Santa Maria di Sala, Italia | AFP | El ecuatoriano Richard Carapaz (Movistar) conservó la ‘maglia’ rosa de líder de la clasificación general tras la 18ª etapa del Giro de Italia, ganada este jueves por el local Damiano Cima (Nippo) en Santa Maria di Sala (noreste).
Carapaz mantiene su ventaja de 1:54 sobre el italiano Vincenzo Nibali (Bahrain-Merida) y de 2:16 sobre el esloveno Primoz Roglic (Jumbo-Visma) a falta de tres etapas para el final de la prueba en Verona.
El español Mikel Landa (Movistar) continúa en la cuarta plaza a 47 segundos de Roglic.
“He vuelto a terminar con buenas sensaciones y sin ninguna avería ni percance para nadie del equipo”, dijo Carapaz en la línea de meta.
“Mañana es distinto, es otro contacto con la montaña. Los tres días van a ser igualmente cruciales”, añadió antes de ser preguntado sobre la posibilidad de ceder su maillot de líder en los últimos compases, como le ocurrió al británico Simon Yates en el Giro-2018.
“Ningún Giro es idéntico a otro y este año la montaña no es la misma, hay más. Será duro, no solamente para mí, sino también para los demás”, respondió el ecuatoriano.
Cima, integrante de una escapada de tres corredores junto al alemán Nico Denz y el también italiano Mirco Maestri, que fueron alcanzados en la larga recta de llegada, resistió en esos últimos metros sin dejarse atrapar y ganó la etapa.
– “El sueño de una vida” –
Detrás de Cima entraron el campeón germano Pascal Ackermann y su compatriota Simone Consonni, a los que les faltaron unos metros para superar al italiano.
Ackermann golpeó su manillar al cruzar la línea de meta por no poder conseguir su tercera etapa en este Giro, pero se consoló rápido al recuperar el maillot de la clasificación por puntos en detrimento del francés Arnaud Démare.
Nacido en Brescia hace 25 años, Cima -un gregario- se convirtió en profesional en 2018 en el modesto Nippo, uno de los cuatro conjuntos invitados al Giro por la organización, y solo había ganado hasta el momento una etapa de la Vuelta a China, el curso anterior.
El italiano parecía el más débil del trío que se fugó en el kilómetro 50, en esta larga etapa de 222 km, pero sorprendió en el esprint.
“¡Es una locura! No puedo creer lo que acaba de pasar. He recorrido tantos kilómetros fugado en este Giro… Es el sueño de una vida”, acertó a decir el ganador.