Sucesos
Cuerpo de venezolana fue vendido por partes en EE.UU. sin autorización
23 de diciembre de 2024
La joven de 21 años que murió en un ataque de ira en la carretera en EE.UU. fue tomada por el sistema y su cuerpo fue vendido a un programa de investigación, sin que su familia diera su consentimiento
Jhoana Suárez
Aurimar Iturriago era una joven zuliana de 21 años, quien en 2022 decidió migrar a Bogotá para sacar a su familia de la pobreza. Tras algunos meses en Colombia, emprende su viaje a Estados Unidos, donde esperaba ganar más dinero para comprarle una casita a su madre. Pero allí hallaría la muerte.
Aurimar fue víctima de una bala cuando se movilizaba en un vehículo con dos amigos. Pero la tragedia no terminaría con su muerte: su cuerpo fue declarado «no reclamado» y fue vendido por partes, sin consentimiento de su familia, dejando a su madre sin respuestas y sin poder darle cristiana sepultura.
La joven zuliana, cuando partió de Venezuela llegó a trabajar como repartidora en Bogotá. Solo algunos meses después habría decidido migrar a Estados Unidos. Aurimar llegó a Texas, a casa de un conocido llamado Alexis Moreno. La joven con toda la intención de trabajar para ayudar a su madre, consiguió un empleo de limpieza en Florida. Tan solo dos meses después de haber llegado, la violencia acabó con su vida.
La venezolana viajaba con dos amigos en un vehículo, y un hombre comenzó a disparar contra ellos. Aurimar recibió un disparo en la cabeza y murió. El responsable fue condenado a 23 años de prisión.
Aunque el servicio forense tenía el número de Arelis Villegas, madre de la joven, no la contactaron. El cuerpo fue clasificado como “no reclamado” y entraría en el programa de donación que maneja el servicio forense.
Autoridades del servicio forense donaron 2.350 de estos cuerpos «no reclamados» al programa de investigación de la Universidad del Norte de Texas Health Science Center, donde sin ningún consentimiento, el cuerpo de Aurimar fue desmembrado y su torso fue vendido por 900 dólares, y sus piernas por 700. El resto de su cuerpo fue incinerado y colocado en una fosa en el cementerio de Dallas, donde ni siquiera tiene una placa.
Arelis y su familia supieron en octubre de este año lo que había ocurrido con el cuerpo de Aurimar. El nombre de la joven apareció en una larga lista de cuerpos donados luego de que NBC News realizara una investigación. Hoy día su madre no tiene cuerpo al que darle cristiana sepultura y asegura que no tiene consuelo para tanto dolor.
«Mi hija no era ningún animalito para que la desmembraran (…) Yo nunca habría aceptado que le hicieran eso. Yo estaba buscando repatriarla, quería que la cremaran para por lo menos tener sus cenizas».