Cultura

Coral del Táchira: 48 años con tradición y futuro

10 de abril de 2024

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María Teresa Amaya

Una historia que contar en cuatro décadas y ocho años de aquel 28 de febrero, en el año 1976, cuando los cimientos de la antigua casona del Ateneo del Táchira en San Cristóbal escucharon vibrar por primera vez las voces de los primeros hombres y mujeres que le dieron, de la mano del maestro colombiano José Antonio Rincón, rostro visible a la querida Coral del Táchira.

Así lo describe, inspirado, Daniel Aguilar, integrante de esta agrupación de voces emblema de nuestra región en la que han cantado largas filas de sopranos, contraltos, mezzosopranos, tenores, barítonos y bajos.

El tiempo y los distintos escenarios son testigos de aquellos hombres formadores de esta institución, como los destacados directores Rubén Rivas, fundador de la Cantoría de Mérida y posterior director del Coro Universitario de la UNET; Mónica Montoya, venida de Chile a fines de los años 70; siendo finalmente Alexander Carrillo, oriundo de Táriba, quien a lo largo de 35 años de labor diera idea, cuerpo y realidad a muchos sueños para convertirlos en los grandes logros de la agrupación.

Bajo la dirección de Alexander Carrillo, la Coral del Táchira logró recorrer “casi toda Venezuela, Colombia, y trajo al Táchira dos preseas del mundialmente reconocido Certamen de Habaneras y Polifonías de Torrevieja en España, ofrecer sendos conciertos en las catedrales europeas de Sevilla y Notre Dame de París, cantar en la antigua residencia estival de Castel Gandolfo ante Juan Pablo II y el más emotivo de todos, el que llega del corazón del pueblo: la designación como Patrimonio Histórico y Cultural del estado Táchira”.

Otros escenarios han sido conquistados por la Coral del Táchira en estos 48 años de trayectoria, siendo ejemplo y referencia para muchas agrupaciones corales. A mediados de 2019, el maestro Alexander Carrillo se radica en tierras mexicanas, adquiriendo otros compromisos profesionales, y deja a su sucesor, Jesús García, un joven salido de las huestes del Ensamble Vocal Juvenil del Táchira dirigido por Carrillo, y se convierte en el quinto director titular de la Coral del Táchira.

La batuta de García

“No fue sólo la unción de mi maestro, pues unos días antes del inicio de la pandemia del COVID 19, en febrero de 2020, presenté mi concurso de oposición con jurados, a través del cual pude hacerme titular del cargo formal que, como parte de pertenecer a la Dirección de Cultura del estado Táchira, le acompaña a los directores musicales y personal de apoyo de la agrupación. Gregory Pino, Leoncio Ontiveros y Ramón Andrés Moncada, tres figuras destacadas y reconocidas de nuestro gremio, fueron los evaluadores que en el marco de elementos positivos y recomendaciones, me abrieron las puertas al sueño y al reto de vida que significa vivir la música a través del instrumento más complejo que existe: el cuerpo humano hecho voz y desde la voz, el canto”, expresó el joven profesor Jesús García.

— ¿Cómo podría describir hasta ahora su etapa a cargo de la Coral del Táchira?

— De total aprendizaje, haber recibido la responsabilidad de estar a cargo de una institución con tanta carga histórica y arraigos propios, es algo que en un momento pensé sería sencillo de transitar, por el vano entendimiento de que la “institución se sustenta a sí misma en su solidez”, y no podía estar más equivocado… La juventud es una flor de tallo espinoso que en el marco de la lógica necesidad de experimentar puede herirte a ti mismo o afectar a otros y, en el mismo marco de esa juventud ser visualizado como alguien manejable o susceptible de irrespeto a través de concepciones mal entendidas de la edad o la experiencia previa, y por ambos caminos tuve que transitar para aprender de ello, valorar, expiar y rectificar en lo necesario, así como sobreponerme en mi propia dignidad y también tener que encarar situaciones inaceptables para poder traer sustentabilidad presente con mirada futura a la agrupación.

García manifiesta que en una institución de tanta tradición como la que cimentó Alexander Carrillo, nunca fue sencilla la comprensión de la posibilidad de su ausencia, al punto tal que quienes le antecedieron en los intentos de asumir tal responsabilidad, por una u otra razón, finalmente la declinaron, en un tiempo donde todavía podían contar con la cercanía de su liderazgo.

“Saliendo de la pandemia, iniciamos un 2022 con una coral paralizada y con todos los elementos internos y externos en contra y aún temerosos por los embates del COVID-19. Junto a Daniel Aguilar, director de la Fundación Coral del Táchira (FUNCOTA), decidimos apostar todo lo que teníamos y nos restaba, convocar gente, convencer a quienes no creían en nosotros y lograr capitalizar finalmente lo que con el apoyo de tanta y tanta gente que se sumó por hacerlo posible, se convirtió en el hito del renacimiento de la cultura en el Táchira, con la obra Carmina Burana”.

Carmina Burana es un momento musical que atesorará para siempre, revela García, y del que permanecerá agradecido, porque a partir de allí, tanto para ellos como coral como para toda la familia cultural, entre altas y bajas ha habido muchísimo trabajo y oportunidades de nacer, crecer y crear.

“Hemos presentado en San Cristóbal, como fuera de la ciudad, tres sinfónicos corales de envergadura: Gloria de Vivaldi, con el apoyo de la Hermandad Coral de nuestro querido maestro Leoncio Ontiveros; Cantata Criolla, y más recientemente en enero cuando nos atrevimos junto a Javier Pernía y la Orquesta Regional Ríos Reyna, marco de las expectativas trazadas en la iglesia Santo Domingo de Guzmán (El Ángel) para presentar el Réquiem de Mozart”.

Agradecen en el marco de lo académico musical a los maestros Ramón Andrés Moncada, Javier Reyes y todos los integrantes de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar del Táchira; a la maestra Soldelmar Osorio y su formación de la Itinerante Roaming Ballet; y de la misma manera, cultivando para el presente y el futuro el legado eterno de la visión del maestro José Antonio Abreu. También la labor de El Sistema de Orquestas, y del equipo que desde la gerencia en el Táchira encabeza Jorge Ostos y quienes le acompañan, María Chacón, Jhon Peralta, Pedro Thomas y Raquel Chacón, por su apoyo y confianza en el trabajo.

— ¿Cuáles son los retos a futuro de la institución?

— Seguir trabajando. Tener las riendas de una institución tan visible, que genera tantas expectativas en el público y en los colegas, no es sencillo. Debemos entender que la música evoluciona en términos cada vez más avasallantes y tenemos la obligación irrenunciable de atrevernos como meta inmediata a montar y mostrar nuevos compositores, nuevas tendencias, y dentro de nuestro modelo de agrupación seguir sosteniendo lo mejor de nuestra tradición venezolana y tachirense.

“Nunca renunciaremos a cantar nuestros maravillosos valses y bambucos, sería negarnos como sociedad, pero también hemos transitado una renovación a 180 grados del repertorio”, expresa el joven director.

Hoy la Coral del Táchira está más que nunca enfocada hacia el futuro, porque cada uno de los esfuerzos que realizan en ella, en la Fundación Coral del Táchira (Funcota), en el equipo directivo con Daniel Aguilar, Iraida Romero y Jesús García al frente y los integrantes de la coral como colaboradores, querer seguir manteniendo una institución abierta, que siga brillando y que sirva de inspiración y hogar musical para los que vendrán después de ellos, reivindicando su condición de patrimonio de los tachirenses y los venezolanos.