 mil nuevas infecciones de hepatitis B y C surgen cada año, y la mayoría pasan desapercibidas.

Se estima que 57 % de los casos de cirrosis hepática y 78 % de los casos de cáncer primario de hígado son causados por los virus de la hepatitis B y C, así lo estima la OMS.

Atentos a la prevención

Cuando esta inflamación ha aparecido recientemente, es denominada hepatitis aguda; y a los procesos que duran más de seis meses, hepatitis crónica.

La trasmisión de los virus A y E se produce a través del agua y alimentos contaminados, por lo que una buena higiene en la alimentación y un tratamiento adecuado del agua y los alimentos puede ayudar a prevenir el contagio.

Otro punto en favor de prevenir el virus de la hepatitis A es que existe una vacuna eficaz, que paso a paso se incluye en los esquemas de vacunación.

Con respecto a los virus B, C y delta se transmiten por la sangre y por las relaciones sexuales, aunque el virus C es muy poco eficaz en su transmisión por vía sexual.

También hay una vacuna que previene la infección por el virus B y por ende, la sobreinfección por virus delta que sólo ocurre en portadores del virus B. Esta vacuna está ya incluida en muchos calendarios de inmunización.

Sin embargo, todavía no hay una vacuna que prevenga la infección por el virus C.

Atentos a los síntomas

La hepatitis aguda puede no producir ningún síntoma y pasar desapercibida para el enfermo; no obstante, en otras ocasiones hay síntomas, como malestar general, cansancio, náuseas, pigmentación amarilla de la piel y las mucosas, acompañada de orinas de color oscuro y deposiciones blancas o amarillentas.

Igual sucede con las hepatitis crónicas, también se caracterizan por producir muy pocos síntomas y, en muchos cuadros clínicos, se diagnostican de forma casual al realizar análisis por otros motivos.

La hepatitis aguda por virus C se hace crónica hasta en 80-90 % de los casos. Todas las hepatitis crónicas pueden evolucionar hacia una cirrosis hepática, con serias complicaciones

La forma más común de contraer esta enfermedad, es insertando en el cuerpo algún objeto contaminado con sangre de alguien que ya posee el virus, cosa que ocurre mucho en personas que se tatúan o se hacen piercing en el cuerpo.

Hepatitis A

Según el doctor Miguel Garassini, gastroenterólogo y hepatólogo, la hepatitis A es la forma más común en Venezuela y se transmite por agua y alimentos contaminados, vía fecal-oral, y muy difícilmente de una persona a otra.

Produce hepatitis aguda y su pronóstico es favorable, dado que no evoluciona hacia una fase crónica y siempre se cura sin necesidad de tratamiento. Al paciente no se le indican medicamentos, solo reposo y dieta, y en un período de 2 a 6 semanas la enfermedad remite.

Hepatitis C

El pasado 9 de junio, la Sociedad Venezolana de Gastroenterología reportó un aumento de casos. El infectólogo Javier Roa explicó que el problema de la hepatitis C, en el caso de que haya un incremento, es casi impredecible en el sentido de que no es tan contagioso como en el caso de la hepatitis A.

—Es un problema de salud pública, pero está supeditado a un sector de la población, pues se trata de pacientes drogadictos, los que sufren transfusiones de sangre o mantienen una actividad sexual promiscua; es decir de transmisión sexual o sanguínea, no es como la A que se contagia por la boca, heces contaminadas, nunca se transfiere por la sangre— explicó.

Por lo tanto, en el país se observa siempre la coexistencia de hepatitis C pero el paciente no se contagia de manera fácil. La hepatitis A se cura por sí sola, mientras que la B se cura pero a largo plazo, con tratamientos específicos.

—La B y C predisponen a llevar al paciente a sufrir cáncer hepático al cabo de tres a cinco años o a una cirrosis hepática, cosa que no hace la hepatitis A. La C puede llegar a ser crónica. Actualmente hay tratamientos extremadamente costosos; sin embargo, no hay disponibles en el país— finalizó el doctor Roa.

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