Tránsito fluido por el Simón Bolívar
22 de noviembre de 2024
Eduardo Marapacuto *
Hoy, viernes 28 de julio, los cantos de la revolución y de la Patria, se vuelven melodías cristalinas de rimas armoniosas para festejar el natalicio de Hugo Chávez, un gigante que parió nuestra patria un dia como hoy del año 1954, por allá en Sabaneta de Barinas. Era la Venezuela de los cincuenta, donde la nación comenzaba a cimentarse sobre las esperanzas de un pueblo y de una tierra fértil, cuyos surcos germiban las semillas revolucionarias en la conciencia de la voz que nacía.
Pero la patria se perdió en los laberintos, en el cuarto oscuro de la Cuarta República, donde las sombras cubrían todos los espacios y los escenarios estaban llenos de trazos oscuros que ocultaban la realidad, mientras los gobernantes de turno saqueaban y entregaban el país y se arrodillaban al imperio. Esas realidades se fueron cruzando por las rendijas de la casa agrietada. Los gobiernos de la Cuarta República, de puertas cerradas y de reparto y de festín; y a fuera el pueblo reclamando sus demandas. Sólo hubo promesas y golpes de pecho fingidos, mientras el drama social seguía intacto.
Nada es eterno en el mundo y un buen día la voz del pueblo se hizo eco en la conciencia de Hugo Chávez, quien desde siempre había pensado en una Revolución, para rescatar la Patria y devolverle la esperanza al pueblo venezolano. Por eso, desde el mismo momento del 4 de febrero de 1992, cuando se rebeló contra el corrupto sistema político puntofijista, desde las entrañanas del pueblo se sintió la brisa fresca del apoyo, del resurgir de la esperanza. Con Chávez en el poder se inició una etapa de efervescencia, de transformación, de refundación de los cimientos de una nueva República.
Hoy, cuando se conmemora un nuevo Aniversario del nacimiento de Hugo Chávez, es propicia la ocasión para recordar a ese extraordinaria ser humano, nuestro amigo, nuestro hermano, nuestro padre, nuestro máximo líder y estadista. Esta revolución que empujaste, que hemos ido empujando todas y todos, no está desprovista de significados, al contrario, sabemos de dónde venimos, hacia dónde vamos y hacia dónde queremos ir. Desde el día que dijiste aquel “por ahora”, que hablaste a tu pueblo con la sinceridad del alma, poco a poco fuimos asimilando tus palabras, que fueron un cantar de madrugada, donde vimos el amanecer del alba con todos sus fragmentos y significados.
Con tu ejemplo, con tu lucha de todos los días nos enseñaste que la revolución no es una aventura política, sino un modo de vida para alcanzar la sociedad justa, el Estado de Justicia y la sociedad solidaria. Queremos llegar hasta las fronteras del destino con tu legado y con tu voz de centella. Desde la verdad del alma, desde las fuentes del reconocimiento por lo que usted hizo de levantar y despertar a este pueblo y a los pueblos de América Latina y el mundo, hoy, millones de venezolanos lo recordamos como lo que fuiste, como lo que eres y como lo seres eternamente: El Comandante Supremo.
En esta lucha revolucionaria que debemos seguir librando sin miedo, lo mas claro y lo mas firme de nuestra conducta es la lealtad a Hugo Chávez, quien es sin duda alguna, el padre de la Venezuela del Siglo XXI. El entregó su tiempo, su pensamiento, su alma y su vida por construir un destino de libertad, de igualdad, de oportunidades para su Patria y para todas las sociedades del mundo. Sus energías las invirtió en ese gran sueño de construir un mundo de justicia, donde el rostro de la felicidad estuviera presente en cada niño, en cada niña, en cada hombre y cada mujer de este país. No fue egoísta, sino que su amor cruzó como un relámpago las líneas del tiempo y alumbró con el brillo de la libertad los cielos infinitos de todos los pueblos del mundo. Sus propias necesidades y sufrimientos los postergó y en una lucha contra el tiempo de la vida, regaló su tiempo y su vida. Sin duda, fue el mejor ser humano que ha parido esta patria, que nos reinventó para que abriéramos los ojos como seres humanos y como pueblo. ¡Qué así sea!
*Politólogo, MSc. en Ciencias Políticas.
Investigador RISDI-Táchira
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