Sucesos

Por lo menos un caso al día de violencia infantil se denuncia en Venezuela

1 de febrero de 2020

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“La pedofilia, que es una parafilia, una desviación de carácter sexual, no solo está circunscrita a los religiosos, como lo han querido hacer ver; incluso el incesto se da entre el  entorno familiar, conocidos,  amigos. Ocurre constantemente, pero allí hay otra “cifra negra”, no siempre se denuncian los abusos. Si las cifras que se conocen públicamente son altas, imagínate las que se desconocen”. 

Al menos un caso de violencia y/o abuso sexual a niños ya adolescentes, está siendo denunciado cada día ante las autoridades competentes. La ola de este aberrante delito parece haber tomado por los cuatro costados al país y se incrementa a pasos agigantados.

Apenas hace unos meses, el director nacional del Cicpc, comisario Douglas Rico, informaba no solo sobre la lucha frontal que mantiene ese cuerpo detectivesco contra este tipo de hechos, sino que reseñaba las constantes aprehensiones, como autores o partícipes, de padres, padrastros, hasta madres y tíos, entre otros, por cuanto es bien conocido que cualquiera puede ser un depredador.

Para finales de agosto de 2019, la última fecha en la que Rico ofreció cifras sobre las denuncias recibidas en los distintos despachos del Cicpc en el país, daba cuenta de mil 180 casos de abuso sexual, preocupante número que ya debe haberse incrementado, sin tomar en cuenta los casos que, por una u otro razón, no son denunciados, las llamadas “cifras negras”.

15 casos en enero

El registro que sobre este tema maneja, solo en enero, el Sistema Integra lde Protección de Niños, Niñas y Adolescentes del municipio San Cristóbal, indica que de los 15 casos que han tenido conocimiento, por actos lascivos, violación y maltrato suman 11, mientras que por abandono de los padres -otro tipo de violencia- manejan 4 casos.

Vale acotar que las víctimas de estos casos tienen edades comprendidas entre 1 y 12 años, por cuanto es a la Fiscalía del Ministerio Público, en materia de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, a quien le corresponde conocer los restantes casos, con víctimas entre los 13 y 17 años.

Llama la atención que los cuatro niños abandonados, este mes, son hermanos, por lo que el Sistema de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes diligenció su ingreso a una Casa Abrigo.

Apenas el año pasado, una dama, madre de tres niños, los abandonó en la sede de los tribunales de San Cristóbal y una vez que resguardaron a los infantes y dieron con el paradero de la progenitora, esta argumentó que lo hizo porque no tenía para darles de comer.

Mientras se le conminó a que buscara un trabajo estable, sus hijos fueron acogidos en una Casa Abrigo; sin embargo, el año pasado fueron muchos los niños abandonados que. producto de la migración, el Sistema resguardó.

“Problema multifactorial”

Para entender lo que está ocurriendo, se consultó al abogado y criminólogo tachirense Jesús Alberto Berro, quien explicó de manera sencilla los múltiples factores que están influyendo en el mismo, acotando que solo un factor separa a la violencia y el abuso sexual, y es la pedofilia.

“El maltrato parental, del entorno familiar, obedece a castigos excesivos. La sevicia está sancionada, precisamente porque traspasa lo que puede entenderse como el ánimo disciplinario, de corregir al niño o adolescente, pero cuando ya el exceso de esas correcciones afecta somática y mentalmente a ese ser vulnerable, que se llama así porque está indefenso, no puede defenderse, se configura el elemento maltratador. El abuso no es más que el exceso de uso. Yo, como padre, estoy autorizado, desde el punto de vista socio-familiar, para hacer uso del mecanismo disciplinario para corregir cuando sea necesario, pero cuando ya es exceso de ese uso, se convierte en abuso. Entonces, se va hacia el maltrato somático, corporal o mental de la víctima”.

En cuanto a la causa que lleva a estas situaciones a los perpetradores, Berro agregó que “puede que tenga una alta incidencia que estuviera presentándose, a consecuencia de las circunstancias en el país, una especie de psiquis colectiva de frustración, depresión.  Es posible que hasta pueda convertirse en un componente de salud pública, porque afecta sobre todo al grupo familiar. Lo resquebraja”.

—Ahora -agregó el criminólogo-, en cuanto a familias, donde a las madres, en procura de pareja, las convierten en padres alternativos, ese elemento puede que tienda a incrementarse, porque no hay el mismo afecto ni afinidad. Y la madre, por aquello de la dependencia de la mujer, pues muchas veces se somete a una etapa de sumisión, soporta cualquier cosa contra ella o sus hijos por parte de la pareja, con tal de que la mantenga económicamente. Ese estado de dependencia la lleva a tener que tolerar abusos y ese nivel de tolerancia se extiende hasta esos seres vulnerables.  Algunas veces con sentido doloso, es decir, de manera intencional, lleva a la mujer a participar en esos maltratos o abuso sexual a sus propios hijos.  Se vuelven cómplices, y una madre que permita eso es una degenerada. Pero sí es posible que esos factores que están creando violencia intrafamiliar obedezcan a las circunstancias que están ocurriendo en el país. No hay comida, no hay estabilidad económica, no funcionan los servicios públicos, entonces drenan esa frustración en los seres vulnerables. Esto puede explicarlo, pero no lo justifica.

“Cifras oscura

en abuso sexual”

Fue público y notorio el reciente caso en el que un adolescente, de 17 años de edad, asesinó a un sacerdote en el municipio Junín, tras haberlo violado durante tres años, y por amenazarlo con hacer lo mismo con su hermano de 10 años; en este particular, se le consultó a Berro, por qué la víctima guardó silencio por tanto tiempo.

“La pedofilia, que es una parafilia de desviación de carácter sexual, no está solo circunscrita a los religiosos,  incluso el incesto se da entre el  entorno familiar, conocidos,  amigos, ocurre constantemente, pero allí hay otra “cifra negra”, no siempre se denuncian los abusos. Si las cifras que se conocen públicamente son altas, imagínate las que se desconocen”.

Estas cifras ocultas se originan, ya sea porque la víctima o ser vulnerable está amenazado, por pudor o porque la familia, por razones de conservar la honra, lo protegen deliberadamente, no hacen la denuncia. Esos hechos por lo general, como son cometidos en circunstancias de mantener alejado cualquier elemento de prueba, como un testigo, siempre son aislados, a escondidas; entonces, esas cifras tienden a incrementarse. Son más notables estas cifras, ya sea por temor, por coacción u otros, que las que salen a relucir. En este momento estamos conversando y pueden estar cometiendo uno de estos hechos y no lo sabremos.     Repito, esto pasa más que todo en el círculo familiar y el entorno cercano de la víctima. La pederastia son desviaciones sexuales en la que el perpetrador busca satisfacer sus deseos sexuales, pero si surge un brote psicótico, podría quitarle la vida a su víctima.

Miriam  Bustos

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