Nacional

La crisis popularizó las ventas de garaje en Venezuela 

30 de junio de 2019

1.622 vistas

“Al mal tiempo buena cara”, es un refrán muy popular y conocido por los venezolanos y que hoy en vista a la dura situación se puede aplicar a aquellos hombres y mujeres que día a día luchan para resolver el sustento diario, propio y de su familia, mostrando en primer lugar disposición y voluntad, al hacer algo y no quedarse de brazos cruzados.

Un ejemplo de tener esa buena disposición ante la adversidad y ver lo positivo a todo, puede ser las ahora populares ventas de garaje, ya que éstas han surgido a razón de sacar todo lo arrumado, guardado o en desuso, pudiera ser una alternativa y así generar un dinero extra, bien sea para complementar el sueldo, para solventar una eventualidad o para sencillamente emigrar del país.

Libia León lleva ocho años como garajista, así ella misma se define y ha visto en su trabajo una forma de resolverse, además de brindar una opción a quienes en vista a la crisis no puede comprar nuevo lo que quieren o necesitan.

“La ventas de garaje es algo anglosajón si al caso vamos, en las películas lo hemos visto, y hoy en vista la situación país, se ha puesto de moda”.

“Yo comercio con ropa nueva, así como usada también, lo hago en físico aquí en mi negocio, y también por Internet”, dijo.

Para Libia lo que más se vende en la actualidad son los pantalones de hombre, ya que usados son una alternativa, pues de 100 mil bolívares que puede costar nuevo, ella los ofrece en 20 mil.

“Lo que no vendo y no estoy de acuerdo que se venda en este tipo de venta es la medicina, pues es algo delicado que necesita de supervisión y reglamentación”.

Pero la realidad no pinta para todos de la misma forma, tal es el caso de Jorge Antoniam, quien aunque es vendedor de garaje, tiene pocos años en el ramo y lo hace en vista a la necesidad.

“Yo antes tenía empleados, pues vendía artículos y muebles de lujo, aquí en este mismo local, pero en vista a que las ventas bajaron una barbaridad, no pude seguir sosteniendo el negocio”.

“Ahora vendo cosas de marca, muchas de ellas, pero usadas, la gente me las trae a consignación, porque aunque me las venden baratas, igualmente no las puedo comprar”.

Antoniam plantea que igualmente aunque su mercancía es más económica de lo que pudiera costar siendo nueva, por la situación y el bajo poder adquisitivo de la gente, hay cosas que no se venden.

“La gente busca lo más barato, los pantalones de 28 mil bolívares que son de marca, originales y que nuevos cuestan 200 mil, la gente no los compra, prefiere llevarse lo más económico, que son los pantalones de 8 y 6 mil bolívares”.

“Ya en Venezuela la clase media alta, no existe, sólo hay quien tiene dinero y los demás somos los necesitados”.

“Esta situación me tiene al borde de la quiebra, yo no creo poder seguir en el corto plazo sosteniendo este negocio, pues la gente viene, solo ve y no lleva nada”.

No obstante, al entrevistar a Pablo Rodríguez, uno de los compradores, en la tienda de Jorge dijo, “hay muchas cosas interesantes y más económicas en comparación con las nuevas, pero aunque me llaman la atención, no puedo comprarlas el sueldo no me alcanza.

Todo se vende y nada se bota

Juguetes viejos, una barbie sucia sin maquillaje ya y con el cabello enredado de haberse mojado, un carrito grúa de plástico, sin ruedas, ni brillo y por un lado roto, un peluche blanco curtido y sin un ojo, revistas cosmopolitan del año 1983.

Otros tantos objetos más, donde resalta un muñeco bos layer sin color, zapatos converse algunos rotos, otros sin trenzas, otros desteñidos. Todo esto pareciera basura, en otro tiempo atrás, quizás lo era, pero ahora no, ahora es la mercancía que algunos comerciantes han optado por vender en medio de la necesidad.

