Sucesos
Autoridades aún no tienen pistas para aclarar asesinato de dos muchachos cerca de El Piñal
28 de abril de 2021
Armando Hernández
En el sector La Azulita, cerca de San Rafael de El Piñal, hay consternación entre la comunidad, que aún no entiende cómo ocurrieron los hechos del pasado lunes en la mañana, cuando dos muchachos, habitantes del sector, fueron vilmente asesinados con arma blanca, tras ser atacados en la vía pública por sujetos desconocidos, en circunstancias que hasta el momento no han sido aclaradas y se encuentran bajo investigación por parte de funcionarios de la Brigada Contra Homicidios del Cicpc Táchira.
El suceso ocurrió a eso de las diez de la mañana del lunes, cerca de la bodega “Los Cruceros”, donde fueron encontrados los cuerpos sin vida de los dos muchachos, una joven de 16 años de edad, identificada tan solo como K. Sánchez Ramírez, y su amiguito de 15 años, conocido como Castillo Prieto, ambos estudiantes del quinto año en la escuela de la Recta de Ayarí, zona sur del estado Táchira, municipio Fernández Feo.
El doble crimen fue descubierto por la madre de la adolescente, que se dirigía a su residencia y estaba próxima a llegar, cuando se topó con un hombre que corría desaforadamente, a quien siguió con la vista, hasta que ingresó a una zona boscosa, donde desapareció.
Inmediatamente presintió que algo estaba mal y aceleró el paso para llegar a su casa. A los pocos metros observó el cuerpo de su hija, tendido en el piso, por lo que corrió hacia ella en un intento por auxiliarla. Se percató que no tenía signos vitales. Un poco más adelante vio también el cuerpo inerte del amiguito de su hija.
A sus gritos de ayuda acudieron los vecinos, que horrorizados se percataron de lo que había ocurrido.
Los dos muchachos habían sido asesinados, de manera que pasados algunos minutos optaron por notificarlo a las autoridades y poco después se hizo presente una comisión de la Policía del estado Táchira. Fueron los funcionarios quienes llamaron la atención sobre las heridas de arma blanca que presentaban ambos jóvenes. Asumieron la custodia de lo que se conoce como la escena del crimen, para preservar cualquier evidencia, y crearon un perímetro de seguridad para mantener a los curiosos vecinos fuera del área.
Una comisión detectivesca, adscrita a la Brigada Contra Homicidios, se apersonó para hacerse cargo del caso y proceder al levantamiento de los muchachos asesinados. Notaron de inmediato la gran consternación que había entre los vecinos e iniciaron las entrevistas para conocer detalles.
La progenitora de la joven les contó sobre el hombre que vio corriendo hacia una zona boscosa, y otras personas hicieron referencia a otro sujeto que vieron merodeando por el área, lo que pone en la escena del crimen a dos sospechosos, de manera extraoficial. Los detectives se organizaron y fueron a la zona boscosa, a donde ingresaron con sus armas en manos para tratar de ubicar al hombre que se ocultó entre la vegetación, realizaron rastreos y siguieron pistas. Permanecieron allí hasta entrada la noche, sin resultados positivos.
Luego se trasladaron a la morgue del Hospital Central para dejar los cuerpos de los dos estudiantes, y en la mañana del martes retornaron a la zona para proseguir con las averiguaciones. Hasta la madrugada estuvieron trabajando junto al comisario Wílmer Uribe Guerrero, director del Cicpc Táchira, para hacer un análisis del caso, discutir detalles y diseñar las estrategias de trabajo.
Las instrucciones fueron las de permanecer en la zona, hasta que se obtengan resultados. Durante casi todo el día, bajo condiciones climáticas totalmente adversas, estuvieron realizando trabajos de rastreo en la montaña y de inteligencia policial en el poblado. De nuevo se entrevistaron con testigos, conversaron con vecinos e interrogaron a moradores del sector próximo al balneario, a pesar de no estar tan cerca del sitio donde ocurrió el doble crimen.
En tanto, los familiares de los dos fallecidos se trasladaron a San Cristóbal, en primera instancia para acudir a la sede del Cicpc, a donde fueron citados, y luego a la morgue del Hospital Central para gestionar la entrega de los cadáveres, que serían trasladados a la zona para su cristiana sepultura.
En conversaciones con nuestros periodistas, estos negaron los comentarios que han circulado en redes sociales que ponen a los muchachos como novios. Eso es falso, explicaron, eran amigos, criados en la misma zona y compañeros de estudios, cursaban el mismo grado en la escuela de la Recta de Ayarí, dijeron.
El padrastro de Castillo Prieto explicó que el muchacho salió de su casa pasadas las nueve de la mañana, para asistir a la clase de tarea dirigida. Como solía hacerlo, debía pasar por la residencia de la muchacha para buscarla, pues los dos estaban en el mismo curso.
No se sabe con exactitud cómo ocurrieron los hechos. No obstante, existe una especulación que no ha pasado desapercibida para los detectives Contra Homicidios del Cicpc, aun cuando forma parte del campo de las conjeturas. La gente comenta que la muchacha estaba frente a su casa, esperando a su amigo y compañero de estudios, para ir ambos a la clase, cuando apareció un sujeto que, supuestamente, intento abusar de la chica, que se defendió. Fue en ese momento que llegó Castillo Prieto, quien sin pensarlo dos veces fue en auxilio de su amiga y ambos fueron atacados con arma blanca, hasta causarles la muerte.
Es una versión que está en el tapete de las posibilidades, sin confirmación alguna, pero forma parte de las investigaciones y de los puntos que los pesquisidores, en el desarrollo de su trabajo, deberán aclarar.