“Con tantos incidentes en iglesias y templos, los culpables deberían pagar con el castigo último”, dijo el presidente Trump a medios norteamericanos, después del tiroteo en un templo judío de la ciudad de Pittsburgh en el que perdieron la vida 11 personas y seis resultaron heridas.
El Presidente de Estados Unidos agregó que este tipo de hechos confirman que es necesario abrir un debate en su país para endurecer las leyes, incluso al punto de llegar a la pena de muerte.
Rob Bowers, ya detenido, sería el hombre que ejecutó esta matanza. Es un habitante de Pittsburg de 46 años y que frecuenta redes sociales populares entre grupos supremacistas estadounidenses.
Bowers ingresó a la Congregación del Árbol de la Vida armado con un fusil semiautomático y varias pistolas a las 10:00 de la mañana, hora local. Comenzó a disparar de manera indiscriminada contra los parroquianos mientras gritaba: “¡Todos los judíos deben morir!”.
A la hora del ataque, el templo se encontraba lleno porque en esos momentos se estaba celebrando un bautizo. También coincidió con la jornada de descanso judía del sabat, que empieza al caer la noche del viernes.
Cuando la policía llegó, Bowers comenzó a disparar contra los agentes, hiriendo a cuatro de ellos antes de acabar entregándose a las autoridades.
“El mundo es violento. Es un mundo violento”, concluyó Trump, y agregó que si en la sinagoga hubieran tenido un vigilante armado, la tragedia tal vez no hubiera ocurrido.
As you know, earlier today there was a horrific shooting targeting and killing Jewish Americans at the Tree of Life Synagogue in Pittsburgh, Pennsylvania. The shooter is in custody, and federal authorities have been dispatched to support state and local police… pic.twitter.com/WqO7GfPyMT
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 27, 2018