«Pareciera que la tierra se lo tragó». La frase la soltó Arelis González, esposa de Michael Rico Herrera, desaparecido el pasado 8 de mayo en la ciudad de San Antonio del Táchira.
Ya ha transcurrido más de un mes y no hay rastro del ciudadano de 40 años. Ese día, como era costumbre, salió a trabajar. Integraba el grupo de hombres que recogen los desechos sólidos en los camiones del Instituto Municipal de Aseo y Ornato (IMAO).
Rico Herrera es migrante interno. Junto a su pareja dejó el estado Miranda para establecerse en la frontera, donde suman 10 años. Su madre viajó recientemente al municipio Bolívar para colaborar en la búsqueda, pero fue infructuosa. «Tuve que regresarme por mi trabajo», indicó.

Arelis recordó que la última vez que lo vieron fue ese miércoles, a las 9:00 p.m., cerca de las instalaciones del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalística (Cicpc), tras retornar del vertedero de Ureña en uno de los vehículos recolectores.
«La denuncia la pusimos tanto en Venezuela como en Colombia, pero no hemos recibido ninguna información del caso», lamentó al dejar por sentado que no sabe dónde más buscar. «Hemos ido a todos lados», subrayó.
Aunque Rico Herrera solía acudir a La Parada a vender algunos materiales que reciclaba, su esposa duda que, a esa hora (9:00 p.m.), lo haya hecho.
El trabajador del IMAO está establecido en el barrio 5 de Julio. Allí vive junto a su pareja.
Jonathan Maldonado