Opinión

Bello: El primer humanista de Venezuela

28 de noviembre de 2017

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“Los que no moderan pasiones son arrastrados a lamentables precipicios” (Andrés Bello)

Su vasta trayectoria humanista e intelectual lo ha catapultado a ser considerado uno de los más destacados en su rama en Venezuela y América Latina por su desempeño como poeta, legislador, educador, filósofo, crítico y filólogo. Andrés Bello nació en Caracas, el 29 de noviembre de 1781. A temprana edad tuvo pasión por la lectura, especialmente por los clásicos del Siglo de Oro español. En 1797 cursa estudios en la Real y Pontificia Universidad de Caracas, donde obtiene el título de Bachiller en Artes, el 14 de junio de 1800. En enero de 1801 conoce y acompaña al científico Alejandro de Humboldt en la ascensión del pico Ávila. En su época de estudiante dio clases particulares. Uno de sus discípulos descollantes fue el niño Simón Bolívar, futuro Libertador de varias repúblicas hispanoamericanas. Desde un comienzo se manifestó como un apasionado literato, que con el tiempo demostró grandes dotes, cualidades y calidad de su producción literaria. Según la traducción de versos de Bello en latín, francés, las adaptaciones de poemas clásicos, junto a sus originales, lo hizo merecedor de un calificativo específico: El Cisne del Anauco.

Durante su actuación pública desempeñó unas cuantas funciones estelares. En 1802 es designado oficial segundo de la secretaría de la Capitanía General de Venezuela. Por su ejecutoria alcanzó el cargo de Comisario de Guerra en 1807 y además secretario civil de la Junta de la Vacuna. Al introducirse la primera imprenta de Mateo Gallagher y James Lamb, Bello se convirtió en el primer redactor o periodista de la Gaceta de Caracas. En 1810, luego de los acontecimientos del 19 de abril es ascendido por la Junta Suprema de Caracas a oficial primero de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Ese mismo año en compañía de Simón Bolívar y Luis López Méndez, integró la primera misión diplomática del reciente gobierno revolucionario, enviada a Londres para solicitar apoyo al proceso independiente de Venezuela. En su estadía en Londres tuvo una serie de acontecimientos desde 1810 hasta 1829, tales como: su encuentro con el precursor de la emancipación venezolana, Francisco de Miranda, lo cual le permitió el acceso y uso de la biblioteca de su esclarecido compatriota; en ella Bello estudia griego, luego desempeña con acierto la Secretaría de la Misión Diplomática. En 1813 solicita su inclusión en el proceso de amnistía establecido por España para los millares de americanos que se rebelaron contra el imperio opresor. En 1815 pidió un puesto en el gobierno de Cundinamarca, petición nunca alcanzada porque su mensaje fue interceptado por las huestes de Pablo Morillo. En 1822 es electo secretario interino de la Legión de Chile en la capital británica, integra la fundación de la Sociedad de Americanos que le facilitó la publicación de dos grandes revistas de su autoría: la Biblioteca Americana en 1823 y el Repertorio Americano entre 1826-1827. En 1825 ejerce la Secretaría de la Legación de la Gran Colombia, hasta 1827. En 1826 es nombrado miembro de número de a Academia Nacional en Bogotá. En 1828 es destinado como cónsul general de la Gran Colombia en París. Además, durante los 19 años de Bello en Londres, donde actuó con éxito en los asuntos políticos, diplomáticos y hacendísticos, aprovechó ese tiempo para profundizar y completar sus conocimientos lingüísticos, filológicos y de historia literaria. Asimismo, adquiere experiencias diplomáticas y en estudios de Derecho internacional, así como dedicarse a la enseñanza privada, dirige publicaciones, elabora escritos de tipo enciclopédico, produce unos cuantos poemas y elabora obras de estudio de crítica, de historia y filología.

Sus destacados poemas producidos en esa época son: Silva Alocución a la poesía, impresa en 1823; la Silva a La Agricultura de la Zona Tórrida en 1826; el Himno a Colombia en 1825; Carta de Londres a París por un americano a otro y Canción a la disolución de la Gran Colombia, en 1829. Después de esa odisea por Europa, Bello sale de Londres el 14 de febrero de 1829. Su destino fue Valparaíso, en Chile. Permaneció en este país por 36 años, hasta su muerte en 1865. Su duración allá tuvo una frondosa experiencia: en 1829 fue designado oficial mayor del Ministerio de Hacienda; en 1830 desempeña la rectoría del Colegio de Santiago y redactor desde ese año de la publicación de El Araucano hasta 1853. En 1831 inicia su actividad como docente particular. En 1832 publica la primera edición de los Principios de Derecho de Gentes, luego transformado en Principios de Derecho Internacional; el 15 de octubre de ese año el Congreso de Chile lo declara chileno legal. En 1834 hasta 1852, ocupó la Oficialía Mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores. En 1835 de a conocer sus obras: los Principios de ortología y métrica; en 1837 es electo senador de la República de Chile. En 1840 inicia los trabajos que terminaron en el Código Civil. En 1841 publica la obra Análisis ideológica de los tiempos de la conjugación castellana y el poema El incendio de la Compañía, considerada la primera manifestación del romanticismo en Chile. En 1842 se funda la Universidad de Chile, donde Bello ejerce el rectorado. En 1847 edita la Gramática Castellana destinada al uso de los americanos. En 1848 publica la Cosmografía o descripción del universo. En 1850 anuncia su Historia de la Literatura. 1851: es electo miembro honorario de la Real Academia Española y en 1861 es miembro efectivo. En 1852 termina el Código Civil, aprobado por el Congreso de Chile en 1855. En 1864 es nombrado árbitro para zanjar la diferencia internacional entre Ecuador y Estados Unidos y en 1865 es escogido como árbitro de la controversia entre Perú y Colombia, función que rechazó dado su estado de salud.

Por la amplia labor realizada por Andrés Bello durante su fructífera vida intelectual, la mayoría de ella autodidacta, es catalogado por muchos estudiosos de su vida y obra como el primer humanista de Venezuela y del continente americano. En honor a su brillante palmarés, Andrés Bello ha tenido innumerables, importantes y destacados reconocimientos de diversa índole, como una forma de premiar su protagonismo en el campo erudito y rendirle un merecido homenaje a uno de los valores más esclarecidos del período independentista venezolano. Al cumplir el 29 de noviembre un aniversario más de su natalicio, los venezolanos debemos reflexionar sobre su legado y tratar de emular algunas de sus hazañas sabias… (Alejo García)

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