Sucesos
Amenazan a familia de obrero secuestrado y asesinado en empresa avícola de La Fría
18 de noviembre de 2017
Con una visita a la finca donde trabajaba la víctima, por parte del sujeto conocido como Comando, el cual está prófugo de la justicia, así como una intimidante llamada telefónica hecha por un supuesto comandante de Los Urabeños, fueron amenazados, para que se fueran de la zona y “dejaran así la cosa”, los familiares de Milciades Chona Rangel, el obrero que tras ser secuestrado el viernes, fue torturado, asesinado y sepultado en un terreno de la empresa avícola Tío Pollo, ubicada en La Fría, municipio García de Hevia.
Según revelaron los afectados, “después de que se llevaron a Milciades y nos enteramos quiénes habían sido los que lo secuestraron y dónde lo habían matado y enterrado, el sábado comenzamos a hacer bulla para que se supiera lo que había pasado y comenzaron a hacerse las averiguaciones; entonces, el domingo en la mañana, como a las 7, recibimos una llamada del tal Comando, pero se identificó como comandante de Los Urabeños y nos exigió que dejáramos la cosa así y que nos daba 72 horas para que desocupáramos la zona, o de lo contrario nos pasaría lo mismo que le pasó a Milciades; y como a las 11 de la mañana, del mismo domingo, llegó armado a la finca donde trabajaba mi hermano, a buscar a su esposa, suponemos que para matarla; menos mal que ya nosotros nos la habíamos traído de allá”.
Aunque los familiares de Milciades saben que están tratando con criminales, el único objetivo que tienen en mente es que se haga justicia; por ello es que recientemente denunciaron que tres de los detenidos por el Cicpc, sindicados de perpetrar el crimen del obrero, podrían quedar en libertad, pese a las evidencias que los incriminan.
Presumen que son intereses mayores, y hasta políticos, los que podrían prevalecer en la decisión de liberar a los dos hombres y a la mujer, todos empleados de la avícola Tío Pollo, una vez logren presentar los fiadores que el tribunal les exigió. El cuarto presunto implicado, conocido como Comando, está prófugo.
A Milciades se lo llevaron el viernes en la noche, de la finca donde trabajaba, tres hombres y una mujer que, armados y vestidos de negro, manifestaron ser funcionarios del Cicpc. Desde allí, de acuerdo con las investigaciones, lo trasladaron hasta las instalaciones de Tío Pollo y en un galpón conocido como Los Valencianos lo torturaron y asesinaron a tubazos, aunque la reciente autopsia reveló que también le dispararon.
“Después trasladaron el cadáver de mi hermano en una ambulancia de Tío Pollo hasta el saque de arena que queda cerca y que también es de esa empresa; ahí, con un Yumbo de la misma empresa, hicieron la fosa y lo enterraron, después aplanaron el terreno, como si allí no hubiera pasado nada. Con lo que no contaban esos asesinos era que otros obreros, que observaron lo que hicieron, comenzaron a comentar, como para que la familia de Milciades se enterara, de lo contrario jamás sabríamos qué fue lo que le pasó”, recordó Hermides, hermano de la víctima.
Dijo que de todo esto están informados tanto el Cicpc como el Conas, organismos de los que esperan que actúen acorde con la delicada situación.
El cadáver de la víctima, de 34 años, quien trabajaba como ordeñador de una finca, fue localizado el lunes en la noche por una comisión militar-policial, que la madrugada del martes lo sacó de una fosa de unos 4 metros.
Presumen que el secuestro, tortura y asesinato de Milciades Chona Rangel tuvo que ver con alguna información que él manejaba sobre supuestos robos que se estaban cometiendo en la avícola y para callarlo le quitaron la vida de esa manera brutal.
Este miércoles, en la tarde, contando con la presencia de algunos familiares y amigos, los restos de Milciades fueron sepultados en el cementerio Municipal de San Cristóbal; las autoridades forenses y policiales locales no permitieron que lo hicieran en el camposanto de La Fría, en razón de que la investigación de homicidio sigue abierta y no se descarta que, de ser necesario, de un momento a otro se requiera exhumar el cuerpo.
Miriam Bustos