Raúl Márquez

Juan Miguel Barón Rosales, de 31 años de edad, falleció el pasado sábado, 02 de octubre, en el Hospital Central de San Cristóbal, donde permanecía hospitalizado desde el pasado lunes 27 de septiembre, luchando por sobreponerse a las lesiones que sufrió en un accidente vial registrado cerca de Puerto Nuevo, municipio Libertador, zona sur del Táchira.

Con su muerte, ascienden a dos las víctimas fatales del siniestro, pues ese día su esposa, Leidy Viviana Carrero Amaya, de 29 años de edad, pereció, cuando era atendida en el hospital de El Piñal.

Valga recordar que el fatal hecho se suscitó cuando la pareja viajaba en una motocicleta hasta la población de El Cantón, en el estado Barinas, con el fin de cumplir con unos pedidos de ajos para clientes habituales de la localidad barinesa.

«Ellos viajaban a varios lugares para vender ajo, así se hacían del dinero para mantener a sus tres hijos. Este lunes, justamente, llevaban los pedidos del producto agrícola para sus clientes de El Cantón, cuando ocurrió el terrible hecho. Según algunos familiares, un vehículo, por esquivar un hueco, los habría arrollado. Eso es lo que se dice», comentó entonces una vecina de la pareja.

Las primeras versiones coinciden en que fueron embestidos violentamente por un vehículo. Tras la colisión, los trasladaron al hospital de El Piñal, jurisdicción del municipio Fernández Feo. Lamentablemente, la dama no sobrevivió a la magnitud de las heridas que presentaba y murió en el primer centro de salud del sur del Táchira.

Entre tanto, Barón Rosales fue trasladado a la sala de emergencias del Hospital Central de San Cristóbal. En primera instancia, según trascendió de manera extraoficial, iba a ser movilizado al Hospital Militar de la misma ciudad; sin embargo, finalmente, esto no se concretó.

Vecinos y familiares de la pareja lamentan lo sucedido y, a través de las redes sociales, hacen un llamado a las autoridades para que se haga justicia en este caso; pues según ellos la imprudencia del conductor del vehículo habría originado la tragedia.

Ambos vivían en La Morita, parroquia Alberto Adriani del municipio Fernández Feo, y dejan en la orfandad a tres niños, de 4, 10 y 12 años de edad.