La docente Kathy Suárez, de tan solo 38 años de edad, nunca imaginó que acudir al Hospital Central para someterse a una cirugía de baja complejidad, le costaría la vida

Jhoana Suárez

Familiares de la joven docente Kathy Suárez, de 38 años de edad, quien murió este domingo por una presunta mala praxis en el Hospital Central de San Cristóbal, claman por justicia.

En medio del dolor, Yaneth Ramírez, madre de la docente, contó que su hija entró a quirófano el día miércoles a realizarse una cirugía electiva, pues tenía un quiste en el ovario y una médico amiga le ayudó a conseguir un turno quirúrgico en el Hospital Central.

Según Ramírez, a ella la operaron el miércoles en horas de la tarde, y según la doctora que la operó, había salido todo bien. El jueves la dan de alta y el dolor en la espalda y en el abdomen se mantuvieron por varios días. El domingo en horas de la mañana su cuadro empeoró, y la sacaron al hospital de nuevo.

«A ella la intervienen nuevamente, luego la ingresan a UCI y nos dicen después que murió. Pero resulta que la ginecóloga que la operó dice que en la cirugía le perforaron el intestino, que no saben cómo pero eso provocó su muerte. Nunca nos dijeron nada que eso había pasado, mi hija debió quedarse en observación y la mandaron para la casa. A mi hija me la mataron y yo pido justicia», añadió desconsolada.

Kathy dejó dos niñas de 7 y 14 años de edad en la orfandad, era docente en un colegio en Cordero. Su certificado de defunción dice que presentó shock séptico y perforación intestinal, la autopsia confirmó los resultados. «Yo pido justicia para mi hija». (JS)

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