Sucesos

Continúan los desaparecidos en Táchira, sin precisar hasta ahora la cifra

4 de octubre de 2017

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Un sinnúmero de personas continúan desaparecidas en el estado Táchira y de ellas no hay ninguna pista a seguir, en razón de que pareciera que la tierra se las tragó y, con el pasar del tiempo, son seres que solo les importan a sus familiares, pues si bien al principio las autoridades militares o policiales iniciaron las correspondientes investigaciones, hoy evidentemente no las siguen, y son ellos solamente los que se preguntan ¿dónde están?.

El número real de personas en esta situación no se conoce con certeza, solo se alcanza a estimar someramente una cifra cercana, al tomar en cuenta los casos que a través de la prensa se han hecho públicos, pero existen otros que solamente fueron denunciados ante las autoridades y no trascienden a los medios, e incluso una “lista negra” de desaparecidos de la que ni la prensa ni las autoridades tienen conocimiento, por cuanto os parientes prefieren esperar a que regresen, aunque generalmente esto no ocurre.

Son varios los casos de desaparecidos en los que las familias, por meses y hasta años, han volcado sus vidas con la esperanza de que regresen, e incluso si son hallados muertos, representaría para ellas el cierre de un ciclo y, por lo tanto, el inicio de otro, a sabiendas de al menos ya saber dónde y en qué condiciones están.

Algunos casos, más que otros, de alguna manera adquieren mayor relevancia pública; otros sencillamente pasan desapercibidos, pero las familias -las madres y padres de estas personas, de ambos sexos y de distintas edades, que en diferentes circunstancias desaparecieron, no se resignan a desconocer qué pasó; prácticamente, a estas alturas lo que más les interesa es saber dónde están.

Uno de estos casos icónicos, de hace ya varios años, es el de Elvis Sánchez, el adolescente que en septiembre de 2008 desapareció misteriosamente, luego de hacer un transacción bancaria en el Sambil; o el de Francisco Javier Delgado, de quien no se volvió a saber desde ese mismo mes y año, luego de una situación irregular en la que intervino una conocida línea de taxis de la ciudad; o también la de dos policías activos, Wilmer Jair Cáceres Salamanca, de la PNB, y el de Politáchira, Kevin José Rodríguez Botello, en enero de 2016, quienes desaparecieron al salir de sus casas. También el caso del sargento supervisor de la GNB, José Germán Buitrago Castellanos, que, al igual que los anteriores funcionarios, desapareció tres meses después en San Antonio del Táchira, en la frontera con Colombia.

Hay igualmente casos que han generado un sinnúmero de hipótesis, como el del mototaxista Wilmer Torres Chávez y su pasajera, Mairleyda Ortiz, presuntamente secuestrados por un grupo paramilitar en la zona norte, cuando bajo engaño de un tercero, desde el terminal de pasajeros de La Concordia, se dirigían a Coloncito, en junio de 2015,
O el adolescente José Alejandro Mora García, que en marzo de 2016 desapareció cuando acudió a visitar a su novia en El Hiranzo de Táriba; el del joven taxista Kelvin Useche, de quien no se sabe nada desde junio de 2016, luego de que salió de su casa en el barrio Las Flores para tomar una “carrera” en el barrio Genaro Méndez; o los cuatro amigos: Jesús Esquivel Pedraza, Ángel Contreras, Leonardo Castañeda y Jhonder Hernández, que en marzo de este año, se sospecha, fueron víctimas de desaparición por parte de un mismo grupo.

También, de los más recientes casos conocidos, el del exnotario de la Notaría Primera de San Cristóbal, abogado Luis Omar Urbina Roa, desaparecido desde hace casi seis meses; o el del comerciante de La Fría, Jefferson Chaparro, que el 24 de septiembre desapareció luego de que en compañía de un amigo -el cual luego apareció asesinado- fuera interceptado y supuestamente plagiado en la autopista, a la altura de la estación de servicio internacional, en el municipio García de Hevia.

Compromiso no honrado
Todos estos, solo para mencionar algunos, son casos que siguen sin esclarecerse, pese a que las familias han aportado cuanta información lograron obtener, incluso a riesgo de su integridad personal, investigando por su cuenta, pero que por una u otra razón continúan sin resolverse, sin darles un cierre.
Solo en el mes pasado, aunque no se conoció de manera extraoficial, se dijo que de unas discotecas de San Antonio del Táchira, grupos armados se llevaron por la fuerza a varias personas, hombres y mujeres, que hoy siguen desaparecidas, pero oficialmente nadie se pronunció, aunque las fotos de las presuntas víctimas comenzaron a ser difundidas en las redes sociales.

Hechos como estos, aseguran los vecinos de la frontera, ocurren casi a diario en San Antonio y en menos intensidad en Ureña, pero el que posiblemente existan tantos casi inconclusos es lo que limita a los familiares para que formulen la debida denuncia; sin embargo, con quienes sí lo hicieron, en el momento oportuno, los organismos de seguridad aún mantienen un compromiso que no han honrado.

Miriam Bustos

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