Mulino denuncia que impidieron volar a Venezuela a expresidentes que iban como observadores
26 de julio de 2024
Néstor Melani-Orozco
Había una heredad permitida de los credos del Dr. Francisco Antonio Guerrero, desde 1868, en aquellos actos del Ateneo Luisiano, entre las raíces de la primera escuela pública de La Grita fundada en 1830, por el sacerdote Fernando José García, quién 17 años atrás recibió al Libertador Simón Bolívar en la gloriosa Campaña Admirable de 1813. De las anotaciones de Raúl Salcedo, donde se asienta mucho más la escuela de niñas fundada por el emérito sabio Jesús Manuel Jáuregui en 1897. Y de caminos Antolín Parra con apoyo del padre Acasio Chacón se funda una escuela de varones; es 1911, en la casona del Br. Carlos Ramón Sánchez, lugar donde Céfora Ramírez en 1889 recibió al joven médico José Gregorio Hernández. Desde allí viven los hechos.
Cambia el siglo. La dictadura del General J. V. Gómez convierte la idea nacional en las crueldades del «Bagre»… La Grita tiene la herencia de la libertad y el saber sentir de la elocuencia cultural de «Isaura» Josefa Melani de Olivares y el inmenso legado de Monseñor Jáuregui con su Colegio Seminario del Sagrado Corazón de Jesús desde 1884. Nacen los testimonios, vive la patria, canta la ciudad con el nombre de «Atenas del Táchira» desde 1914. Y los bachilleres en Filosofía se convierten en mentores; el joven Eleazar López Contreras ya había sido edecán de Cipriano Castro y se perfila entre los mejores oficiales del ejército, para muy luego fundar la Guardia Nacional y de Cooperación. Emilio Constantino Guerrero, convertido en «doctor en leyes» de la Universidad de Los Andes, se distingue ante el presidente Gómez, como ministro de Justicia y de Casación. Es nombrado presidente interino de la nación, creando la tesis sobre el «Derecho Internacional Aéreo». Félix Román Duque funda la escuela pública en Zea, estado de Mérida. Para convertirse en el insigne educador de Alberto Adriani Mazzei, el valeroso economista de la frase: «Los venezolanos debemos sembrar el Petróleo». Rogelio Illaramendi dirige las páginas de la poesía de Maracaibo, y se convierte en galeno, y el bachiller Ángel María Duque en el primer lugar del cuartel, de los comuneros de 1779, en la Calle Real de La Grita, hace y refunda una escuela con el nombre del «Reverendo Manuel Vicente Maya».
Es 1935 en las asonadas de rebeldías de Juan Pablo Peñaloza, quien ya era prisionero en el castillo de Puerto Cabello, desde 1932, junto a Maisanta, Andrés Eloy Blanco y el escultor Alejandro Colina. Hablan los hechos de una escuela con el nombre del «Padre Maya», el yaracuyano diputado ante la Junta patriótica de 1811 que se negó a firmar el acta de Independencia de Venezuela. Valores que se entendieron en la defensa del mentor y rector entonces del Seminario de Caracas. Y en la calle Principal de la ciudad Primogénita gira el destino de la dichosa escuela, desde los valores del maestro José de los Dolores Pernía, del maestro de Guaraque Eliserio Mayor Cantor y del buen gestor José Tomás Contreras para abrir el destino del profesor Garabito en las clases de oratoria y de la enseñanza de los discursos a «Una cara de la otra democracia». La Escuela hace de las lecturas el libro «J. M. Bruño» de las señoritas Quintero y desde las albas se muda a la parte sur del colegio seminario, donde Don Fidel Orozco creó «La Universidad Popular» elevando las banderas y creándose una banda de guerra, muy después de la «Escuela de Clases»… El gobierno de Pérez Jiménez le promete una edificación y en el lugar de las cuadras, tierras de Custodio García, entre los linderos del Capitán Requena, se edifica un ala de lo que sería la preceptoria de lecciones. Al derrocar al General de Michelena, lo hace el presidente de «La Cachimba», Betancourt, edifica el lugar de la institución. Aún con la huella del nombre: «Manuel Vicente Maya». Desde la flauta del profesor Hugo Mora y las palmetas del maestro Chávez. Del credo de sus directores y el tiempo bendito de tantos alumnos regados por la patria y hechos notables, entre médicos, obreros, músicos, educadores, cristianos y juristas, geógrafos y buenos ciudadanos. Porque los 89 años de La escuela «Padre Maya» tienen los significados de las letras, de cada Padre Nuestro y hasta de cantar con amor el Himno Nacional de Lino Gallardo.
Para entender el mensaje bolivariano y conseguir de la realidad pedagógica de todos los testimonios; para hacer del mañana una verdad sublime y humana. Desde su nueva gestión de «Escuela del Padre Maya» más allá de un corazón verdadero y más adentro de la pluma negada ante los patriotas por el clérigo Manuel Vicente Maya. Para que un día se revelen los hechos históricos y La Grita, ciudad del Espíritu Santo sea eterna y defienda los testimonios de sus verdaderos patrimonios… «Es de existencia un boceto del pintor Martín Tovar y Tovar, cuando verificaba su obra para el acto de Miranda por la independencia de la patria del reino de España. Allí en las imágenes está el clérigo diputado por La Grita, negándose a Firmar el Acta de la Independencia ante Lino de Clemente «… Fuentes que se quedaron en años, aún en una ciudad que guardó los mantos de un silencio… dicho por Nectario María muy antes de Castillo Lara…
*Artista Nacional. *Cronista de La Grita. *Maestro Honorario. *Doctor en Arte. *Premio Nacional del Libro 2021. *Honrado con un Salón en su honor en la Gobernación del Táchira 2022. *La Feria Internacional del Libro 2023 se realizó en su nombre. *Por decreto del Gobernador del Táchira se erigió la Estampilla Fiscal con sus obras bolivarianas. 2024.
Normativa electoral para las elecciones presidenciales
26 de julio de 2024
“Yo quiero orden vial en la esquina cercana de mi vivienda por mi salud”
26 de julio de 2024
Lo más visto
