Los fallecidos fueron reconocidos, ante presencia de funcionarios de la División Contra homicidios del Cicpc Táchira, por familiares que se enteraron por la prensa sobre la localización de dos cadáveres en vía al polígono, con características similares a las de sus parientes desaparecidos

Ocho días desaparecidos tenían los dos hombres que el pasado 26 de enero fueron encontrados muertos, con múltiples impactos de bala, en la carretera que conduce al polígono de tiro de Vega de Aza, según lo reportaron voceros policiales al informar que mediante la colaboración de familiares y amigos fue posible obtener la identificación de los dos fallecidos, que en condición de desconocidos permanecieron algún tiempo en la morgue del Hospital Central de San Cristóbal.

Los dos hombres tenían residencia en la aldea La Cuchilla, en Santa Ana del Táchira, municipio Córdoba y de acuerdo a las investigaciones iniciales, fueron secuestrados por individuos fuertemente armados, que los interceptaron en esa localidad, obligándolos a subir a un vehículo en el cual se los llevaron con destino desconocido.

Eso ocurrió el 17 de enero y los cadáveres fueron localizados en vía pública en horas de la tarde del domingo 26, por lo que existe una serie de interrogantes en lo que pudo ocurrir durante el transcurso de los días que permanecieron desaparecidos. Se presume fueron víctimas de tortura, según los rastros de violencia localizados en sus cuerpos.

Fueron identificados como Javier Alexis Lozano Hernández, de nacionalidad venezolana y 34 años de edad y Wilmer Ramón Rangel Pernía, de 45 años, quienes presuntamente estaban vinculados a hechos delictivos cometidos en la zona y no se descarta que ésta vinculación con actividades al margen de la ley, haya sido la causa de su desaparición y posterior homicidio.

Familiares y conocidos de las victimas acudieron a la sede del Cicpc una vez que se enteraron, a través de la prensa, sobre el doble homicidio ocurrido en la vía al polígono de tiro de Vega de Aza y reconocieron por la fotografía a sus parientes, que estaban desaparecidos desde el mismo momento que los hombres armados los sometieron y bajo amenaza de muerte se los llevaron, en lo que parecía ser un arresto policial. De acuerdo a la apreciación de los investigadores las muertes de Lozano y Rangel, ocurre siete días después de haber sido secuestrados, desconociéndose el lugar donde los mantuvieron cautivos y las razones. Fue en horas de la noche del sábado 25 de enero, cuando presuntamente llevados trasladados a la oscura y solitaria carretera que conduce al polígono militar de Vega de Aza, donde les dieron muerte, disparándoles con arma de fuego, conforme lo demuestra la evidencia allí localizada.

La policía aún no tiene una hipótesis definitiva, pero está trabajando en base a varias posibilidades en la que cobra mayor fuerza el ajuste de cuentas o que hayan sido asesinados por miembros de grupos armados, generadores de violencia, que, en panfletos, había anunciado en la zona “una operación limpieza”, para librar el área de delincuentes e indeseables. Este es tan solo un panorama que la policía intentan despejar, dados los antecedentes de los dos fallecidos.

Armando Hernández