Opinión

La UNET

10 de mayo de 2024

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Porfirio Parada

Porfirio Parada

No conozco la historia de la Universidad Nacional Experimental del Táchira, su fundación, sus primeras promociones y años, estudiantes, profesores, las razones de crear esta importante casa de estudio, sus circunstancias, su tiempo. En un principio de niño y luego joven, en años de adolescencia le tuve mucho respeto a la UNET, por las carreras, los nombres de las carreras, por los campos de investigación, al mismo tiempo en la escuela, colegios, luego ya entrando la adolescencia, en el liceo, les huía a los números, a las matemáticas, a las ecuaciones, a las sumas de los cuadros y rectángulos. No me vi estudiando en esa universidad, con próximos ingenieros o arquitectos, me veía en otro campo de estudio sin saber qué quería realmente. Pero luego, durante muchos años de mi vida, me he involucrado de una manera a otra con la universidad.

Entre los primeros recuerdos de tantos, están los cursos de inglés que dictaban los sábados. Mis padres nos han dicho toda la vida la importancia de ser bilingüe, o por lo menos hablar, entender y expresarse de la mejor posible con el inglés. En ese tiempo yo estaba en los 15 años, desordenado en los estudios, sin la consecuencia y disciplina necesaria, papá nos inscribió en esos cursos que nunca terminé y que fui faltando con el pasar de las clases. Sin embargo, jamás se me olvida lo grande que percibía los edificios, los salones, la estructura, viendo por primera vez el ambiente universitario. Veía por primera vez los casilleros, algo que había visto solo en las películas gringas. Me asombraba de los grandes espacios en la zona verde, muchos árboles y grama, la conexión de un edificio con otro, la sensación de estar en un lugar muy importante en la ciudad.

Donde vivía en ese entonces, conocí vecinos que trabajaban en la UNET, y era como una especie de marca a donde iban, sus franelas, calcomanías, o imágenes alusivas a la universidad. Conozco al papá de un amigo que ha viajado por diferentes partes del mundo representando la universidad. Hay muchas historias de gente conocida y desconocida que ha hecho vida en ese lugar, gente del interior del país que vino a estudiar y formarse. También por la ciudad, y en municipios del Táchira, hay terrenos donde se ve el paso restringido y a continuación el escudo de la UNET, dejando claro que esas hectáreas pertenecen a la universidad. Familiares conocidos y no tan conocidos estudiaron y se graduaron allí. Escuché por muchos años, cuando estaba en los 20, la Casa del Profesor Universitario, espacio que un día pude ir y conocer, entras las aguas de la piscina, el compartir y el disfrute de los años de la juventud. También jugué futbolito en sus canchas, pocas veces, pero jugué, como anécdota, jugando en esas canchas vi por primera vez a alguien mojarse la suela de las botas con Coca Cola, antes de entrar a la cancha a jugar, luego entendí que era para tener más agarre y mejor roce entre la suela y el piso, para no deslizarse.

Viví por supuesto la etapa de las invitaciones a la universidad de compañeros que estudié en el liceo y ahora estudiaban en la UNET. Me invitaban al comedor, me decían cómo tenía que pasar con la bandeja y pendiente que no se me cayera algún cubierto porque la pita no sería normal. Visité la universidad mientras visitaba a personas que fueron importantes en mi vida. Recorrí los pasillos, vi muchos estudiantes sentados en el piso, entre las escaleras, con láminas de papel bond, con maquetas, con bolsos, con equipaje, como si se fueran de viaje o estuvieran llegando. Vi estudiantes con carros. Cuando empecé a vincularme con temas, actividades y programación cultural, fui a la Sala Rafael Daboín de la UNET, donde pude ver obras de teatro que me impactaron y disfruté solo o acompañado. Me acuerdo de la personalidad, influencia y dirección de las obras de José Ramón Castillo por ese entonces.

Sin dejar por fuera las innumerables gratas experiencias en el teatro principal donde realizan grandes conciertos y recitales. Ese espacio sin duda, es referente no solo de la ciudad sino en la región y el país, varios de los mejores artistas regionales y nacionales se han presentado allí, incluyendo artistas internacionales, otro de los valores patrimoniales que tiene esa institución. Incluso actualmente los fines de semana continúan desarrollando espacios para conciertos, algunos con entrada libre, he presenciado colas y colas de gente para entrar a las diferentes presentaciones. Hay días que hay que llegar temprano para buscar buenos asientos.

