Un sexagenario identificado como Celestino del Ávila Díaz fue asesinado por su nieta y el novio de ella en una vivienda del sector Santa Clara del municipio Manuel Ezequiel Bruzual en Anzoátegui.
La víctima se encontraba en una vivienda en compañía de su nieta de 18 años y con el novio de la joven cuando ella sostuvo una discusión con su abuelo, debido a que presuntamente quería ser la dueña de la casa.
Los conflictos entre ellos eran constantes, por lo que ese día la joven y su novio agarraron un machete y mataron al abuelo.
La víctima presentó heridas abiertas en el cuello, cara, brazos y abdomen.
Emili Carolina Guerra y su novio Guillermo tomaron el arma blanca y le hicieron heridas profundas al cuerpo de Díaz distribuidas entre el cuello, cara, brazos y abdomen, para luego abandonar la casa. A las 6:30 pm acudió al sitio un familiar del agricultor, quien vio un denso pozo de sangre que rodeaba el cadáver en la sala de la residencia.
En la comunidad de Santa Clara, la noticia de que habían asesinado a Celestino, corrió como pólvora, tanto así que los habitantes salieron de sus hogares horrorizados, ya que al señor no le conocían enemigos ni mucho menos que estuviese en malos pasos. Las preguntas que se hacían los vecinos eran “¿Quién lo mató y por qué?».
Media hora después del hallazgo, una comisión del Cicpc se trasladó al lugar del crimen para realizar la inspección técnica; fijación fotográfica, recolección de evidencias, entrevistas, entre otros datos de interés para la criminalística.
Las pesquisas practicadas en ese instante por los especialistas reflejaron el perfil de los autores del atroz hecho. Mientras trasladaban el cadáver al Servicio Nacional de Medicinas y Ciencias Forenses (Senamecf) de Barcelona, los sabuesos de la policía científica avanzaban con las averiguaciones, obteniendo resultados “positivos” al siguiente día.