Llamarlos de alguna manera resulta difícil, aunque algunos se autodenominan garajistas, unos les dicen chatarreros, y en la televisión les conocíamos, por una famosa serie cómica, como ropavejeros; lo cierto es, que entre tantos adjetivos calificativos, lo que no admiten estos ciudadanos es que les digan: “vendedores de basura”.

“Si fuera basura la gente no viniera, ni se lo llevara”, es la expresión de Rafael Peña, quien desde hace cinco años se dedica a ser un reciclador.

“Nosotros somos una alternativa para quien no tiene como comprar una pieza por ejemplo, que cuesta ciento y pico e´mil nueva, y aquí la lleva en 20 mil o hasta menos”.

Por su parte, Víctor Peña dijo, “yo considero que nosotros somos útiles para la comunidad, porque incluso alguno de nosotros tenemos cosas que por viejas quizás, ya no las tiene nadie, ni siquiera nueva, y bueno aquí, alguien buscando lo que necesita, lo puede conseguir”.

“Se vende alguito para ayudarnos, también nosotros hacemos trueques, pues te cambio una pieza por un arroz, lenteja o cualquier otro producto”, finalizó Peña.

Y es que en este puesto se consigue infinidades de cosas y lo más resaltante es que muchas personas ciertamente acuden a buscar algo.

Por eso, en este mismo orden de ideas, Carluis Pérez se va contento, pues consiguió una pieza para tuberías de agua, que aunque no sabe cuánto puede costar nueva, la llevó en tan sólo 2 mil bolívares.

Por su parte María Pérez, compradora, dijo, “siempre vengo y me llevo algo, yo apoyo a esta gente, pues son trabajadores y una opción en medio de la crisis”.

No todos apoyan

Sin embargo, la ligereza de aquellos quienes sin un poco de empatía, no piensan en la necesidad extrema de algunos, y en este momento, el de la mayoría, siendo por ello, que no consideran a estos ciudadanos como comerciantes, ni vendedores, ya ni siquiera en la categoría de vendedores informales.

“La Alcaldía nos quiere sacar de aquí”, dijo Marlene Gutiérrez, quien lleva ocho años como vendedora de este tipo de mercancía.

“Esto no es basura, es nuestra mercancía, porque aunque vieja y usada a muchos les es útil”, “Anteriormente estábamos en el Mercado Libre y de allá nos trasladaron a esta calle mucho más retirados y últimamente nos han dicho que nos quieren sacar”.

Por su parte, Angélica Hernández dijo, “si la gente supiera todo lo que nosotros luchamos para estar aquí; ya que nuestro trabajo es como cualquier otro, nosotros para obtener nuestra mercancía, compramos por sacos a gente que nos las trae, es decir beneficiamos a otros también”.

Finalmente, Orangel Villarroel expresó la extrema necesidad que lo obligó a hacer este trabajo y dijo, “yo sólo tengo ochos meses haciendo esto y consigo mi mercancía, pidiendo de casa en casa y recogiendo por todas partes, las cosas que botan otros en buen estado, porque ahora en Venezuela todo se vende y nada se bota”.

“Al vender, mis precios son, pedir lo que me quieran dar por aquello que la gente vea y le guste, y aunque hay cosas aquí que parecieran no servir, yo espero que a lo mejor a alguien le llame la atención y se las lleve”.

Venezuela cambió

Y ya para terminar, toca decir que definitivamente Venezuela es otra, y queda claro que propio a nuestra idiosincrasia y como característico del venezolano, está la inventiva, la astucia, sagacidad y el valor para en medio de las pruebas levantarse y resolver, y todo aquel que con trabajo y esfuerzo lucha día a día, es meritorio de reconocimiento y digno hijo de esta patria.

JOSÉ LUIS BLANCO | El Siglo

¡Quieres recibir el periódico en la puerta de tu negocio!

1 Mes

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 5% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    1 Post 1 historia

Mensual
54.000 Cop

Pago único

Suscribirse

3 meses

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 10% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    1 Post + 1 historia
  • Descuento del 5%

Mensual
51.300 Cop

Pago único

Suscribirse

6 meses

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 20% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    2 Post + 1 historia
  • Descuento del 5%

Mensual
48.600 Cop

Pago único

Suscribirse