Un día participé con Púrpura Poesía en un Trueque de Libros en el edificio donde queda la biblioteca, y me permitió ver un auditorio donde hacen conferencias, seminarios, ponencias y más, había muchos estudiantes ese día. Hay muchas cosas de la universidad que sigo desconociendo, los laboratorios, adentrarme en los espacios del jardín botánico, recorrer todos los edificios. Hace años llegué a subirme en la ruta con amigos que ya no veo, y fui con gente o sin gente de la UNET a Chorro e mugre, un lugar cerca de la universidad que se llenaba de estudiantes escuchando vallenatos y tomando cervezas después de las clases y exámenes. Es un sitio referente y popular en la comunidad universitaria.

Y entre los vericuetos del vivir, entre las pausas y los movimientos, entre los años recorridos y los nuevos caminos, un buen día la profesora Melissa Manrique, excelente lectora de libros y titular de la universidad, me recomienda con una de las autoridades para trabajar en la UNET en el departamento de prensa (DICORI). Me quedé impresionado ante la propuesta, y sin pensar mucho dije que sí, ya a las dos o tres semanas tenía un escritorio con computadora, haciendo notas de prensa para la universidad, en el edificio administrativo. Fue una pasantía corta, y quizás no rendí como esperaba mi jefa, pero lo que hice traté de hacerlo de la mejor manera posible. Aprovecho y saludo a Lissette Ortiz, Jorge Labrador, a la periodista Rosana Ramírez y al hombre de la fotografía y la imagen como es Raúl Casanova, hijo del rector, con ellos y el equipo de prensa aprendí cosas de la vida, del trabajo, de la UNET, cosas sencillas que me permitieron crecer y reafirmar lo importante que es esta casa de estudio para el país. En la página oficial de la universidad todavía están algunas de las notas de prensa que escribí en este corto trabajo, que me hubiera gustado durar más, pero la vida tiene su tiempo ya escrito.

En esa breve temporada que trabajé en la UNET, y que lo escribo con orgullo, entre mi oficio de periodista también se había acordado dentro de mi trabajo unas grabaciones y entrevistas de mi proyecto audiovisual de Cuestiones de Lectura, entrevistar a personas vinculadas con la lectura y que hacen vida en la universidad: profesores y alumnos, preguntarles qué leen, cuáles libros consultan. Las entrevistas están en YouTube, escribiendo Cuestiones de Lectura UNET. Entrevisté a Raúl Casanova, a la profesora Andrea Pulido, al estudiante Iván López, y a la misma Melissa Manrique, pero fue en una entrevista previo al trabajo. Los días de grabación no los vi como días cualquiera, me iba entusiasmado desde donde vivo a la universidad y recorrí algunos espacios nuevos para la grabación. En esas semanas hubo una jornada sobre el libro y la lectura, y me invitaron para hablar sobre mi experiencia en el mundo del libro, lectura y escritura, hablé en el auditorio que mencioné anteriormente, por la biblioteca, en frente de una cantidad considerable de estudiantes, fue sin duda, una buena experiencia que conservo con cariño.

Este año la UNET cumple 50 años de servicio, investigación y formación para el pueblo tachirense, Venezuela y el mundo. Los habitantes de esta región debemos estar orgullosos en este nuevo aniversario, y ante todos los problemas que la universidad ha vivido por las crisis y coyunturas políticas, sociales y económicas del país, ha sobrellevado con entereza durante los años. He leído reportajes especiales del Diario La Nación y otros medios de comunicación sobre este nuevo año de la universidad y de todas las actividades que se han venido desarrollando. Este mismo sábado 11 de mayo a las 4:00 pm seguirán las celebraciones de la UNET con un concierto gratuito, con la participación especial de los pianistas Krisel Ovalles y Joel Acevedo, bajo la dirección del maestro Ramón Moncada, concierto organizado en conjunto con la gloriosa Escuela de Música Miguel Ángel Espinel. No queda otra que seguir celebrando estos 50 años de la UNET, y el deseo sincero que vengan otros 50 años más, y nos vemos en el concierto de este sábado. 

Lic. Comunicación Social

Locutor de La Nación Radio 

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